Este miércoles, 20 de noviembre, las diferentes Áreas Regionales de Recursos Operativos, conocidas como ARRO de los Mossos d'Esquadra, estrenan boina. Un cambio en la uniformidad que deja atrás la boina anacrónica que se ha ido retirando de todas las unidades de la policía catalana —Trànsit ha adoptado la gorra estilo béisbol y la Brimo hace tiempo que lleva una boina de lana de color azul— y que inicia una nueva etapa en esta unidad, la más polivalente y flexible de los Mossos d'Esquadra. Desde las dos del mediodía, en el cambio de turno, cuando comienzan el servicio los equipos de tarde, la boina con la franja roja ya será historia y podrá ser enviada directamente al museo de los Mossos —mal ubicado en la comisaría de Sant Andreu— y los integrantes de la ARRO de las nueve regiones policiales del país ya lucirán la nueva boina, de lana y de color azul, similar a la de la Brimo, el GEI u otras unidades que también la adoptarán.
Las piezas de uniformidad de cabeza, en el ámbito policial y militar, como los escudos, simbolizan sentimiento de pertenencia a una unidad. En la ARRO este sentimiento "león" —en el escudo llevan un león— es uno de los más fuertes de todas las unidades especializadas de la policía catalana. Este cambio de boina, modernizándola, para los integrantes de los diferentes ARRO sirve también para reforzar el signo de identidad diferenciada de las otras unidades, pero en armonía con todas las unidades que forman parte del cuerpo de los Mossos d'Esquadra. El inspector jefe de la ARRO de la región Metropolitana Norte parafrasea al difunto comisario Piqué cuando ElNacional.cat le pregunta por la importancia de la boina en una unidad como esta. "Como un escudo, la boina, por sí sola, no es nada; es lo que significa para aquellas personas que la llevan". Desde hoy, la boina azul de la ARRO será un elemento diferenciador y de orgullo de los integrantes de esta unidad, desplegada y organizada territorialmente en las nueve regiones, y también de todo el cuerpo de los Mossos d'Esquadra, que en los últimos años han hecho crecer la ARRO, por necesidad operativa, en todo el país.
El inspector jefe de la región Metropolitana Norte de la ARRO de los Mossos no es un hombre al que le gusten mucho los focos mediáticos, pero hay algo que sí le gusta: poner en valor el trabajo que hacen sus hombres y mujeres y los integrantes del resto de las ARRO de las otras regiones. Y la reticencia a abrirse fuera de la organización se esfuma cuando empieza, con la excusa del cambio de boina, a explicar cómo trabaja la ARRO, sus capacidades y, sobre todo, lo que le da sentido: la proximidad con las regiones, de las que dependen, y el conocimiento que tienen las nueve ARRO de las zonas donde trabajan.
La fortaleza de la ARRO, la vinculación territorial
"Cada semana hablamos con los jefes de las diferentes comisarías de la región y dos veces por semana con los jefes de la región", explica el inspector. De esta manera, asegura, la ARRO se organiza para ser útil a las comisarías y unidades de investigación cuando tienen necesidades puntuales, sea con dispositivos de seguridad planificados, entradas judiciales, controles de paso o resolución de desórdenes públicos. Los mandos de las diferentes comisarías tienen necesidades concretas donde se requiere una unidad como la ARRO en momentos puntuales, y el modelo actual, con dependencia regional, permite ofrecer este apoyo especializado, con una formación de nivel avanzado en seguridad ciudadana, pero con capacidad para responder a todo tipo de incidentes, y, sobre todo, hacerlo conociendo el territorio que se pisa.
"Cada ARRO conoce a la perfección la idiosincrasia de cada región, las problemáticas de cada zona y los peligros de cada ciudad, pero trabajamos de manera estandarizada con todas las unidades ARRO", explica. Esto permite que, si equipos de la ARRO deben apoyar a otras regiones y ponerse a las órdenes de los jefes territoriales, lo puedan hacer con los mismos niveles de excelencia en todo el país. Esta unidad, cada vez más conocida, y un recurso que cada vez más se utiliza en casi todos los dispositivos, tiene capacidades en orden público, como la Brimo —los especialistas— y en entradas y registro —cada vez tienen más, por la crisis de la marihuana, con objetivos más hostiles contra la policía—, pero lo que de verdad les da sentido es la versatilidad, la capacidad de adaptarse a las necesidades de las comisarías para ofrecer una respuesta eficiente en patrullajes en zonas complicadas —en la región Metropolitana Norte destinan muchas horas a la Mina, por ejemplo—, en la resolución de incidentes críticos —en atrincherados suelen ser los encargados de realizar las entradas— y también para desplegarse, casi como primeros intervinientes, en eventuales ataques terroristas.
Y todo esto, esta capacidad de acción, de intervención rápida, con una formación especializada y con recursos, de armas y vehículos, con el plus que ofrece la vinculación con el territorio y con los jefes regionales, apunta, orgulloso, el inspector. Esta polivalencia de las ARRO es la fortaleza que les ha permitido crecer en los últimos años, consiguiendo un respeto y promoción por parte de las diferentes direcciones policiales, que han construido una unidad de seguridad ciudadana de nivel avanzado que tiene capacidad para resolver, al menos en un primer momento, en el momento más crítico, cualquiera de los incidentes que, lamentablemente cada vez más a menudo, se encuentran los Mossos d'Esquadra en Cataluña. "De la necesidad hemos hecho virtud", apunta.
De las USR a la ARRO, y pensando en el futuro
Lejos quedan las Unidades de Soporte Regional (USR), la unidad que fue el embrión de las ARRO tal como las conocemos ahora. Una unidad central que se desplegaba por todo el país cuando las diferentes comisarías necesitaban un refuerzo puntual. Con los años las ARRO se han profesionalizado, especializado y ganado el respeto en todas las regiones. Quizás la ARRO de las Terres de l'Ebre, la de Central o la que comanda el inspector en la Metropolitana Norte no tienen nada que ver, pero tienen todo que ver. Un hilo rojo de vocación de servicio y de compromiso con el trabajo y la seguridad de Cataluña une a las nueve a pesar de todas las diferencias de cada región. "Y así tiene que ser", apunta el inspector. Las necesidades operativas de la ARRO en Tortosa no son las mismas que tienen los mandos de Barcelona o de la comisaría de Figueres. Adaptarse para ser útiles a las necesidades de cada comisaría es la mayor fortaleza de la ARRO, insiste el inspector.
Y es aquí donde la ARRO todavía tiene campo por recorrer. Hace pocos meses celebraron el vigésimo aniversario de la creación formal de las áreas por toda Cataluña, pero el recorrido todavía tiene camino por hacer. El inspector cree que la evolución de la ARRO implica poder ser todavía más flexibles para poderse adaptar a todas las necesidades, actuales y futuras, que tengan las comisarías y los agentes de seguridad ciudadana en todo el país. Ser el recurso útil, cambiando incluso las composiciones que se conocen hasta ahora, de furgonetas, y poder trabajar en vehículos 4x4 o de paisaje, apunta el inspector. Y, desde hoy, pensando ya en el futuro, pero con un elemento que todavía los diferenciará más: la boina ARRO.