Hace un par de décadas llegó a los comercios un tipo de yogur que era desconocido para la mayoría de la población y que se hizo famoso gracias a un anuncio en televisión. En él, una señora mayor decía una expresión que se hizo viral durante un tiempo: “jroña que jroña”. Cuya traducción del griego no es otra que “años y años”.

Fue el momento en el que muchos descubrieron que existía el yogur griego. Un producto que se comenzó a vender enseguida con éxito en los supermercados, al menos durante el tiempo que duró la publicidad, y cuya frase de “años y años” hacía referencia a la enorme tradición que existía en el país heleno en la producción de ese tipo de yogur.

Qué es el yogur griego                   

El yogur griego se diferencia de otros yogures en que durante su elaboración pasa por un proceso de colado para eliminar el suero. El suero es un líquido que contiene lactosa, un azúcar natural que se encuentra en la leche y ante el que hay personas que presentan una intolerancia.

La elaboración de un producto como el yogur es un proceso de fermentación de la leche mediante cultivos vivos de bacterias beneficiosas. Y en el caso del yogur griego, la eliminación del suero que se produce durante el proceso hace que el producto final sea más espeso y cremoso que el yogur tradicional, más bajo en azúcar y con un sabor más agrio.

Pedazo de yogur

Eso sí, es importante que quede claro que no es lo mismo el yogur griego que lo que se comercializa como yogur estilo griego, que no es otra cosa que un yogur tradicional al que se le han añadido espesantes para que ofrezca un aspecto similiar al verdadero. Como es lógico, el yogur estilo griego no reporta los mismos beneficios para la salud que el original ya que su proceso de elaboración no es el mismo.

A continuación vamos a ver algunas de las ventajas que tiene para tu salud el yogur griego tradicional gracias a nutrientes como los probióticos, las proteínas, el calcio, el yodo y la vitamina B12.

Mejora de la salud ósea

Gracias al calcio y las proteínas que contiene ayuda a reducir el riesgo de osteoporosis, una dolencia degenerativa que afecta sobre todo a las mujeres y, en especial, tras la menopausia.

Una mejor salud intestinal

El yogur griego contiene probióticos, unas bacterias que ayudan a restablecer un equilibrio bacteriano saludable dentro del intestino. Sin embargo, y pese a que es un hecho que beneficia a algunas personas, un estudio científico de 2018 concluyó que hay otras que son resistentes a los beneficios de los probióticos, por lo que no se puede generalizar.

Aumenta el metabolismo

Comer yogur griego, como parte de una dieta equilibrada que incluye suficientes proteínas, carbohidratos ricos en fibra y grasas saludables, puede ayudar a aumentar el metabolismo.

Cuchara

Reduce el apetito

Al ser un alimento rico en proteínas, provoca que quien lo consuma tenga una sensación de saciedad durante más tiempo, con lo que la ingesta alimenticia puede ser menor durante el día. Hay estudios que afirman que un incremento de proteínas en la dieta hace que se consuman menos calorías, lo que contribuye a poder perder peso.

Fomenta la buena salud mental

Un estudio de 2016 descubrió que el consumo diario de 100 gramos de yogur probiótico ayuda a sufrir menor estrés, depresión y ansiedad. La razón tiene que ver con la conocida relación que existe entre el intestino y el cerebro, y la capacidad del intestino para producir neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina.

Desarrollo de la masa muscular

El yogur griego se ha demostrado como beneficioso para aumentar la masa muscular, en especial en aquellas personas realizan entrenamiento de resistencia y lo introducen en sus dietas.