Este martes, 7 de febrero, el caso del agente de la Policía Nacional que se infiltró en movimientos sociales y anarquistas de Barcelona para conseguir información ha saltado a la prensa internacional. La corresponsal del diario Le Monde en Madrid, Sandrine More, firma un reportaje sobre el caso del mallorquín que, haciéndose pasar por un joven libertario a pesar de ser agente de Información de la Policía Nacional, penetró en los movimientos sociales hasta el punto que consiguió tener las llaves de algunos de los centros sociales autogestionados por el colectivo okupa y libertario de la capital de Catalunya.
Durante la misión secreta, el hombre mantuvo contacto con varias personas del entorno social y alternativo de Barcelona y participó en decenas de actos en fiestas mayores alternativas y protestas sociales completamente mimetizado con el entorno. Llevaba tatuajes con símbolos anarquistas y cresta. Si bien primero generó algunas dudas, poco a poco se fue ganando la confianza de los otros militantes y fue consiguiendo más información. El hombre, originario de Mallorca y agente de la Policía Nacional de las últimas promociones, hacía estancias fuera de Barcelona, para visitar a la familia, pero siempre acababa volviendo. Hasta que el semanario La Directa publicó que se había identificado un primer agente de la Policía Nacional infiltrado en movimientos de la izquierda independentista de Barcelona. Pocas semanas después, el mismo semanario publicó este segundo caso, el de Dani, el protagonista de este reportaje en el diario Le Monde.
Los encuentros sexuales del agente, en los juzgados
Los encuentros sexuales que el agente encubierto mantuvo con algunas de las personas investigaba han acabado en los juzgados. Parte de las chicas que mantuvieron relaciones con el policía han presentado una querella por abuso sexual continuado, ataque a la integridad moral, revelación de secretos y privación del ejercicio de los derechos fundamentales. Según el diario francés, esta estrategia de la Policía Nacional para conseguir información de movimientos anarquistas choca contra la estrategia feminista que está llevando a cabo el Gobierno, que es quien controla también a la policía.
Las mujeres que han denunciado al policía aseguran que si bien sí que consintieron las relaciones sexuales con el agente, no lo hubieran hecho si hubieran sabido que era policía, y, por lo tanto, aseguran, según recoge la querella presentada por Irídia y la CGT, "violencia sexual institucionalizada". En el reportaje de Le Monde, la periodista también destaca que en algunos círculos, próximos a la policía, se considera el agente, que ahora ha sido enviado a una embajada para estar alejado de Barcelona, como un "cupido-héroe".
El conseller Elena pide explicaciones al ministro
Cuándo se destapó el caso, el conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, "del partido que es socio habitual del Gobierno", asegura el artículo, reclamó al ministro del Interior, el socialista Fernando Grande-Marlaska, explicaciones sobre estos casos de infiltraciones por parte de la Policía Nacional a "organizaciones sociales y políticas democráticas y legítimas". El conseller lo pidió por carta al titular de Interior, pero todavía no se ha recibido respuesta.