Acciones tan cotidianas como escribir un mensaje a la familia o volver a casa se han vuelto una odisea para miles de personas que se han quedado colgados el día del apagón. Con los trenes fuera de funcionamiento y los buses colapsados y muchos comercios cerrados o a medio funcionar, los más afortunados no podrán cargar el móvil esta noche y los peor parados no saben dónde pasar la noche.

Esta última situación era la más habitual en las puertas de la estación de Sants hacia las siete de la tarde, poco antes que abrieran las puertas para dejar entrar a los que se han quedado sin viajar. Núria, de Ripoll, explicaba a ELNACIONAL.CAT que esperaba poder dormir la noche en la estación o bien encontrar a alguien que lo acogiera.

 

De hecho, ya lo había encontrado unas horas antes. "Había conocido a una chica que me dejaba dormir en casa suya y lo han llamado que su padre estaba en el hospital. Así que ya me espabilaré, pobre," relataba. Estudia un curso de escolta de seguridad en l'Hospitalet y cada día se levanta a las cuatro de la mañana en Ripoll para poder llegar. "No he podido contactar con la gente que me podría acoger aquí", dice.

Rondando por Sants desde las doce del mediodía, ha intentado coger un bus, pero "estaban colapsados".

Tampoco había autobús para Núria, de Arenales, que con su compañero de clase, Jordi, han decidido que dormirán en casa de otras compañeras. "Mis padres saben que estoy viva porque ha habido un momento que he cogido cobertura, pero después ya no saben nada más", explicaba.

La Pilar, de Tarragona residente en Madrid, no sabía dónde pasaría la noche y todavía confiaba en poder alquilar un coche para llegar. "Estamos en Sants desde la una y hasta las cinco no nos han comunicado que no salían los trenes. Hemos vuelto a preguntar y nos han dicho que a las ocho quizás salían algunos, pero no parece que podremos viajar", explicaba. "Si no, dormiremos en un hotel", completaba.

Muchos turistas también se encontraban sin saber dónde ir. Federico, argentino de vacaciones con su familia, que tenía que ir hacia Salou, explicaba que en un hotel donde han intentado reservar, no les han dejado falta de luz. "Nos han dicho que aunque quisiéramos pagar no nos podíamos quedar", explica. "Parece que pasaremos la noche en la estación".

Los que, menos colgados, no se han desplazado de ciudad, también han vivido su aventura particular. Como Liliana, que se ha quedado sin luz en plena ducha, "pensaba que me estaban haciendo una broma", y después se ha encontrado con que no podía bajar a pasear con el abuelo que cuida y hacer la compra porque no funcionaba el ascensor y él no puede bajar escaleras.

Ha hecho la compra, pero no quedaba ni agua ni pan en el supermercado y no podía comprar carne porque no puede mantenerla en la nevera. El supermercado, que funciona en generador, tenía gran parte de las neveras apagadas y cubiertas con una cortina.

El Mauricio, uruguayo residente en Barcelona, se sentaba en una plaza con la ropa del trabajo puesto aunque no ha podido ir. Trabaja en logística en el Prat, entraba a las dos del mediodía y ha visto que no tenía forma de ir al trabajo. "El metro no funcionaba y los buses no avanzaban", explica. "Me he quedado aquí porque es el único punto donde he encontrado internet y me puedo comunicar con mi familia en Uruguay".