Con una puntualidad más suiza que italiana, a las 10 de la mañana ha empezado la ceremonia para despedir el papa Francisco, que dejó este mundo el pasado 21 de abril, y que hoy ha recibido el reconocimiento unánime en la plaza San Pedro, y posteriormente, sepultura en la basílica de Santa María la Mayor, donde dejó escrito que quería descansar en paz. El último adiós a papa Francisco, al hombre Jorge Mario Bergoglio, ha sido un homenaje multitudinario, en el que han participado 400.000 personas -según fuentes del ministerio del interior italiano- entre el funeral y el recorrido del cortejo por las calles de Roma, que ha tenido una ceremonia fúnebre solemne, emotiva y respetuosa, con una plaza San Pedro que se ha llenado por completo. Allí también se han congregado los más altos cargos de la Iglesia católica y 150 delegaciones internacionales con jefes de Estado y de Gobierno, reyes, príncipes, representantes de las máximas instituciones, con nombres tan destacados como Donald Trump, Volodímir Zelenski, Javier Milei, Emmanuel Macron, Giorgia Meloni y la líder de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y con una delegación española encabezada por los reyes Felipe VI y Letizia, las vicepresidentas María Jesús Montero y el ministro Félix Bolaños y en el que también ha formado parte el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. La misa exequial, presidida por el cardenal Giovanni Battista Re, decano del colegio Cardenalicio, fue profundamente respetuosa y estuvo cargada de simbolismo, con lecturas en varios idiomas y un ambiente de recogimiento y silencio conmovedor.

"Compromiso incansable" con la paz
Una ceremonia sencilla, con pocos elementos de ostentación, en la cual ha quedado patente la profunda admiración y el afecto que el papa Francisco despertó en el mundo entero, y en la que se ha destacado la figura reformista y próxima del papa, su lucha por los pobres y su legado de humildad y compromiso social. Y donde se ha recordado su "compromiso incansable" con la paz, ante los líderes mundiales, y después de que precisamente Trump y Zelenski se hubieran encontrado a solas, cara a cara, en el emblemático escenario de la basílica de San Pedro para hablar de cómo poner fin a la guerra de Ucrania y Rusia. "El papa Francisco ha alzado su voz, incesantemente, implorando la paz e invitando a la sensatez y a la negociación. Según él, la guerra es una derrota dolorosa y trágica para todo el mundo. Construir puentes y no muros es una exhortación que repitió muchas veces", ha señalado el cardenal Re, en la lectura de la homilía. El decano del Colegio Cardenalicio también ha asegurado que "el intenso pontificado" de Jorge Mario Bergoglio "ha tocado mentes y corso". "La última imagen pública del Papa seguirá para siempre en nuestros ojos y en nuestro corazón", ha recalcado Giovanni Battista Re.

Orden protocolario en francés
El féretro del papa Francisco ha sido cargado en los hombros de los sediarios pontificios, que lo han llevado a paso solemne hasta el altar habilitado delante de la basílica de San Pedro, bajo un sol de justicia. En primera fila se han situado los presidentes de Argentina, patria del Papa, y de Italia, por su condición de obispo de Roma. Después se han colocado los representantes de casas reales y los otros presidentes por orden alfabético francés, idioma tradicional de la diplomacia vaticana, aunque el latín es la lengua oficial de la Santa Sede y el italiano se utiliza ampliamente el día a día del Vaticano. El público de la plaza de San Pedro del Vaticano ha aplaudido a Zelenski cuando ha aparecido en las pantallas gigantes instaladas para seguir las exequias, en varios puntos estratégicos en torno a la plaza de San Pedro y en zonas próximas de Roma.

El cortejo fúnebre recorre Roma
Una vez finalizada la ceremonia eclesiástica, que ha durado en torno a las dos horas, se ha dado paso a un cortejo fúnebre que se ha realizado con un papamóvil blanco abierto para mostrar el cuerpo del papa a los miles de fieles que se han apostado a lo largo del recorrido, que ha pasado por varios lugares emblemáticos de Roma. La comitiva ha salido de la Ciudad del Vaticano por la Puerta del Perugino se ha dirigido hacia la Basílica de Santa María la Mayor en un trayecto que tenía que durar entre 30 y 40 minutos y que tenía que ir a 10 km/h, pero que ha dado la sensación de que el vehículo iba más de prisa de lo que se preveía.

Pope Francis’ final procession, on his way to Santa Maria Maggiore! pic.twitter.com/n55wSRA5lz
— Darius Arya (@DariusAryaDigs) April 26, 2025
Rito de inhumación privado
Una vez ha llegado a Santa María la Mayor, ha sido recibido por grupo de migrantes, personas sin techo, tomados y del colectivo trans, representantes de aquellos colectivos que han sido tradicionalmente más marginados por la iglesia, y que Francisco defendió y quiso integrar. "Los últimos del Evangelio serán los últimos a acogerlo", ha afirmado la Santa Sede. En el instante previo al entierro, varios niños depositaron flores en honor en el papa Francisco, cumpliendo así uno de los últimos gestos de despido antes de su inhumación en el interior del templo, en la nave izquierda, entre la Capella Paolina, la cual alberga la Virgen Salus Populi Romani, y la de la familia Sforza. Francisco ha recibido sepultura con un rito de inhumación de carácter privado, solo rodeado de la familia y personas de la máxima confianza, en que ha acabado con un rosario público en su recuerdo. Sus restos ya descansan en un sepulcro sencillo, con una lápida en el cual se puede leer 'FRANCISCUS' (su nombre en latin) y con una representación de su cruz pectoral en la pared, tal como él había dispuesto en vida. La tumba del papa se podrá visitar a partir de este domingo.
