La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune y neurodegenerativa que afecta a alrededor de 2,5 millones de personas en todo el mundo, especialmente en la población de entre 20 y 30 años, franja en la que es una de las enfermedades neurológicas más comunes. Y sobre todo entre las mujeres.

Se produce cuando el sistema inmune ataca a la mielina, una sustancia que envuelve las fibras nerviosas o neuronas, deteriorándose y provocando una inflamación que entorpece los impulsos nerviosos que circulan por las neuronas, con los consiguientes efectos en el organismo.

Los síntomas son muy dispares según las personas, pero generalmente suele producirse fatiga, falta de equilibrio, dolor, alteraciones visuales y cognitivas, dificultades del habla o temblor. Es difícil pronosticar el desarrollo de la enfermedad, pero se sabe que no es contagiosa, ni hereditaria, ni mortal. Hasta ahora no se conoce su causa ni su cura. Entre muchos científicos existe la creencia de que puede existir algún tipo de predisposición genética que juega un papel importante, con factores ambientales como el tabaquismo y las infecciones virales que pueden desencadenar genes de riesgo de sufrirla.


Ahora, una nueva investigación apunta a que existe un virus que puede desempeñar un papel importante en el desarrollo de la enfermedad. Se le conoce con el nombre HHV-6A  y forma parte de la familia del virus del herpes. Un número significativo de estudios epidemiológicos han determinado que la infección por este virus, así como una serie de otros factores ambientales, puede ser una de las causas de la aparición de la esclerosis múltiple.

La investigación

El estudio aparece en la revista Frontiers in Immunology y para llevarla a cabo se examinaron los anticuerpos en la sangre de 8.742 personas con esclerosis múltiple y otras 7.215 de características similares (lo que se conoce como control pareado) pero sin la enfermedad. Asimismo, se analizó otro grupo de 478 personas con predisposición a desarrollarla y otras 476 de control pareado.

En el grupo de las personas enfermas, los participantes fueron agrupados por edad en el momento del diagnóstico, sexo y residencia, mientras que en el de los predispuestos a desarrollarla fueron agrupados por sexo, fecha de los análisis de sangre y fecha de nacimiento.

Los investigadores examinaron los grupos y descubrieron que los participantes con la enfermedad tenían un 55% más de probabilidades de tener anticuerpos contra la proteína HHV-6A (es decir, habían contraído el virus) que los grupos de control. En el grupo con predisposición a desarrollar la esclerosis múltiple, las personas con los anticuerpos contra esa proteína tenían más del doble de probabilidades de desarrollarla. También comprobaron que, cuanto más temprano en la vida se descubra el virus, menor será la probabilidad de que la persona desarrolle la enfermedad.


Los científicos también encontraron que las personas que padecían otra variante del virus, llamada el virus de Epstein-Barr (EBV), también de la familia del herpes, además del HHV-6ª, tenían un riesgo aún mayor de desarrollar la patología. Según los especialistas, se trata de un gran avance en la investigación sobre las causas de esta enfermedad.