La forma de enfermar es distinta en función del género y omitir esta realidad tiene efectos en la salud de las mujeres, según indican las conclusiones del ‘Especial Informe Tendencias Cofares. La perspectiva de género en salud salva vidas’. Desde 2020 hay un auge de la literatura científica que confirma esta tesis, indica el informe, y debería condicionar los diagnósticos y tratamientos. Lo que está claro es que la ciencia comienza a calar entre la sociedad.
Reflexionando sobre el impacto de la diferenciación de sexo en salud, apunta que siete de cada diez mujeres consideran necesario aplicar la perspectiva de género en la investigación y la atención sanitarias.
El 42,7% de las entrevistadas desconocían en el momento de la encuesta que los síntomas de un ictus cambian dependiendo de si eres hombre o mujer, pese a ser una de las primeras causas de muerte femenina.
En el informe pueden consultarse otras enfermedades en las que repercute la perspectiva de género. Es el caso de las enfermedades cardiovasculares, neurológicas, autoinmunes, el cáncer y el dolor crónico. Un infarto, por ejemplo, puede causar náuseas y dolor de mandíbula en el caso de la mujer, no solo opresión de pecho.
Percepción
La encuesta realizada analiza la percepción de las mujeres respecto a su estado general de salud. A pesar de que seis de cada diez mujeres declara que tiene más tiempo para cuidarse a sí mismas que sus madres y abuelas a su misma edad, un 45% consideran que las anteriores generaciones gozaban de una mayor salud general.
Las más jóvenes (entre 18 y 35) tienen en un mayor nivel esta percepción (53,8%). Sobre esta cuestión, se observan diferencias significativas entre territorios. Quienes afirman en mayor grado que sus antecesoras tenían mejor salud comparativamente son las mujeres de Canarias (64%), Extremadura (60%) y Castilla La Mancha (59%). En el otro extremo, las Comunidades Autónomas de Navarra (35%), Cantabria (37%) y Cataluña y La Rioja (ambas con un 39%).
Por otro lado, las mujeres siguen declarándose muy cuidadoras del hogar. En este sentido, siete de cada diez afirman que están más pendientes de la salud de los demás que de la suya.
Por autonomía, las mujeres de Asturias y Baleares (con un 37%) son las que más han modificado consultas sanitarias para atender a terceros, frente a las de Navarra (7%).
Especialmente afectadas se ven las mujeres de 36 a 55 años, que pertenecen a la llamada “generación sándwich” por cuidar a dos bandas, tanto a hijos como a padres. Casi el 40% de ellas reconoce que se ha visto obligada a modificar alguna cita médica por tener que dedicarse al cuidado de su familia.