Este domingo se han inaugurado en Nou Barris, Barcelona, los 12 pisos de la primera cooperativa feminista y de sexualidad disidente de vivienda en cesión de uso en Catalunya: una iniciativa de la asociación feminista La Morada que rompe con las nociones comunes de cómo tiene que ser la vida, la vivienda y la convivencia y propone un planteamiento alternativo alejado de la propiedad privada y la familia tradicional. Las impulsoras han defendido que la iniciativa es una alternativa, dicen, en el modelo patriarcal que relega los trabajos de cuidados a las mujeres.
"El modelo familiar nuclear está agotado", ha defendido Míriam Solà, socia de la cooperativa, en declaraciones a la inauguración recogidas por la ACN. También lo plantea como una posible solución más para abordar la actual crisis del acceso a la vivienda. "La Morada demuestra que es posible soñar y hacer verdadero un modelo de vida basado en el reparto igualitario, en la solidaridad y el apoyo mutuo; un modelo comunitario donde compartir la vida, los afectos y los cuidados de una forma más justa", ha añadido.
El edificio se ha construido sobre un suelo privado cedido por la Fundación Dinamo para un plazo de 60 años y ha sido financiado por las aportaciones de los 89 socios de la cooperativa —han aportado una entrada de entre 25.000 y 30.000 euros y pagan una cuota mensual—, con un crédito de la entidad COP57, una entidad "de financiación ética y no un banco", de 1.475.000 euros y con ayudas de las administraciones públicas. La Dinamo ha hecho un préstamo de 225.000 para la iniciativa, que también ha recibido ayudas de la Agencia de Vivienda de Catalunya por valor de 343.400 euros, del Ayuntamiento de Barcelona de 45.000 y 40.400 más del ICAEN. El proyecto ha tenido un presupuesto de ejecución toda de 1,9 millones de euros.
La casa se sitúa en la Plaça de les Dones de Nou Barris. Los espacios, diseñados por la cooperativa de arquitectos Lacol, están concebidos para ser abiertos, seguros y comunitarios y "para acoger las necesidades que no se encuentran en la vivienda convencional". "No es uno solo una casa, es la creación de alternativa al modelo de vida y convivencia lejos de lo que nos ofrece el sistema patriarcal", ha afirmado una de las habitantes de la cooperativa, Sílvia Merino, en los parlamentos del acto de presentación. En este sentido, ha señalado que en este espacio no se reproduce el reparto "desigual" de las tareas de cuidados y trabajo de casa que se dan habitualmente, dice, en la familia tradicional.
"Mucho más accesible que la compra y el alquiler"
Las 12 ocupantes de la casa defienden que se trata de una manera de acceder a la vivienda "mucho más accesible que la compra y el alquiler, ya que la cuota mensual que pagarán no cambiará y tiene una "garantía de permanencia" porque la cesión de uso del suelo es de 60 años. "Es de las pocas cooperativas de vivienda de Catalunya que pone freno a la especulación, saca suelo del mercado privado y lo devuelve a un uso social", ha dicho Solà, que ha afirmado que los 12 pisos están calificados de viviendas de protección oficial.
Espacios comunes para hacer tareas de casa, trabajar y ocio
El edificio tiene espacios comunes como una cocina, una lavandería o un espacio para trabajar o hacer actividades creativas. En la planta baja también hay un espacio disponible por alquiler, pensado por un proyecto de economía social. Con respecto a los pisos, las puertas de los pisos son de vidrio y la cocina es lo primero que se encuentra al entrar. "Buscábamos romper la tipología de la vivienda convencional, formada por cocinas cerradas y habitaciones establecidas. Por eso ponemos la cocina en el centro, abierta y muy visible" y el resto de espacios más privados se articulan alrededor, ha explicado Lluc Hernández, arquitecto de Lacol.