La Organización Mundial de la Salud ya avisó de que había que vacunar toda la población mundial antes de ponernos la tercera dosis, ya que si no, sería contraproducente. Y ahora ya tenemos aquí las consecuencias: una nueva variante del coronavirus, la ómicron, que ha puesto en alerta todo el mundo. ¿Se podría haber evitado?
La ciencia dice que sí. "Las mutaciones víricas forman parte de la selección natural y son comunes. Cuando el virus entra en una célula, puede hacer copias de sí mismo, que se apaga, e infecta otras células. Y después, pasa a otra persona. Durante este proceso de copia en personas no inmunes, se puede producir una mutación, y a veces estas mutaciones pueden ofrecer una ventaja competitiva a los virus para propagarse de una persona no inmune a otra. Pero si una persona ya es inmune (por ejemplo, por la vacunación), entonces el virus no se puede propagar tanto entre las personas: se cortan las transmisiones y se evita la aparición de nuevas variantes", explica la epidemióloga Meru Sheel al The Guardian.
Así pues, los científicos creen que la ómicron ha nacido en un país sin vacunación y, por lo tanto, nos ha demostrado que la ausencia de una vacunación masiva mundial por el egoísmo de los países ricos ha hecho que el coronavirus haya mute y haya creado nuevas variantes. Ahora, estas nuevas cepas llegan a nuestros países y amenazan, incluso, con escaparse de las vacunas que teníamos hasta ahora. Todo un efecto bumerán.
"Probablemente, ha surgido en otro país y se ha detectado en Sudáfrica, que tiene muy buena capacidad y capacidad de secuenciación genómica. Podría ser una consecuencia de un brote, probablemente en algunas partes del África subsahariana, donde no hay una gran cantidad de vigilancia genómica y la tasa de vacunación es baja", ha apuntado a la CNN Michael Head, investigador principal en salud global de la Universidad de Southampton. En este sentido, también ha asegurado que se trata de una "consecuencia natural de ser demasiado lentos para vacunar el mundo".
Desigualdades en la vacunación
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), sólo el 7,5% de las personas en países de bajos ingresos han recibido al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus, mientras que el 63,9% de las personas en los países de ingresos altos han recibido como mínimo una inyección. Ya hace muchos meses que los expertos defienden más equidad en la vacunación y que los países pobres tengan acceso a las vacunas mediante un mayor suministro a través del programa Covax. Aunque todavía está pronto para decir si la ómicron causará un antes y un después en la pandemia de la covid, de momento, ya ha demostrado la importancia de actuar globalmente contra ella.
Sobre la nueva variante
La ómicron presenta una combinación atípica y alarmante de mutaciones que, en opinión de los científicos, podría hacer más contagioso el virus y ayudarlo a esquivar la respuesta inmunitaria del organismo. La Unión Europea también considera que ómicron tiene un riesgo "alto o muy alto" y "es más divergente que se ha detectado en cantidades significativas durante la pandemia hasta el momento, cosa que genera preocupaciones que pueda estar asociada con una transmisibilidad mayor, una reducción significativa en la efectividad de la vacuna y un mayor riesgo de reinfecciones".
Según ha explicado la doctora sudafricana Angelique Coetzee, una de las sanitarias que está estudiando la nueva variante desde su aparición, en la BBC, la ómicron presenta una sintomatología diferente: la mayoría de pacientes sufren una fatiga muy intensa y algunos también coinciden en tener el pulso acelerado y taquicardias. En cambio, a diferencia del resto de cepas, los infectados no sufren pérdida del gusto o del olfato.