El instructor del Caso Nóos, José Castro, ha enviado una carta al juez Santiago Pedraz en la cual lo informa que en el 2013, poco antes de imputar a la infanta Cristina por segunda vez, un abogado del despacho de Miquel Roca le propuso una reunión en una finca de Palma de Mallorca o Barcelona. La carta llegó este jueves por vía notarial en Pedraz, instructor del caso Manos Limpias-Ausbanc, y en ella le relata la visita de aquel abogado, Jaume Riutort, "en los días previos" que dictara, el 7 de enero del 2014, la segunda imputación de la infanta, después de la revocación de la primera por la Audiencia de Palma.
"El objeto de aquellas visitas parecía ser cumplir el encargo que había recibido del resto del equipo -de Roca- de intentar obtener una primicia informativa sobre cuál sería mi decisión al respecto, recibiendo siempre como única respuesta que estaba valorando toda la documentación que acababa de recibir y ya los notificaría la resolución que recayera", explica Castro. En la última de las visitas, prosigue el juez, el abogado le propuso una reunión con Roca en una finca de Mallorca o Barcelona, "garantizándome insistentemente que estaría en el abrigo de periodistas y fotógrafos, asegurándome en definitiva la más completa intimidad".
"No le pregunté cuál sería el orden del día de la reunión porque era obvio que el Sr. Roca y yo no teníamos más tema en común que el de la infanta Cristina de Borbó", insinúa el juez de Palma. La respuesta que dio al letrado fue que la reunión "tendría que tener lugar necesariamente en mi despacho" y "en horas de audiencia" y que así lo comunicara a Roca. Señala Castro que se quedó a la espera de la respuesta sobre aquella reunión, "la grabación de la cual, vistas las circunstancias, ya tenía previsto efectuar, igual que de la propia conservación que mantuviera" con Roca, por si, si se produjera la reunión al juzgado, optaba por denunciar los hechos.
Pero Roca nunca respondió y por lo tanto tampoco puede adivinar qué proposiciones se me hubieran podido hacer si hubiera concurrido a aquella pretendida reunión altamente secreta", pero "debieron resultar totalmente incompatibles con hacerlas en un ámbito normalizado" como su despacho. Dice además el juez que comentó estos hechos al fiscal Pedro Horrach por si tenía conocimiento y este le contestó con "uno conciso 'no'".
Cuándo conoció las informaciones sobre la presunta extorsión de Manos Limpias a los abogados de la infanta para retirar la acusación contra ella a cambio de tres millones de euros, se preguntó si también se había hecho al sindicato "un ofrecimiento similar" y que, al contrario que él, "aquel sí que llegara" a ser aceptado. Según la misiva, que Pedraz ha incorporado a la causa y de la cual ha dado traslado al fiscal Daniel Campos, Castro relata que el pasado 22 de abril puso estos hechos en conocimiento del decano de los juzgados de Palma, Francisco Martínez Espinosa, así como la posibilidad de ofrecerse como testigo en la causa de Manos Limpias.
El Decano, según el escrito, dijo que conocía Pedraz y va intermediar para que mantuvieran comunicación telefónica a través del móvil de Martínez Espinosa ante el "recelo" de Castro a hacerlo a través del suyo por su miedo de tenerlo intervenido, por aixòe este presenció la llamada "durante todo el tiempo que duró". Ante todo, según dice en su carta, Castro le manifestó en Pedraz su inquietud porque lo que le quería a comunicar se pudiera interpretar en primer lugar "como un interés personal de obtener información sobre sus diligencias, por eso cuánto menos supiera, mejor," y en segundo lugar que "desterrara cualquier equívoco sobre que pretendiera abogar por el sindicato Manos Limpias". De hecho, le dijo en aquella conversación que si la medida de prisión preventiva decretada para el líder de Manos Limpias, Miguel Bernad, "mereciera ser compartida" por su letrada en el caso Nóos, Virginia López Negrete, pues que "así fuera, igual que aplaudiría su expulsión" de aquella causa "si se constatara su responsabilidad en los hechos".