Un juez ha dado 5 días hábiles a la Universitat de Barcelona para que justifique el experimento con 38 cachorros de perro beagle y, si no, lo podría paralizar. Un juez del contencioso administrativo de Barcelona ha admitido a trámite una demanda de la Comissió de Protecció dels Drets dels Animals (CPDA) del Il·lustre Col·legi de l'Advocacia de Barcelona (ICAB) junto con la Asociación Lex Ànima. Los demandantes solicitan medidas urgentes para "salvaguardar la integridad física" de los animales. El proyecto incluye utilizar 38 perros de la raza beagle para el ensayo, a pesar de que la Universitat de Barcelona (UB), propietaria del Parc Científic, ya ha anunciado que los seis primeros que se usarán serán dados en adopción después, aunque ha reconocido que más adelante tendrán que sacrificar 32 de ellos en los laboratorios de Vivotecnia en Madrid para poder hacerles una necropsia.

Los abogados en defensa de los animales consideran urgente actuar: "Ante el evidente interés público que ha generado la licitación, requiere que se actúe con más control del contrato y, por lo tanto, actuar de forma cautelar adoptando las medidas necesarias para proteger los perros beagle con los cuales se pretende experimentar hasta la muerte". En la misma línea, los letrados tienen claro que existe un método alternativo por investigar con el fármaco con que se experimenta. El ICAB ha adjuntado en la demanda un informe científico que lo demuestra y remarca que la ley de protección de los animales prohíbe experimentar con estos si hay una alternativa.

Necropsias

Para este estudio, el Parc Científic de Barcelona acoge una empresa que lidera un proyecto del programa Retos Investigación, del Ministerio de Ciencia e Innovación, y su objetivo es desarrollar un fármaco antifibrótico para tratar la fibrosis hepática y la mielofibrosis. "Se trata de enfermedades que cada vez tienen mayor incidencia —en Europa, la fibrosis hepática afecta aproximadamente el 2,1% de la población y la mielofibrosis, entre 1 y 9 de cada 100.000 habitantes—, por las cuales actualmente no hay disponible ningún tratamiento eficiente", argumenta el parque científico. También indica que, según la normativa europea, antes de probar el tratamiento en humanos es obligatorio hacer el estudio de toxicidad en dos especies de mamíferos, y es imperativo que una de las dos no sea una especie roedora. Por eso es necesario hacer el tratamiento con algún otro tipo de animal —en este caso, perros beagle—, para saber si posteriormente podría probarse en humanos, indica el comunicado. "Actualmente, no se conoce ningún método alternativo al uso de estos animales que pueda sustituir la metodología de este tipo de investigación", han remarcado los científicos del parque y de la universidad. En este sentido, recuerdan que la Confederación de Sociedades Científicas de España ha reconocido que el uso de los animales es "una práctica necesaria para avanzar en el estudio de tratamientos, técnicas quirúrgicas o bovinas, entre otros."