La voluntad de vaciar Barcelona de coches no es sólo de Ada Colau. También es del Govern. Si bien el Ajuntament de la capital catalana ha sacado adelante en los últimos años proyectos para tratar de expulsar las cuatro ruedas de sus calles, la Generalitat quiere más o menos lo mismo. La intención no es focalizarse en la gran ciudad, sino en el Àrea Metropolitana de Barcelona; y el gran objetivo es que en el año 2030 se reduzca en un 30% el uso del vehículo privado en la zona más concurrida y habitada de Catalunya. Al fin y al cabo, el mismo secretario general de Vicepresidència, Polítiques Digitals i Territori, Ricard Font, ha explicado este miércoles que todo se puede conseguir si se dispone de unas infraestructuras que hagan al habitante más rentable y eficaz moverse en transporte público que no en coche o en moto.

 

Pongamos cifras. Según el Govern, 500.000 vehículos se mueven cada día en la región metropolitana para ir al trabajo. Y para volver a casa, unos 500.000 vehículos más. La intención de la Generalitat y de la Autoridad del Transporte Metropolitano es que en menos de ocho años se consiga llegar a los 1.500 millones de viajes anuales a través del transporte público. Para llegar a este hito, sin embargo, primero hay que llegar a las cifras prepandémicas: el año 2019 se produjeron 1.059 millones de desplazamientos en transporte público. Y también se quiere que en el 2025 la cifra sea de 1.200 millones. ¿Qué quiere decir eso? Que en este tiempo hay que generar entre 300.000 y 350.000 viajes anuales en la oferta pública, y eso exige aumentar en un 40% la oferta ferroviaria actual. Para todo, el ejecutivo catalán prevé invertir hasta dos millones de euros.

Transporte ferroviario

¿Cómo se puede incrementar esta oferta ferroviaria? Se calcula que una manera de incrementar en 200 millones de desplazamientos anuales sería construir el tramo central de la L9, "las rondas del metro", según lo ha definido Font. Actualmente, solo funcionan dos partes; la sur (hasta el aeropuerto del Prat), y la norte (hasta Santa Colona de Gramenet). Por otra parte, la unión del tranvía por la Diagonal podría generar 33 millones de desplazamientos más, así como los 60 millones que produciría la conexión de las líneas de FGC del Vallès con las del Baix Llobregat-Anoia.

Rodalies

Evidentemente, hablar de transporte ferroviario es hablar de Rodalies. Y hablar de Rodalies significa hablar de su traspaso. Font ha afirmado que este verano se evaluará en qué punto se encuentran las negociaciones con el Gobierno sobre el traspaso íntegro de este servicio. Pero de todos modos, ha querido destacar que desde el año 1975 no se ha construido ni un solo kilómetro de la red de Rodalies. Según el secretario general, ampliar los andenes de la estación de Arc de Triomf de Barcelona a 200 metros podría costar como mucho unos cinco millones de euros y, en cambio, hacer aumentar la capacidad de la R1 entre un 20% y un 30%.

Considera también que alargar la línea del Maresme para que vaya más allá de Molins de Rei es básico para que muchas personas que viajan hasta la Universidad Autónoma de Barcelona no tengan que pasar por la capital catalana; y de esta manera descongestionar todavía más el tráfico de personas en la ciudad, así como facilitar los trayectos a los mismos usuarios.

Autobuses

También se confía en que hagan incrementar la oferta pública los carriles para autobuses de la B-23, C-31 o C-45. El secretario general del Departament ha señalado que es importante mejorar la red de autobuses y el tiempo de desplazamiento de cada vehículo de este tipo. Ha apuntado que en los próximos dos o tres años se tendrán que reforzar los corredores entre Barcelona y Anoia, el Baix Llobregat, el Bages, el Garraf y el Penedès.

Descarbonización

La idea del Govern no es únicamente la de descongestionar Barcelona y sus alrededores expulsando los coches con una mejor oferta pública. Otra de las ideas de fondo es descarbonizarla. El transporte público, en él mismo, ya es menos contaminante que el vehículo privado. Pero Font también ha asegurado que la administración catalana tiene la intención de hacer que en los próximos años todos los autobuses que circulan en la red del transporte público se muevan con motores eléctricos o de hidrógeno. "Esta nueva oferta de transporte público tiene que descongestionar este ámbito, descarbonizar la movilidad y al mismo tiempo luchar contra el cambio climático", ha asegurado Font.

¿Y el Estado?

Font también ha reclamado una mayor inversión por parte del Estado, tanto con respecto a la ejecución de nuevas infraestructuras como con respecto a la financiación del sistema. En estos momentos, el Estado tiene en tramitación la Ley de movilidad sostenible y financiación del transporte público, y "lo que constatamos es que no se pone sobre la mesa una mejor financiación de los ámbitos metropolitanos, mientras que en los últimos años la Generalitat, el Ajuntament de Barcelona y el AMB hemos ido incrementando las aportaciones, hoy día las aportaciones del Estado son las mismas de hace una década". "Eso hace difícil que sea sostenible también económicamente una mejora continuada del transporte público metropolitano y de la movilidad sostenible que estamos desarrollando y estamos convencidos de tirar adelante", ha señalado.