El día 16 de febrero el rapero Pablo Hasél fue detenido en Lleida. Los Mossos d'Esquadra, a petición de la Audiencia Nacional, detuvieron y entregaron al joven rapero, sobre quien pesaba una orden de entrada a prisión por una condena de nueve meses. Aquel día por la noche arrancaron manifestaciones por toda Catalunya y también en Barcelona.

Al día siguiente, el día 17 de febrero, siguieron. Fue aquel día, el segundo día de movilizaciones y de disturbios, que los Mossos detectaron por primera vez la presencia de los ocho anarquistas que esta noche han ingresado a prisión. Agentes de la Comisaría General de Información (CGINF) de los Mossos no les sacaron los ojos de encima en todas las manifestaciones que acababan con incidentes en la capital de Catalunya.

 

El incendio de la furgoneta fue el momento de más tensión de la manifestación del sábado, 27 de febrero / Pau de la Calle

Después de los graves disturbios del sábado 27 de febrero, cuando se atacó una furgoneta de la UREP de la Guardia Urbana y se hicieron destrozos en tiendas y establecimientos del centro de la ciudad, los Mossos d'Esquadra, con agentes de paisano, pudieron detener a los que, según la policía, habían organizado y ejecutado los graves altercados.

Órdenes de dos de ellos, en italiano y con palabras en clave

Según se desprende del atestado 178435/2021 de la Unidad Central de Información en Orden Público (UCIOP) de la CGINF de los Mossos, los ocho anarquistas detenidos —cinco hombres italianos, una mujer italiana, una mujer francesa y una mujer española— estaban liderados por dos de ellos, dos italianos, que daban órdenes en italiano a todo al grupo y que incluso utilizaban palabras en clave para dirigirse a sus compañeros.

Los Mossos d'Esquadra detectaron que este grupo participaba activamente en todos los incidentes registrados en Barcelona. Eran "compactos", siempre iban juntos, y los lideraba uno de los hombres, que, armado con un martillo, era el encargado de destrozar escaparates. Justo después, asegura la policía, aparecían otros miembros del grupo que tiraban líquido inflamable, pastillas incendiarias y bengalas. La acción la repitieron, antes y después del ataque a la comisaría de la Guardia Urbana, en varios establecimientos, sobre todo, oficias bancarias y tiendas de grandes marcas, desde Drassanes hasta rambla de Catalunya.

 

Los agentes de la Comisaría General de Información prepararon un dispositivo con agentes infiltrados en la manifestación para poder localizar y seguir de cerca a los alborotadores durante la manifestación del 27 por el centro de Barcelona. Cuando los policías los tuvieron identificados, y ya cuando se había disuelto la concentración, pudieron ser detenidos en la zona alta de rambla de Catalunya, junto a la calle de Còrsega.

Cóctel Molotov, una bengala y líquido inflamable: así fue el incendio de la furgoneta de la Urbana

En el atestado, tal como recoge el juez Fernando Luís Criado Navamuel, se asegura que los detenidos participaron de manera coordinada durante todos los incidentes. Un hecho que obliga a la policía y al magistrado a tratarlos como un "grupo criminal". También actuaron de manera coordinada en el intento de incendio de la furgoneta de la UREP de la Guardia Urbana de Barcelona.

 

En el auto de prisión, el juez asegura que las imágenes permiten acreditar que uno de los arrestados tiró un cóctel Molotov contra la comisaría de la Guardia Urbana que impactó contra un árbol. Una de las arrestadas, Sara C., presuntamente roció con un líquido inflamable la furgoneta, que se encendió gracias al fuego que había debajo el vehículo, que había sido tirado, con una bengala, supuestamente, por otro de los arrestados.

Esta coordinación, y también que la botella con líquido inflamable, instantes antes del momento de la furgoneta, la llevaba otra de las acusadas y que otra de las detenidas llevaba una mochila que se iban pasando con pastillas incendiarias, un bote de disolvente y un trapos mojados con material inflamable, conduce a los Mossos a considerar a todos los encarcelados parte de un grupo criminal e imputarles a todos los delitos, también el de tentativa de homicidio contra el agente de la Guardia Urbana que estaba en el interior de la furgoneta en el momento del incendio.

 

Agentes de la Brimo de los Mossos durante la detención de uno de los alborotadores del 27 de febrero / Pau de la Calle

Responsables de los siete ataques contra establecimientos del sábado

Además del ataque contra la furgoneta, los Mossos d'Esquadra han sumado hasta siete ataques contra bancos, hoteles y tiendas de grandes marcas desde Drassanes y hasta la parte de arriba de la rambla de Catalunya, donde fueron detenidos.

Se destrozaron y se prendió fuego a cinco entidades bancarias, se destrozó la tienda de Zara de plaza de Catalunya —donde se han reportado, sólo de este ataque, unos daños de 500.000 euros— y también contra el hotel NH de rambla de Catalunya.

 

También se hicieron destrozos en mobiliario urbano, cruzando contenedores para evitar que las furgonetas de la Brigada Móvil pudieran avanzar para dispersar a los alborotadores, y, según el atestado, algunos de los detenidos cortaban los cables de las farolas para dejar sin iluminación las calles donde querían llevar a cabo, supuestamente, sus acciones vandálicas. Los Mossos también recogen en su atestado que algunos de los detenidos "querían impedir violentamente" que periodistas tomaran imágenes de sus sabotajes o destrozos.

"Grupo criminal" y "riesgo de fuga", según Mossos y el juez

Aunque aseguran que no se conocen entre ellos, los Mossos d'Esquadra han probado que todos los ocho detenidos viven en los mismos lugares, en Mataró y Canet de Mar se registraron el lunes por la mañana—, y que todos llevaban un "mechero de iguales características y muy singular", según recoge el juez Criado Navamuel en el auto de prisión. Incluso, en el atestado policial se asegura que los detenidos durante la manifestación estuvieron en contacto, que se ayudaron a cambiarse de ropa y se iban intercambiando una mochila con material para, presuntamente, provocar incendios.

El juez ha decidido esta madrugada enviar a los ocho detenidos a la prisión de Can Brians. Prisión provisional y sin fianza acusados de homicidio en grado de tentativa, atentado contra agentes de la autoridad, desórdenes públicos, daños, manifestación ilícita y pertenencia a grupo criminal. El magistrado ve riesgo de fuga —la mayoría son extranjeros y la chica española podría "recibir cobertura internacional" si se escapa— y también posibilidad de reiteración delictiva en su exposición de motivos para enviar a la prisión a los arrestados.