La Academia Sueca ha otorgado este lunes el Premio Nobel de Fisiología o Medicina a Victor Ambros y Gary Ruvkun por el descubrimiento del microARN y su papel en la regulación génica postranscripcional. El descubrimiento de los dos científicos pone luz sobre el proceso de cómo se regula la actividad génica. Por su descubrimiento, los dos científicos estadounidenses recibirán un premio en metálico de casi un millón de euros. El Nobel de Medicina es el primero de la ronda de estos prestigiosos premios, en los cuales seguirán los anuncios los días sucesivos de los de Física, Química, Literatura, de la Paz y finalmente el de Economía, el lunes que viene. El año pasado premio fue para Katalin Karikó y Drew Weissman por la vacuna de la covid basada en ARN mensajero.

El Premio Nobel de este año se centra en el descubrimiento de un mecanismo regulador vital utilizado en las células para controlar la actividad de los genes. Ambros y Ruvkun se interesaron por como se desarrollan los diferentes tipos celulares y descubrieron los microARN, una nueva clase de diminutas moléculas de ARN que ejercen "un papel crucial" en la regulación de los genes. "Su revolucionario descubrimiento reveló un principio completamente nuevo de regulación génica que resultó ser esencial para los organismos pluricelulares, incluidos los humanos. Ahora se sabe que el genoma humano codifica más de mil microARN", se destaca desde la Academia.

El descubrimiento de los dos científicos reveló "una dimensión totalmente nueva" de la regulación génica y los microARN están demostrando su importancia fundamental para el desarrollo y el funcionamiento de los organismos. La información genética pasa del ADN al ARN mensajero (ARNm) un proceso denominado transcripción, y por eso en la maquinaria celular para la producción de proteínas. Allí, los ARNm son transformados para que las proteínas se desarrollen de acuerdo con las instrucciones genéticas almacenadas en el ADN.

La historia del Premio Nobel

El magnate sueco Alfred Nobel (1833-1896) acumuló una fortuna considerable gracias a sus inventos, por encima de todos, la dinamita, que le reportó grandes ganancias, pero también le generó problemas éticos. Atormentado por las consecuencias del uso de la dinamita a la guerra e influido por la baronesa Bertha von Suttner (premiada después con el premio de la Paz en 1905), Alfred Nobel decidió legar su fortuna para recompensar a los benefactores de la humanidad. En su testamento, Nobel dispuso que su fortuna se invirtiera en valores mobiliarios y seguros, y que los intereses se dividieran en cinco partes iguales, que tendrían que destinarse a premiar personalidades en otros campos, sin atender nacionalidad.