Todas las regiones costeras están en peligro por culpa del cambio climático y justamente, el Mediterráneo es un área de especial riesgo. En esta definición entra la costa catalana, la cual sufre el riesgo de perder buena parte de sus playas, según alerta a Greenpeace en un informe. Las playas del país están expuestas a todo tipo de riesgos más allá del calentamiento global y sus consecuencias, como el exceso de urbanización, las contaminaciones o la canalización, soterramiento y desvíos de cauces fluviales. Todas estas actuaciones han provocado desequilibrios que se traducen en el retroceso y la pérdida de las playas, y con ellas, su función de barrera protectora, hecho que supone un riesgo para millones de personas residentes en el litoral. La ONG calcula que se van a perder playas en los próximos diez años.
Con los últimos temporales ya se ha visto que las playas catalanas van desapareciendo, en el cual se suma la estimación de la subida del nivel del mar de cara a 2030. El informe Crisis en Toda Costa 2024. Análisis de la situación del litoral ante los riesgos de emergencia climática hace una radiografía del estado de los más de 8.000 kilómetros de costa española. En el documento se apunta que en seis años se esperan impactos muy graves en la costa de Catalana. La situación es especialmente grave en la costa del Maresme, donde el aumento de la erosión, la reducción de aportaciones naturales de sedimentos y la destrucción de los ecosistemas costeros provocan, igual que otros puntos del Levante, que las playas prácticamente desaparezcan en invierno. El peor caso es el de la playa de Montgat, donde ha desaparecido el 90% de la arena.
Los paseos marítimos están en duda. Juegan un papel muy negativo para la supervivencia de las playas al limitarlas, impidiendo que ejerzan su papel como disipadoras de la energía que viene del mar. Los 11 paseos marítimos con más riesgo de sufrir las consecuencias de la crisis climática se concentran sobre todo en la mitad norte de Catalunya: Lanzó, L'Escala, Pineda de Mar, Vilassar de Mar, Premià de Mar, El Masnou, Montgat, Salou, L'Ampolla y dos paseos marítimos de Sitges.
¿Qué se puede hacer?
Desde la ONG urgen a actuar ante esta situación y han asegurado que solo con una reducción moderada de las emisiones de gases de efecto invernadero se podría evitar el 40% del retroceso de las playas en todo el mundo. Además, rechazan las regeneraciones artificiales de playas y la reconstrucción de paseos marítimos, ya que se ha demostrado que ya no sirven. Por el contrario, ha apelado a soluciones locales según la realidad de cada tramo de litoral, todo y qué acordadas por las administraciones y participadas por la ciudadanía.
Greenpeace propone aplicar medidas ambiciosas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, normativas de adaptación y protección de la costa, devolver la calidad ambiental a los espacios costeros, acabar con la contaminación, poner freno en la turistificación masiva limitando, por ejemplo, vuelos y cruceros y la limitación de alojamientos turísticos e impedir la construcción de barreras artificiales. Así como recuperar las zonas inundables, revisar la delimitación que determina el dominio público marítimo-terrestre y promover la investigación científica, entre otros.
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