La mitad de la población mundial tiene o experimentará la menstruación. Los tampones se utilizan habitualmente para controlar el sangrado menstrual y, concretamente, se estima que entre el 43-46% de las mujeres menstruantes en España y Francia y el 52 y el 86% en los Estados Unidos utiliza tampones. Los tampones son tapones de algodón y/o rayón/viscosa que se introducen por vía vaginal para absorber y retener la sangre menstrual. Estos, incluyen un núcleo absorbente, una cubierta exterior no tejida, una cuerda de retirada y también pueden incluir un aplicador (cartón o plástico) para la inserción. Este objeto tanto cotidiano y, aparentemente, inofensivo, podría ser perjudicial para la salud.

Un estudio de la Universidad de California (EE.UU.) ha encontrado arsénico, plomo y otros metales tóxicos en varias marcas de tampones que se comercializan en los Estados Unidos y algunos países de Europa. Los investigadores han analizado 18 líneas de productos de hasta 14 marcas y han encontrado "concentraciones de varios metales tóxicos", según la investigación publicada en Environment International. El estudio buscó específicamente arsénico, bario, calcio, cadmio, cobalto, cromo, cobre, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo, selenio, estroncio, vanadio y cinc - y encontró "concentraciones mesurables de los 16 metales evaluados", señala CBS News.

El estudio no cita ninguna marca

"Los resultados sobre los niveles de metal variaban en función de si los tampones se vendían a los EE.UU., el Reino Unido o la UE, de si eran ecológicos o no y de si eran de marca o de supermercado", detalla por parte suya el medio Sky News. Las mujeres menstruantes pueden utilizar más de 7.400 tampones a lo largo de su vida (4 tampones/día). Según el estudio, los tampones orgánicos tenían niveles más altos de arsénico, mientras que los no orgánicos contenían más plomo. El estudio no cita ninguna marca concreta y, por lo tanto, no es posible saber qué tampones son los peligrosos.

Los metales son sustancias inorgánicas presentes de forma natural y no biodegradables en el medio ambiente. Hay varios riesgos para la salud asociados a la toxicidad por metales pesados. La presencia plausible de metales en tampones es preocupante no solo dados los efectos adversos conocidos de la exposición a los metales sobre la salud, sino también las características del epitelio vaginal que permiten una eficacia química.

Las sustancias químicas absorbidas por vía vaginal no sufren un metabolismo y desintoxicación de primer paso a través del hígado y entran directamente en la circulación sistémica. Los investigadores, dirigidos por la doctora Jenni Shearston, señalan que hacen falta más estudios para determinar si los metales se filtran a través de los tampones, cosa que sería especialmente preocupante dado que la piel de la vagina es más permeable que la de otras partes del cuerpo.