Este verano cerrarán dos escuelas concertadas veteranas de la región metropolitana: la Escola Mireia del barrio barcelonés del Fort Pienc, que lo hará en junio, y el Col·legi Sant Ferran de Castelldefels, que lo hará en agosto. Los cerca de 520 alumnos que tienen entre las dos tendrán que ser reubicados para el curso que viene. Los dos centros educativos continúan así una tendencia que se ha acentuado en los últimos cinco años: desde 2019 hay 23 centros concertados menos en Catalunya, de acuerdo con los datos que aporta el Departament d'Educació. De momento, este 2025 la administración no tiene más expedientes sobre la mesa, si bien el ritmo es de entre tres y cuatro cierres cada año. Algunos se han visto obligados a bajar la persiana, otros han sido fusionados para garantizar su viabilidad y otros se han integrado en la red pública —una quincena—.
Los motivos que explican el fenómeno son diversos. Fuentes de la Direcció General de Centres Concertats i Privats de la Generalitat, que encabeza el docente y político Xavier Güell —vinculado a Units per Avançar—, ven una "situación multifactorial" causada en primer término por el descenso general de la natalidad. En los últimos cuatro cursos, la escuela concertada, conformada actualmente por unos 671 centros en Catalunya, ha perdido más de 15.000 alumnos. A este factor demográfico, el Departament añade circunstancias como cambios en las decisiones de las familias con respecto a la escolarización de los niños o, puntualmente, que la propiedad de los centros decidan no continuar, como es el caso del citado centro de Castelldefels. En muchas ocasiones, se trata de escuelas pequeñas fundadas como escuelas familiares hace muchos años y los descendientes no quieren continuar, señalan las citadas fuentes de la Generalitat.
Desde la Agrupación Escolar Catalana (AEC), asociación que reúne a decenas de centros concertados de Barcelona, Girona y Tarragona, ponen el foco en la financiación. La secretaria general de esta patronal de la concertada, Eva Salvà, atribuye, en conversación con El Nacional, el cierre de muchos centros no solo al descenso de la natalidad, sino a unos recursos económicos que consideran insuficientes. El factor demográfico también afecta a la escuela pública, que ha perdido 30.000 alumnos en el mismo periodo, según los datos de Educació, pero la concertada depende del volumen de alumnos y sus cuotas para subsistir, mientras que la pública puede mantener aulas con pocos alumnos, señalan desde el AEC.
El pacto contra la segregación, un cambio de paradigma
Sobre esta vertiente económica del fenómeno, desde el pacto contra la segregación escolar de 2021 —aprobado por el Govern, el Parlament, casi todos los principales ayuntamientos de Catalunya y la comunidad educativa— el número de alumnos con necesidades especiales que escolariza la concertada ha aumentado, con el consiguiente aumento de los gastos para atenderlos, pero la financiación pública es la misma después de dos años seguidos sin presupuestos de la Generalitat. Salvà afirma que el "compromiso" de admitir a muchos más alumnos "sin recursos e inmigrantes, vengan financiados o no, está haciendo insostenible muchas escuelas" concertadas. "Tienen que contratar a más profesorado y más especialistas para dar respuesta a todo eso, lo que significa más dinero, porque nuestro gran gasto son los recursos humanos", apunta. Salvà lamenta que las plantillas que hay actualmente en la concertada "son de 1995 y no se han tocado", mientras que, reafirma, "la tipología de alumnado que hay hoy en día en las escuelas y la que había entonces no tienen nada que ver". Eso significa, añade, una escuela inclusiva solo "sobre el papel".
"La demanda de más financiación es histórica, no es de ahora, y el sector ha ido funcionando porque las familias pagaban esta diferencia, pero en el momento en que estas familias ya no pueden aportarla, las escuelas que tienen más alumnos de esta tipología, las más sociales, están en peligro", concluye la portavoz patronal. "Algunas escuelas pueden estar en una situación muy delicada, estamos preocupados", ha añadido. Ha sido el caso, por ejemplo, de la céntrica escuela barcelonesa Sant Felip Neri, apunta la portavoz de la patronal de la concertada; un centro abocado a "la inviabilidad" porque "no tiene suficientes ingresos para mantener a la plantilla".
El Govern promete más dinero, pero señala que no hay presupuestos
El Govern, por su parte, coincide en admitir la vertiente económica del fenómeno y sostiene "que la escuela concertada tendría que estar mejor financiada", en los términos que expresan fuentes de la Direcció General de Centres Concertats i Privats. El Ejecutivo de Salvador Illa defiende "firmemente" el modelo educativo con presencia de la colaboración público-privada y se reafirma en el compromiso de la Ley de Educación de Catalunya, que apuntala a la concertada como parte del Servei d'Educació de Catalunya. "Hay mucha escuela concertada que hace un gran trabajo, y pondremos todos los esfuerzos por alcanzar una mejor financiación y un aumento de plantillas", apuntan las citadas fuentes de la administración catalana. Con todo, admiten que "la realidad es que a fecha de hoy no disponemos de presupuestos", por lo que el aumento de los recursos se complica.
Desde el AEC afirman ser conscientes del "compromiso" con la concertada que les transmite el Govern, pero apuntan también al escollo de los presupuestos y lamentan que "siempre es la excusa" esta situación "excepcional". La patronal de la concertada señala también a la administración porque tienen la "sensación" de que "solo ha hecho la primera parte del trabajo, que es repartirlos [a los alumnos con necesidades especiales y específicas], pero no se han dado suficientes recursos para atenderlos". Desde la LEC de 2009, valora la AEC, "ningún Govern, independientemente de su color, ha movido ficha con respecto a la financiación". "Quizás porque tiene unos costes políticos, parece que la concertada seamos una cosa extraña", ha añadido Salvà, que reclama más "reconocimiento". Con todo, desde la patronal de la concertada descartan que exista una intencionalidad política tras la falta de recursos de la que hablan.
¿Desaparecerá el modelo concertado?
Preguntada sobre si el fenómeno de cierre de escuelas concertadas podría ser síntoma de una tendencia a la desaparición de la concertada y la integración en la red pública, Salvà defiende lo suyo, lo rechaza tajantemente y señala que donde existe implantación importante de escuela concertada, esta tiene éxito. Es el caso de Barcelona, por ejemplo, donde la proporción de centros públicos y concertados es del 50%-50% y el año pasado la concertada escolarizó a 1.500 alumnos más que la pública. "Existe una demanda, somos escuelas con mucha calidad y sin tasa de fracaso escolar", defiende Salvà. ElNacional.cat ha contactado con USTEC, importante sindicato de la comunidad educativa defensor de la escuela pública y de aumentar los recursos para esta, pero han declinado posicionarse para esta pieza sobre la espinosa cuestión del modelo de escuela público-privada, puesto en entredicho por muchos críticos.
Integrar, fusionar o cerrar: ¿cómo repartir al alumnado?
¿Y qué sucede cuando una escuela concertada va a la quiebra y avisa a la Generalitat de que tiene que cerrar? Hasta ahora se han planteado varias alternativas en función de cada caso: en una quincena de los últimos casos el Departament d'Educació, en consenso con la dirección de la escuela, ha optado por la integración de los centros en la red pública; en otros se han fusionado escuelas concertadas o la titularidad ha cambiado de manos y la asume otro centro concertado, o en otros se ha cerrado el centro y los alumnos se tienen que repartir. "Hacemos el acompañamiento y estudiamos caso a caso para intentar acompañar a las familias, al alumnado y a los trabajadores de los centros, que viven esta situación a menudo traumática. También estamos atentos a las escuelas que tienen una situación más difícil, para no encontrarnos con cierres repentinos", apunta la Direcció General de Centres Concertats i Privats. Con todo, la Agrupació Escolar Catalana lamenta que cuando cierra un centro, estos alumnos tienen que integrarse en nuevas escuelas, en el proceso de preinscripción "no tienen ninguna especificidad" y lo harán "como cualquier otro alumno". Y no es fácil que el sistema los asuma, apunta Salvà, que asevera que a veces se trata de centros que "quizás tienen la primaria que les ha fallado y los hace inviables, pero con ESO y bachillerato llenos".