Justo hace una semana, Ariel Geller visitó el museo Hecht de la universidad de Haifa en Israel con su familia, una visita que se ha compartido por todo el mundo, porque el pequeño de 4 años, rompió de forma involuntaria una jarra de 3500 años de antigüedad, que se exponía sin ningún cristal ni protección. La pieza fechaba de la edad de bronce, entre los años 2200 y en 1500 a.C., y que originaría de la región de Canaán, en la costa mediterránea oriental. La jarra, que en su momento se utilizaba para transportar aceite de oliva o vino, había sido descubierta entera y en perfecto estado, un hecho poco habitual en objetos de cerámica. La pieza estaba expuesta sin protección, siguiendo la política del centro de mostrar los hallazgos arqueológicos "sin obstáculos".
El accidente pasó cuando el niño "estiró ligeramente de la jarra" porque tenía "curiosidad por saber qué había dentro", según explicaron sus padres. En el museo fueron comprensivos con lo sucedido, y una vez pasado el susto, han decidido invitar al niño para que volviera a hacer a una visita guiada. Durante la visita, el niño ha podido ver en primera persona como los profesionales restauran las piezas, como la que él rompió. Lo ha podido hacer con un kit especial de restauración del museo, que también lo ha querido obsequiar con una camiseta y una gorra. Desde el museo defienden que ante un hecho que consideran claramente "accidental", había que optar por la decisión amable, y animar al niño y su familia a volver al museo sin recibir un castigo, contrariamente a lo que creían algunos, que eran más partidarios de castigar al niño.
Una visita que ha atravesado fronteras
La noticia de la jarra rota se publicó en medios de todo el mundo, que ahora también han querido hacer eco de la visita personalizada para el Ariel y su familia, que también ha sido tema de debate en las redes sociales.
A four-year-old boy who accidentally broke an ancient urn dating back to the late Bronze Age has returned for a visit to the museum in Israel.
— Sky News (@SkyNews) Augusto 31, 2024
The 3,500-year-old artefact was on display at the Hecht Museum at the University of Haifa when it was damagedhttps://t.co/UcT70u880t pic.twitter.com/XuPPg3tWVV
Uno de los aspectos más mencionados en las redes, es el hecho de que la pieza no estuviera detrás de ningún cristal, cosa que el director del museo Hecht Inbal Rivilin, lo justifica porque "los museos son realmente una parte de la comunidad dónde se encuentran, por lo tanto, tienen que ser los más accesibles e inclusivos posible". Los responsables del centro han aprovechado la discusión abierta sobre la ética y la educación que ha despertado, y han aprovechado para reivindicar el papel de los museos: "Es más importante que nunca relacionarse con la cultura, la historia y los valores. Si bien el triste hecho de que plasma la figura de un niño que, por pura curiosidad, rompe 3.500 años de historia, estamos orgullosos de haber seguido generando interés público por los museos y el papel central y la importancia que tienen en la comunidad".