El Ayuntamiento de Barcelona ha anunciado este viernes que comprará el teatro El Molino por un importe de 6,2 millones de euros. El emblemático espacio cultural del Paral·lel pasará a ser de titularidad pública y se añadirá a los equipamientos municipales de la ciudad. El consistorio pretende que forme parte de las nuevas Casas de Cultura de Barcelona. Con esta adquisición, desde el Ayuntamiento explican que quieren reforzar el reimpulso de las salas culturales que hay en la avenida Paral·lel con una combinación de equipamientos públicos y privados.
Se trabaja con la previsión de reabrir El Molino el año 2022. El recinto hace más de dos años que está cerrado. Con esta medida, el Ayuntamiento pondrá en marcha en los próximos meses un concurso público para escoger su dirección. De hecho, aseguran que el espacio no se especializará en una única disciplina cultural.
El Molino estaba en venta desde hacía meses y su viabilidad económica estaba muy comprometida. Ada Colau, alcaldesa de la ciudad, ha asegurado que "era fundamental salvar el espacio" y que, si no intervenían, "podía quedar en manos de un fondo buitre o de un interés privado que podía deteriorar o desvirtuar la identidad" de El Molino.
Espacio emblemático de la ciudad
La historia del local empezó en 1898 en la calle Vila Vilà y, muy pronto, consiguieron tener una programación musical estable. Después de varios cambios de nombre, entre los que también estuvo el Petit Moulin Rouge, con la finalización de la Guerra Civil se estableció el nombre de El Molino. En esta época, se le volvió a dar un aire de café-concierto.
Su consolidación definitiva llegó a la década de 1940 y el local se convirtió en el teatro más famoso del Paral·lel. Durante medio siglo, El Molino fue un espacio de referencia del mundo del espectáculo, pero en el año 1997 los propietarios cierran por primera vez sus puertas. 10 años después, la empresa Ocio Puro compró el teatro y lo reformó. El año 2010, el espacio volvió a levantar el telón y volvió a triunfar, pero en el 2019 se tuvo que clausurar de nuevo.
Con la adquisición, el Ayuntamiento defiende que quiere dar un aire a El Molino que sea similar a lo que se quiere hacer en la futura Casa de la Música de Barcelona, que se instalará en la actual Sala Barts. Los ejes, manifiesta el consistorio, son "la conjugación de la exhibición con la articulación sectorial y potenciar nuevos vínculos entre cultura, educación y experimentación".
El consistorio sostiene que eso servirá para la "dinamización del tejido cultural y para el reconocimiento y ampliación de los derechos culturales desde la perspectiva de acceso a los contenidos y la participación ciudadana en las prácticas culturales".