Basta con una imagen para reconocer a Amarna Miller (Madrid, 1990), pero hace falta tener una conversación a fondo o leerla bien para entender y comprender la visión que tiene sobre el rompecabezas que significa ser mujer en la sociedad actual, con todos los estigmas y juicios que comporta.
Hagamos memoria. A muchos os sonará la cara de Miller por el vídeo promocional donde presentaba el Salón Erótico de Barcelona en 2016. En él, plasmaba una crítica clara y directa, sin ningún tipo de escrúpulo, a una sociedad "asquerosamente hipócrita". Vale la pena recuperarlo:
Miller es licenciada en Bellas Artes y activista a favor de los derechos de la mujer. Ahora, acaba de publicar Vírgenes, esposas, amantes y putas, toda una declaración de intenciones donde tal como define la autora, "intento hablar del significado que es para mí ser mujer, tratando sobre todos aquellos estigmas y problemáticas que nos afectan a todas como pueden ser la violencia sexual, el abuso, el miedo a la violación, el maltrato, etc.". Una narración y un ejercicio de vulnerabilidad, como detalla Miller, por el hecho de hablar "desde el yo", explicando su propia experiencia personal.
Miller pretende buscar los puntos de conexión entre todas las mujeres que viven en la sociedad actual
"La sociedad actual tiene un problema de empatía, nos cuesta mucho ponernos en la situación de aquellas personas con quienes no compartimos vida, ideología o valores". Por eso, a pesar de que en un inicio la autora pensaba en un público objetivo femenino, invita también a los hombres a leerlo: "Hay problemáticas que nos afectan a las mujeres y que desde otras perspectivas puede ser complicado hacerse a la idea de lo que suponen si no se viven".
Feminismos (en plural) que suman
Si en algún campo ha sido polémica Amarna Miller, este ha sido por su posicionamiento feminista después de haber pasado por la industria de la pornografía, un hecho que algunos grupos del feminismo han criticado y rechazado públicamente.
Miller defiende que "el feminismo ganador es aquel que escucha e intenta empatizar a pesar de no compartir". Y añade; "Si no piensas como todo el feminismo hegemónico piensa, eres una aliada del patriarcado, y eso nos hace caer en totalitarismos y en situaciones que resultan delirantes", un hecho que deja de lado la crítica constructiva y el pensamiento crítico.
No busco alumnos, busco cómplices, personas que tengan ganas de cuestionarse su realidad
Miller invita al lector a cuestionarse su realidad, "me gusta que haya personas que puedan pensar diferente a mis valores, porque eso significa que se está poniendo en práctica este pensamiento crítico y esta tolerancia de la que hago apología". La autora parte de la idea de que todas las críticas constructivas nos tienen que ayudar a deconstruirnos y ayudarnos a evolucionar.
"No quiero hombres aliados, quiero hombres feministas"
Respecto al papel que tienen que tener los hombres dentro del feminismo, Miller lo tiene claro. "La palabra aliado me chirría; 'aliado' es alguien que secunda tu lucha desde la distancia, y con el feminismo lo que se tiene que conseguir es convencer y tener a cuántas más personas mejor al mismo lado, incluyendo a los hombres". La autora afirma, contundente; "no quiero hombres aliados, sino hombres feministas que se impliquen en la lucha de forma activa".
Creo que para poder hacer del feminismo una herramienta transformadora, se tienen que tener a los hombres en este juego
"No tendría sentido que yo le explicara a una persona trans lo que significa una reasignación de género, porque no lo he vivido, de la misma forma que no tendría sentido que un hombre me explique cómo es el miedo a sufrir violencia sexual", una cuestión, apunta la autora, de sentido común.
Sufrir violencia machista en primera persona
Uno de los capítulos donde Miller hace un especial énfasis es con las situaciones de violencia machista y maltrato, narrado desde la propia experiencia. "De repente, aparece un hombre carismático, mayor, con una experiencia vital interesante y me quedo maravillada". Una codependencia, afirma a la autora, que se crea en una relación de maltrato que recuerda así:
"Se nos dice que los celoso desbocados, sin gestión, son algo positivo, un signo de amor y de pasión, y eso es horroroso". Miller explica que cuando te encuentras en una relación donde hay maltrato, a menudo no eres consciente de ello, por eso aconseja que "si se tiene miedo como sensación constante, es bueno explicarlo al entorno más próximo, a la familia o a los amigos". El 016 es el teléfono de víctimas de género, donde podrás explicar tu experiencia y te podrán guiar y orientar.
Los mitos del amor romántico
La autora recuerda como en aquel momento, tenía muchos mitos del amor romántico interiorizados. "¡Creía que tenía que encontrar a aquella persona que me completara, mi media naranja!", afirma. "Partimos de un contexto histórico en el que la valía de las mujeres se medía en base al hombre con el que estaban", un hecho que parece muy lejano pero que tal como dice la escritora, "eso tiene unos tentáculos muy sutiles y borrosos que se siguen extendiendo en la actualidad".
En la misma línea, apunta a cómo "se nos enseña que las relaciones son un hito vital que se sitúa por encima de todo, especialmente si eres mujer; eso hace que en muchas ocasiones nos vinculamos o salimos con personas con quien a priori no tengamos ningún valor en común, sólo por el miedo a la soledad". Miller profundiza con el tema y explica que vivimos en una contradicción constante donde, "por una parte se nos inculcan todos los mitos del amor romántico con el hecho de que tenemos que encontrar nuestra media naranja, y por el otro, que nos hagamos Tinder y que disfrutemos de relaciones espontáneas y pasajeras, con la presión de que alguno de estos rollos se acabe convirtiendo en el amor de nuestra vida".
Miller explica que cada persona tiene que tener la libertad de escoger el sistema o el tipo de relación que mejor le convenga según sus valores, pero alerta; "no nos quedemos con la monogamia como modelo único porque te pienses que no hay más opciones". La escritora recuerda que cuando tenía este tipo de relaciones, se sentía frustrada, "tenía en la mente el mito del amor romántico que me decía que si deseaba a alguien más que no fuera mi pareja, significaba que realmente no lo amaba". Deconstruir eso y darse cuenta de que puedes desear a otras personas sin que eso ponga en riesgo el vínculo romántico y afectivo que tienes con la pareja o parejas, afirma la autora, "es genial".
La experiencia de Miller como directora y actriz porno
Haciendo memoria, Miller deja claro que aquella no es una etapa de la que se arrepiente haber vivido, "yo soy extrabajadora sexual, pero también soy escritora, activista y artista, todas estas facetas de mi personalidad transcurren de forma paralela y no excluyente". La autora reconoce que "hay mujeres y hombres que disfrutan del paso por la industria de la pornografía", a pesar de lamentar que socialmente te exige una justificación constante.
Preguntada por cómo vivió la practica de una pornografía mainstream que la misma Miller criticaba, la autora responde que "hay un punto de conciencia de clase, de capacidad de elección; cuando te enfrentas al mercado laboral -y eso pasa en cualquier sector-, muchas veces no puedes escoger entre diferentes ofertas de trabajo", lamenta la artista.
"Estoy a favor de la no criminilización del trabajo sexual" afirma contundente. La escritora relata que dentro del trabajo sexual existen tres realidades que discurren de forma paralela y no excluyente:
- La primera, "personas que se dedican al sector porque así lo han decidido; estos necesitan derechos y condiciones laborales dignas, convenios y sindicatos que les garanticen tener acceso a las mismas condiciones laborales que cualquier otro trabajador".
- La segunda, "las personas que se dedican al sector porque sus condiciones materiales no les permiten acceder a otro tipo de trabajo; estos, necesitan una salida y un análisis de los motivos por los que han acabado en el trabajo sexual como última instancia".
- Y la tercera, "existen las personas que son víctimas de trata con el fin de prostitución forzada, estas necesitan medidas policiales y gubernamentales para eliminar estas redes y ofrecerles una salida a fin de que sus derechos humanos se vean reconocidos".
La autora reafirma que las tres realidades son no excluyentes: "Siento que muchas argumentaciones abolicionistas están en contra de la prostitución y del trabajo sexual porque se plantean estas realidades como cuestiones excluyentes; si existen víctimas de trata, ya no existen mujeres que se dedican a la prostitución porque así lo han decidido, etc.", y eso, remarca la autora, es un error, cada realidad necesita su solución.
Amarna Miller es el nombre que se puso al adentrarse en el mundo de la pornografía, un nombre que ha querido mantener para reivindicar sin temores ni miedos su pasado. "La presión social y la violencia simbólica a la que se enfrentan cada día las trabajadoras sexuales es mucho más peligrosa que el trabajo sexual en sí mismo". Y añade; "parece que para reincorporarse socialmente después de haber trabajado haciendo pornografía te tengas que mostrar como víctima", una posición que Miller ha decidido combatir.
La artista dice que en casi todas las entrevistas se siente como un disco rayado, "repitiendo una y otra vez el mismo discurso". Amarna, para salir de este repetitivo bucle, ¿qué no te han preguntado nunca y te gustaría responder? [Piensa] "¡Me preguntan poco por la furgoneta! Estuve dos años viviendo y recorriendo los EE. UU. en furgoneta, sola". ¿Qué dices? ¿qué te llevaste de la experiencia? "Poner los pies en el suelo, apreciar todas las cosas que antes daba por hecho y que forman parte del día a día, como abrir uno grifo y tener agua potable. Me hizo apreciar los privilegios que tenemos aquí y de los que, a menudo, no somos conscientes".