El obispo emérito Pere Casaldàliga, que murió el sábado pasado en Brasil, ha sido despedido este sábado con una misa funeral en Balsareny (Bages), su pueblo natal. La familia, amigos y vecinos han recordado la defensa de los derechos humanos del obispo, siempre al lado del "pueblo sencillo", y han abrazado el "legado universal". "Como buen hijo de Balsareny, has sido un arriero incansable de la esperanza", ha expresado la familia en uno de los mensajes que se han leído.
Las causas del religioso han sido representadas con ofrendas en el altar; así, han rodeado su fotografía el 'rem karajà', símbolo de la lucha indígena, y el sombrero de paja 'sertanejo', de la lucha de los trabajadores, entre otros objetos.
Casaldàliga, nacido en febrero de 1928, ha vivido gran parte de su vida en Brasil ayudando a las personas más vulnerables. En concreto 50 años, los cuales trabajó, principalmente, con poblaciones indígenas. Se le considera uno de los padres de la teología de la liberación, que persigue que la iglesia se tiene que poner al servicio de las personas más humildes.