Bernardo Montoya, el asesino confeso de Laura Luelmo, ha cambiado su versión de los hechos y se declara inocente. Según ha avanzado Espejo público, el hombre acusa a su exnovia Josefa de haber golpeado a la profesora de 26 años en la cabeza con un martillo. "Tras meditarlo en mis horas de soledad he decidido cambiar mi versión porque no me voy a comer el marrón de Josefa", aseguró el recluso a unos funcionarios de la prisión donde ingresó el pasado diciembre.
"Tiempo atrás conocí a Josefa en el centro penitenciario de Puerto 3 y mantuve una relación con ella. Josefa se presentó en mi habitación con un martillo que tenía guardado en una caja de herramientas y le propinó a Laura un golpe en la cabeza", explicó Montoya a unos funcionarios de la cárcel. Estos trasladaron la información al director del centro penitenciario y este, a su vez, ha compartido esta nueva versión de los hechos ocurridos en El Campillo (Huelva) a principios del pasado diciembre.
Según la nueva versión, el asesino confeso recibió la visita de su expareja el pasado 12 de diciembre en su casa, en la misma calle donde residía desde hace pocos días Luelmo. Josefa vió al recluso hablando con la profesora asesinada y, en un ataque de celos, cogió un martillo que tenía guardado en una caja de herramientas y le propinó un golpe en la cabeza. Montoya asegura que su expareja le reprochaba que hubiera alquilado la casa a Luelmo a cambio de mantener relaciones sexuales con ella. El asesino confeso defiende que cuando él llevaba a la profesora a la habitación, Josefa apareció y le propinó los dos golpes mortales.
La expareja del recluso ha mostrado su indignación por las acusaciones de Montoya en una entrevista para Espejo público y asegura que es inocente.