El agente de la Guardia Urbana de Barcelona que fue detenido ayer por la implicación en el asesinato de otro agente, cuyo cadáver apareció carbonizado cerca del pantano de Foix, fue condenado en el año 2013 por agredir a un mantero.
La sentencia castigó al policia local a una multa de 600 euros por "golpear más de diez veces al vendedor sin que este presentara ninguna resistencia". Los golpes fueron "gratuitos e inncesarios", según indica el texto. El juez constató que la conducta del agente "no estaba amparada de necesidad ni en el ejercicio del deber". Los hechos sucedieron el año 2012.