El autor de la famosa habanera El meu avi, el militar José Luis Ortega Monasterio, era propietario de una red de clubs entre los cuales había un club denunciado por explotación sexual de menores. Además, era socio del empresario Antolín Fernández, proxeneta que dirigía el Gran Escala 2000, club en el municipio de Ventalló, en el Alt Empordà, que funcionaba como prostíbulo para las élites catalanas de los años 90. Estas son algunas de las revelaciones de la docuserie Murs de Silenci, estrenada este martes en 3Cat, que se centra en una investigación de dos años en torno al caso del club de Ventalló.

La investigación periodística ha descubierto que Ortega Monasterio era el propietario de una red de clubs en la cual se incluía uno llamado Txoco, situado en el municipio de Osca, que el militar frecuentaba y que había sido denunciado por haber explotado menores de edad. Además, la mujer del militar, Purificación Gastón, que figuraba como la propietaria de este local oscense, también tenía una agencia en Barcelona, llamada Agencia Gracia, de donde salían las chicas que trabajaban en el Txoco y en otros clubs.

La investigación se ha realizado a partir de fuentes documentales y también de testigos, que incluyen políticos, jueces, fiscales, secretarios judiciales, policías, periodistas, vecinos del territorio y empresarios, pero muy especialmente, víctimas de estos clubs. Mujeres que los investigadores han ido a buscar por todo el territorio en un proceso que definen como "largo y complejo". La periodista Anna Teixidó, quien ha liderado la investigación, ha explicado que el documental relata cómo, en la época, era habitual que las reuniones de las altas esferas, que podían incluir cargos públicos, policías, guardias civiles, acababan en prostíbulos, y denuncia que había una "connivencia generalizada" en este sentido.