Una tercera agente de la Guardia Urbana implicada en el crimen del Pantà de Foix. Según publica La Vanguardia, se trata de una investigadora del cuerpo que habría ayudado a la agente detenida a limpiar la sangre que había en su casa.
En un principio, lo habría hecho pensando que era la regla de su perra, pero al cabo de una semana descubrió lo que era realmente. Según esta información, la agente sospechosa llamó a su amiga porque estaba sola y quería compañía: tenía miedo después de que su novio hubiera aparecido muerto en el maletero de un coche. En aquel momento, la arrestada estaba de baja y le habían retirado el arma.
Sin embargo, la investigadora sí que la llevaba. Este habría sido, precisamente, uno de los argumentos que le habría dado para convencerla. Una vez en su casa, en un chalet entre Vilanova y Cubelles, le habría pedido que le ayudara a limpiar la sangre de su perra.
Según La Vanguardia, la investigadora no desconfió del agente y no fue hasta que detuvieron a su amiga, una semana después, cuando se van levantaron las primeras sospechas. A partir de aquí, se habría presentado voluntariamente en una comisaría de los Mossos para explicarlo. Cuando menos, su condición de testigo no ha cambiado en ningún momento y la policía habría dado por buena su versión porque no la han imputado.