El 19 de octubre de 1989, la central nuclear de Vandellòs I, en Tarragona, sufrió un incendio después de una explosión que se produjo a causa de un fallo mecánico en una turbina. El accidente, considerado el suceso nuclear más grave que se ha producido en territorio del Estado español y en la Europa occidental, afectó al sistema de refrigeración del reactor, que quedó gravemente dañado, y al ordenador de control. A consecuencia de este incidente, la central nuclear se cerró y se procedió a su desmantelamiento parcial. Después del cierre, se decidió enviar los residuos radiactivos a Francia para su almacenamiento temporal, dado que España no contaba con un almacén adecuado para gestionarlos. Después de años de retrasos, el Gobierno de Pedro Sánchez ha iniciado el proceso administrativo para la construcción del almacén temporal en el emplazamiento de Vandellòs I, que se espera que esté operativo en el 2027 y que permitirá el retorno de estos residuos en el 2028.

Inicio del proceso de audiencia pública

Según informa El Periódico, el BOE está a punto de publicar el inicio del proceso de audiencia pública del proyecto de construcción de este almacén temporal y también de su estudio de impacto ambiental, que ha ultimado el Ministerio para la Transición Ecológica que dirige la vicepresidenta Sara Aagesen. A partir de este momento, el proyecto tendrá que conseguir el informe favorable del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) y el gobierno aprobar la declaración de impacto ambiental, y si todo sigue su curso, a principios de 2026 se podrán licitar las obras de construcción del almacén y poner fin a los retrasos acumulados, que están causando un gran perjuicio económico a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa), que es la encargada de la gestión de los residuos radiactivos (RR) y del combustible gastado, que constituye una cuestión de interés nacional y que exigen unas garantías máximas de seguridad.

La construcción de este almacén temporal se enmarca dentro del 7.º Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR), aprobado en diciembre del 2023, que descartó la opción de un único almacén temporal centralizado (ATC) en Villar de Cañas (Cuenca), en favor de siete almacenes individuales en diferentes ubicaciones. Los residuos que se repatríen desde Francia se quedarán temporalmente en el almacén que se construirá en Vandellòs I, cerca de medio siglo, hasta que en el 2073 entre en servicio el Almacén Geológico Profundo (AGP), el cementerio nuclear definitivo que todavía no tiene un emplazamiento concreto (la elección se hará entre el 2017 y el 2031), pero que se tiene que construir a una profundidad alrededor de los 500 metros y en formaciones geológicas estables. El AGP está diseñado para almacenar los residuos durante miles de años, proporcionando una solución a largo plazo.

Múltiples retrasos

El traslado de los residuos y del combustible gastado de Vandellòs I a Francia |para su reprocesamiento, con el fin de reducir su radioactividad y permitir su almacenamiento posterior, tenía que ser una solución provisional mientras España desarrollaba sus propias instalaciones para almacenar los residuos radiactivos. Los planes iniciales preveían el retorno de estos residuos en el 2010, posteriormente en el 2015, en luego el 2017, pero estos plazos no se cumplieron. Los gastos por el reprocesado, el transporte, almacenando, los contenedores y el acondicionamiento de estos residuos en Francia han tenido un coste que supera los 800 millones de euros. Y además, España paga a Francia por estos retrasos unas multas que suben actualmente a unos 85.000 euros diarios.

Multas millonarias

Enresa lleva desde el 1 de julio del 2017 pagando esta multa diaria a la compañía francesa Orano (antigua Areva) por incumplir los acuerdos y no retornar a España a tiempo estos residuos de Vandellòs I, que se encuentran almacenados en La Hague, y que fueron generados a consecuencia del reprocesamiento del combustible gastado en la central tarraconense en las instalaciones de Marcoule. España llevaba acumulados más de 200 millones de euros en multas hasta julio del 2024, y la cifra seguirá sumando hasta que se puedan repatriar los residuos en el 2028, como está previsto. Por lo tanto, esta cifra escalará hasta los 350 millones cuando esté acabado el almacén temporal. En el momento en que España pueda repatriar los residuos, podrá recuperar gran parte de las penalizaciones abonadas, y la compañía francesa cobraría solo por la tarea de almacenado realizada durante estos años.

Vandellòs I, en fase de latencia

Vandellòs I estuvo 17 años en funcionamiento y ya lleva más de 35 años inactiva, desde su cierre en 1989. Actualmente, el antiguo reactor está cubierto por un sarcófago de hormigón y la central se encuentra en fase de latencia (nivel 2) desde el 2003, que es un periodo de espera y monitorización que sigue al desmantelamiento parcial de la central, y que dura unos 25 años. El desmantelamiento completo (nivel 3), que incluye el desmontaje del cajón del reactor y las estructuras internas restantes, está previsto que empiece en el 2028, por eso el almacén temporal que se construirá en sus alrededores debe estar acabado aquel año. Mientras tanto, su central hermana, Vandellòs II, continúa en operación. De hecho, Vandellòs II tiene programado el cierre para el 2035, aunque está la posibilidad de que su vida útil se extienda más allá de esta fecha.