Amaia Martínez Suescun, de 26 años y de Navarra, y Carina Fuentes, de 34 años y de la Pobla de Segur, son las primeras médicos MIR (Médico Interno Residente) de medicina forense que acoge Catalunya, con el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Catalunya (IMLCFC), situado en Barcelona, acreditado como Unidad Docente por el Ministerio de Sanidad. Hasta el año pasado, la especialidad de medicina legal y forense solo se podía realizar a través de escuelas de formación, sin poder trabajar a la vez que el médico se forma (la llamada residencia), como en el resto de especialidades. Una reforma legal, muy reclamada, ha permitido este cambio y en la convocatoria del examen MIR de 2022 se pusieron en marcha estas unidades formativas de medicina forense, aunque con solo 8 plazas a todo el Estado español. Amaia ocupó la primera en Catalunya, y Carina, la segunda y única que se ofrece en el IMLCFC este año. El director del Instituto de Medicina Legal y Forense, Eneko Barbería, explica que con este programa se persigue formar a buenos profesionales y al mismo tiempo "transformar el instituto" para que se mantenga pionero y se dote del mejor equipo, y por eso, el Departament de Justicia sufraga la unidad docente forense, que incluye el sueldo de las médicos, fijado por ley. El año que viene el IMLCF prevé ofrecer dos plazas y más adelante, cuatro.

La consellera de Justicia, Gemma Ubasart, defensora de la formación y de la evaluación de todos los programas públicos para comprobar su eficacia, se reunió con las dos médicos MIR y el director del Instituto de Medicina Legal, este martes, para conocer este programa pionero. Amaia Martínez y Carina Fuentes han conversado con ElNacional.cat sobre la experiencia de ser las primeras MIR de la especialidad forense en Catalunya, junto con el director del IMLCFC, que ha destacado la gran profesionalidad y motivación de las dos médicos. Los profesionales del Instituto de Medicina Legal y Forense trabajan para la Administración de Justicia, auxilian a jueces y fiscales, desde aclarar la causa de una muerte violenta a explorar a una víctima de agresión sexual o determinar que una persona necesita un internamiento psiquiátrico contra su voluntad para su seguridad y la de sus familiares.

Las dos médicos conversan con la consellera de Justicia y el director del IMLCFC, a la entrada del Instituto en Barcelona.  / Foto: Carlos Baglietto

Dos etapas en 4 años

"Tenía muy claro que quería hacer la especialización forense y los forenses de Pamplona, con quienes me formé, me recomendaron el centro de Barcelona", declara Amaia Martínez, que asumió que el hecho de ser de las primeras residentes MIR forense podría haber alguna disfunción o cambio en el programa. No se equivocó. Con la especialidad forense escogida, la formación cambió. Primero se planteó 2 años de residencia en hospitales asociados, en Catalunya se hace con el Hospital de Bellvitge y el de Sant Joan de Déu, y 2 años en el Instituto de Medicina Legal, y al final, el ministerio determinó 1 año en el hospital y 3 en el Instituto de Medicina Legal. Un ajuste acertado para las médicos.

La formación de la unidad forense del instituto está bien pautada, y dirigida por una tutora. En el primer año de residencia en el hospital, los MIR hacen rotación por diferentes ámbitos, como cirugía ortopédica y traumatología, rehabilitación, pediatría, psiquiatría, atención primaria y medicina interna en el CUAP de Manso, donde los Mossos llevan a las personas detenidas por si requieren asistencia sanitaria, y ginecología, entre otros. Una vez en el instituto, los residentes aprenden y trabajan en psiquiatría penal, en la clínica médico-forense del ámbito civil, patología forense, laboratorio forense, como también en el servicio clínico de violencia sexual o de asistencia a menores. Acabada la formación, el especialista forense tiene que superar unas oposiciones si quiere continuar en el Instituto de Medicina Legal y Forense.

"En el hospital, me han preguntado que si me tenía que centrar en hacer autopsias por qué trabajaba con personas vivas", explica Martínez, hecho que evidencia que los distintos trabajos que incluye la Medicina Legal y Forense no solo es desconocido en la sociedad en general. En este sentido, el director del instituto defiende esta rotación en los centros hospitalarios y la considera útil para trabajos posteriores, como la psiquiatría forense, porque "están muy relacionadas".

El trayecto profesional de Carina Fuentes es diferente. Se especializó en Medicina de Família, y después decidió cambiar de especialidad, con la cual se vio obligada a hacer un nuevo examen MIR. Fuentes comparte el interés de Martínez por la anatomía patológica, y desde el mayo pasado está de residente en el hospital, donde defiende esta formación porque "aporta una visión global". Además, tendrán que evaluar casos, que primero han sido definidos en el hospital, como evaluar las secuelas de una víctima de agresión sexual o de accidente de tráfico. "Impresiona más una persona viva, que una muerta, con todos los respetos por la persona difunta; empatizas con la persona y sus emociones", afirma Carina con sinceridad. Se refiere a casos en que los profesionales tienen que atender y evaluar víctimas que han sufrido graves violencias. Barbería lo comparte: "Hay víctimas que impresionan mucho."

Carina Fuentes y Amaia Martínez, repasan un informe con el director del IMLCFC, Eneko Barbería. / Foto: Carlos Baglietto

 

Alumnos que trabajan

¿Y qué mejoraría de la unidad formativa forense? "Hace falta un cambio de mentalidad. Que vean que somos residentes: que trabajamos, que no solo somos alumnos, que nos formamos y trabajamos al mismo tiempo", manifiesta Amaia Martínez. El director del Instituto insiste en la esencia de esta unidad: "La persona residente trabaja y se forma cada vez más y de forma progresiva." Es decir, que el residente tiene que adquirir un número cada vez mayor de conocimientos y responsabilidades en las actividades medicolegales y forenses. En el caso de Amaia, ahora está en el área de psiquiátrica forense, donde hace la exploración de una persona para determinar si es imputable o no; es decir, si tiene las capacidades cognitivas para afrontar un juicio o no. Explica que en algunos casos hace ella la exploración y comparte con el doctor el resultado, o hace el informe, que es supervisado por el superior.

Y también investigan

La unidad forense del Instituto de Medicina Legal y Forense de Catalunya también permite a los residentes realizar investigación científica, la preparación de sesiones, y la asistencia a jornadas. No es teoría. Amaia Martínez ha participado en unas jornadas de medicina forense en Vigo, donde presentó una primera investigación sobre la relación entre los suicidios en la provincia de Barcelona y los internamientos involuntarios, en el cual se veía que más hombres se quitaban la vida y que las mujeres, muy jóvenes, eran ingresadas. Para confirmar estas hipótesis y concluir el estudio, la médico, con el apoyo del Instituto, ha pedido una beca al Centro de Estudios Jurídicos y Formación Especializada (CEJFE), órgano que también depende del Departament de Justicia.

Las médicos y el director del Instituto de Medicia Legal y Forense, durante la entrevista. / Foto: Carlos Baglietto

¿Y si se marchan?

Amaia y Carina expresan que están muy contentas aquí, y que recomiendan esta residencia. ¿Pero, y si al final de la formación, deciden marcharse del Instituto? "Es un riesgo", admite Eneko Barbería, que al mismo tiempo recuerda las cifras del Instituto de Medicina Legal y Forense de Catalunya para demostrar su potencial. Trabajan 285 profesionales, de los cuales 194 son de cuerpos especiales, como los forenses. El año 2021 se hicieron 4.106 autopsias (la media anual); 37.793 asistencias de lesionados; 10.326 asistencias judiciales; 9.950 expedientes de internamientos psiquiátricos involuntarios, y más de 6.000 asistencias relacionadas con violencia a la mujer.

El director también recuerda que el Instituto es el primer centro donante de tejido músculo-esquelético para uso clínico en Catalunya: el año 2022 registró 396 donaciones provenientes de cadáveres, como córneas, válvulas, arterias y piel. Una actividad pionera, iniciada el año 2016 y que sigue siendo el único instituto en el estado español que hace este servicio. O, desde el año pasado, el Instituto tiene una Unidad de Valoración Forense de Víctimas de Tráfico de Seres Humanos, la primera en el estado español, entre otras iniciativas más.

En conclusión, un programa formativo pionero dentro de un futuro difícil. El sistema sanitario catalán hace tiempo que tiene alarma encendida sobre la falta de profesionales a causa del gran volumen de trabajo y la precariedad de sus condiciones laborales, según denuncian los sindicatos, y que añaden que se incrementará con la jubilación del 30% de los facultativos en los próximos cinco años.