Este miércoles se levantan los peajes y los catalanes dejarán de pagar, "como mínimo, físicamente". Así lo ha anunciado el vicepresidente del Govern y conseller de Territori, Jordi Puigneró, que ha adelantado que se destinarán 7,5 millones de euros para eliminar las 38 playas de peaje que hay en la C-32 norte y el peaje troncal de Mollet del Vallès de la C-33.

La Generalitat prevé que tanto los dos peajes troncales de la C-32 y el de la C-33 estén completamente desmantelados antes de finales de año, mientras que los peajes en las entradas y salidas de la C-32 se eliminen durante el primer semestre de 2022. Mientras duran estas obras, los coches se verán obligados a pasar por tres de las bocanas del peaje a una velocidad máxima de treinta kilómetros por hora.

 

120 millones de euros para el Maresme

Por su parte, es importante hablar de los 120 millones de euros que el Gobierno destinará al Maresme para construir seis entradas nuevas en la C-32 y pacificar la N-II. Es la idea que ha presentado el secretario general del Departament de Territori, Ricard Font, que quiere favorecer que más coches pasen por la autopista y menos por la nacional.

Los seis accesos se harán en Alella, Teià, Premià de Mar, Cabrils, Canet y Calella, junto con la mejora de los de Llavaneres y Pineda. De todos estos, las entradas que más impacto tendrán sobre la movilidad será el de Premià Oeste, con una demanda potencial de 31.000 vehículos al día. El de Cabrils/Vilassar podría asumir 28.000 diarios, según las previsiones de Territori.

 

De la N-II a la C-32

Los datos de la Generalitat muestran cómo la C-32 canaliza actualmente dos terceras partes del tráfico en el Maresme y la N-II concentra la tercera parte restante. Con el levantamiento de los peajes se esperan cambios notables, con un incremento en la autopista y un descenso en la nacional. Sin embargo, no se prevén problemas de congestión.

El efecto sobre el tráfico será especialmente perceptible en el Alt Maresme, donde la N-II lleva más tráfico que la C-32. Ahora, las previsiones señalan que la C-32 pasará a concentrar el 60% del tráfico del corredor en aquella zona, delante del 39% actual. En el tramo entre el Baix Maresme y Calella, la autopista pasará a canalizar el 86% del tráfico, dos puntos más que antes. En cambio, en Mataró no se esperan cambios porque allí ya era gratuita.

El peaje de Arenys de Mar de la C-32 / ACN

Se esperan incrementos de tráfico de entre el 5% y el 15% en la C-32 del Baix Maresme, con el crecimiento más destacado en el tramo que pasa por Alella. Las previsiones de Territori señalan que la circulación será densa en esta vía, pero que no se llegará a la saturación. En el tramo de Sant Andreu de Llavaneres, en la mitad norte, también crecerá entre un 20% y un 40%, porque el tráfico se carga en la C-32 antes de la Variante de Mataró. En el norte los crecimientos se diluyen, con variaciones del 20% en el tramo entre Caldes y Arenys. En el Alt Maresme se esperan incrementos en torno al 20%, sin efectos en el nivel de servicio de la vía.

En cuanto a l'N-II, se calcula que la reducción de tráfico en el Baix Maresme será de entre el 25% y el 40%. Entre Mataró y Sant Andreu de Llavaneres se esperan reducciones superiores al 50%, mientras que en el Alt Maresme la previsión es que el tráfico se reduzca entre un 15% y un 30%, según el tramo.

En el Maresme, contentos

La Generalitat apuesta por la "integración urbana" de la nacional y propone actuaciones como la incorporación de un carril bici continuo. También valora una ampliación de las aceras y los espacios de servicios, que comportarían una reducción de la sección vial y una consiguiente reducción de la velocidad máxima. Igualmente se llevarían a cabo mejoras en las intersecciones, como la construcción de diez nuevas posibles rotondas, y obras para mejorar la seguridad vial y la integración del transporte público. "Con eso recuperaremos el viejo objetivo de pacificar la N-II y hacerla una vía urbana más humanizada y pensada para todos los municipios", ha destacado Font.

Toda esta intervención es una "ventana de oportunidad magnífica", según el presidente del Consell Comarcal y alcalde de Vilassar de Mar, Damià del Cot. En declaraciones en la ACN ha dicho que la N-II será "una vía más transitable para familias, conectada con las necesidades de cada pueblo" y que la fachada litoral del Maresme será "mucho más simpática", y un reclamo para el turismo. El alcalde del Masnou, Jaume Oliveras, ha dicho que "la prioridad" son los nuevos accesos, que permitirán pacificar la N-II y "reavivar" una arteria fundamental del municipio con los carriles bici.

Liberar más peajes

Después de esta liberación todavía quedarán muchos peajes en pie hasta el año 2042 en vías gestionadas por la Generalitat. Por ejemplo, habrá que esperar hasta el 2039 para que se levanten las barreras de la C-32 Autopista Pau Casals, que será más barata a partir de ahora. En la C-16, la concesión de la autopista de Montserrat acabará en el 2036, las de los Túneles de Vallvidrera y el Túnel del Cadí en el 2037 y la de Sant Fruitós-Berga en el 2038. La lista la completan la C14 Reus-Alcover (2038), la C-15/C-37 Vilanova i la Geltrú-Manresa (2042), la C-17 Centelles-Vic-Ripoll (2039), la C-25 Cervera-Caldes de Malavella (2040) y la C-35/C-65/C-31 Maçanet-Platja d'Aro (2038).

En este sentido, Puigneró ha pedido al ejecutivo español que libere de peajes todas las carreteras catalanas, incluyendo todas las que todavía tienen vigente la concesión. El coste, afirma, sería de unos 1.500 millones de euros.

 

Imagen principal: Peaje en el Maresme de la C-32 / ACN