La Audiencia de Lleida ha archivado el caso contra los padres de Nadia Nerea por los delitos de exhibicionismo y pornografía infantil. La Sala ha aceptado el recurso que la defensa presentó contra la decisión del juzgado de instrucción número 1 de la Seu d'Urgell de abrir juicio oral contra los vecinos del Alt Urgell Fernando Blanco y Marga Garau, una vez acabada la fase de investigación y después de que la fiscalía presentara su escrito de acusación en que pedía a la pareja dos años de prisión por estos hechos. Según el ministerio público, se encontraron 41 fotografías donde aparecen los padres manteniendo relaciones sexuales explícitas delante de su hija y en la misma cama y también 15 fotografías donde aparece la niña desnuda y en actitudes "impropias" para su edad.

La Audiencia de Lleida, en cambio, considera que las imágenes donde la niña aparece desnuda no tienen un "incuestionable carácter sexual" y que podrían responder a una finalidad médica, como defendían los padres. En el caso de las fotografías donde la fiscalía denuncia que los padres mantenían relaciones sexuales delante de la niña, en la misma cama, la sala no descarta que la menor estuviera dormida, como también defendían a los progenitores. El archivo es provisional aunque el caso sólo se podría reabrir si aparecieran nuevas pruebas.

Las fotografías se habrían tomado entre el 2008 y el 2011, cuando la niña tenía entre tres y seis años. La fiscalía acusaba a los padres de un delito de exhibicionismo, por el cual pedía un año de prisión, y de otro de tenencia de pornografía infantil, por el cual pedía otro año de prisión. Además, por cada delito solicitaba también que se les prohibiera acercarse a su hija durante cinco años.

La Audiencia de Lleida, en cambio, ha archivado el caso al considerar que no hay bastantes indicios para acusar a los padres de la niña de ninguno de los dos delitos. Con respecto al delito de tenencia de pornografía infantil, la sala reconoce que en diez de las fotografías la niña aparece desnuda pero añade que en ninguna de ellas se aprecia un contenido "evidente" e "incuestionable" de carácter sexual. "Aparece desnuda y en diferentes posturas pero difícilmente puede afirmarse con bastante rotundidad que las diez imágenes tuvieran un inequívoco contenido sexual", recoge el escrito.

Además, añade, las imágenes se encontraron en unos dispositivos de almacenamiento informático que pertenecían a los padres de la menor y que en ellos había imágenes "de todo tipo", fundamentalmente "de carácter familiar" y que "en ningún caso, aparecían fotografías de otros menores desnudos". También, según recoge el auto, la Sala ha podido comprobar que algunas de las fotografías corresponden a una serie en que se encuentran imágenes de lo que podrían ser erupciones cutáneas, lo cual coincidiría con la versión que los encausados dieron al juez, que las hacían para hacer un seguimiento de la piel, por motivos médicos. La Audiencia añade que las imágenes de la menor donde aparece bañándose no pueden pues calificarse, de manera objetiva, de "obscenas" ya que dentro de este contexto la exhibición de sus genitales no tiene una finalidad sexual, y añade que según el informe policial, las fotografías no se difundieron fuera del ámbito familiar.

Con respecto al delito de exhibicionismo, de las 41 fotografías que recoge el informe policía, sólo en cuatro de ellas, según el escrito, los padres aparecen manteniendo relaciones sexuales mientras su hija está en la misma cama que ellos. En tres de ellas que pertenecen a la misma secuencia, sigue el auto, se ven los pies de la niña. Sin embargo, el hecho de que estuviera allí, según la sala, "no implica que la menor presenciara el acto sexual que reflejaban las fotografías" y recuerda que, tanto el padre como la madre sostuvieron ante el juez que la niña estaba completamente dormida, que fueron discretos y que no la despertaron. Una versión que, según la Audiencia, podría ser cierta teniendo en cuenta que las fotografías se hicieron de medianoche y que en ninguna de ellas se observa ningún movimiento significativo en la posición de los pies de la menor, lo cual podría significar que estaba dormida y que estaba situada de manera que "no tenía visión directa de sus padres".

El padre de la niña, Fernando Blanco, sigue en la prisión de manera provisional y la madre, Marga Garau, en libertad con cargos, por un presunto delito de estafa que se investiga en una causa aparte en torno a los donativos para el tratamiento médico de su hija, que sufre una enfermedad rara. Según los Mossos, Fernando Blanco y Marga Garau habían recaudado 918.000 euros en donativos que se tenían que destinar a intervenciones médicas de la niña para tratar su tricotiodistròfia que, finalmente, no se habrían llevado a cabo. De esta cantidad, se habrían gastado cerca de 600.000. Estos hechos se destaparon el año 2016, cuando la niña tenía once años.

El 'caso Nadia' generó un importante impacto en Organyà (Alt Urgell), el pueblo donde la niña iba a la escuela y muy próximo a Fígols, donde la familia residía. El municipio se había volcado intensamente en varias campañas para recaudar fondos para Nadia. La niña sigue con familiares ya que el juzgado retiró la custodia a los