Más antes que nunca y hasta más tarde que nunca. Y no será una excepción. Los Bombers han anunciado hoy que la campaña forestal en Catalunya entrará en su máxima fase este primero de junio, quince días antes de lo que estaba previsto, y se alargará también por detrás, hasta finales de septiembre, cuando era habitual que el 15 de aquel mes ya se pudiera empezar a levantar la guardia. Pero no se trata de una medida contextual, sino que los Bombers saben, y así lo asegura su jefe operativo, el inspector David Borrell, que avisa de que esta situación se tendrá que ir repitiendo durante los años que vienen. Lo que es cierto es que los tres años de sequía acumulada ha generado un estrés en los bosques sin precedentes, que hará que si las próximas semanas no llueve con cantidades elevadas que atenúen el déficit hídrico, se puede entrar en una fase de situación de incendios forestales hasta ahora desconocida en Catalunya y también en la historia del cuerpo de los Bombers de la Generalitat.
Con este escenario negro, los Bombers, acompañados del president Aragonès y del conseller de Interior, Joan Ignasi Elena, han presentado lo que han bautizado como lo que será una de las campañas forestales más difíciles de los últimos años. El jefe del Ejecutivo, escoltado por el jefe de los Bombers y también Josep Antoni Mur, el jefe de los Agents Rurals, ha explicado que se han ampliado también los recursos humanos y técnicos a los dos cuerpos operativos para hacer frente a la campaña. Bombers dispondrá de más medios aéreos y antes que otros años, y se han sumado también otros recursos como los drones que esta temporada ya estarán plenamente operativos y que permitirán de noche, cuando los medios aéreos tripulados no puedan volar, seguir teniendo imágenes del incendio para poder mejorar la toma de decisiones operativas.
Más medios aéreos más tiempo
Durante la campaña forestal se dispondrá de 35 medios aéreos, diez de los cuales dependen del Estado. La mayoría son helicópteros bombarderos con capacidad para 1.000 litros de agua y aviones de vigilancia y ataque con capacidad para 3.200 litros de agua. De los diez medios que aporta el Estado, dos tienen base en Reus y dos más en Empuriabrava, y los otros seis tienen las bases fuera de Catalunya y se desplegarán a requerimiento de los Bombers. Los medios aéreos con base en nuestro país se repartirán por las veinte bases operativas según el riesgo que detecte la inteligencia de Bombers.
Los medios aéreos, verdaderos aliados en la extinción de los incendios, tendrán este verano un problema añadido. Algunos de los pantanos desde donde se podría cargar agua están por debajo de los límites que permite trabajar con normalidad y eso hace que tenga que buscar nuevos emplazamientos. Cada quince días los Bombers miran el nivel del agua. Ahora mismo hay cinco pantanos que han quedado inoperativos que son los de Sau, de la Baells, de la Losa del Cavell, el de Camarasa y el de Montgai. Además, de las más de 1.400 balsas y emplazamientos de agua públicos que hay en el país, 200 también están no disponibles, según ha explicado desde el aeropuerto de Sabadell el jefe de los Bombers. Todo eso, el inspector Borrell ha asegurado que este no es el principal problema que tendrán los Bombers esta campaña. Para tener el mismo tiempo de respuesta, aunque los medios aéreos tengan que cargar agua más lejos, tendrán que activar más recursos, pero que, ahora mismo, no es un problema crítico no disponer de estos cinco pantanos.
Incendios mucho más complicados para los Bombers
Lo que realmente preocupa a los Bombers es el estrés hídrico por culpa de la sequía, las altas temperaturas y la acumulación de biomasa seca en los bosques, que todavía complica más el trabajo, generando mucho más combustible disponible para quemar en zona forestal. Los incendios que se han generado en estos primeros meses de 2023 han quemado un 35% más hectáreas que las que se quemaron el año pasado en los mismos meses y, además, se han comportado de manera más peligrosa. Los incendios de las últimas semanas han quemado extensiones como los incendios de verano y que incluso avanzan con fuerza de noche, un hecho que hasta ahora, en esta época, por las temperaturas, no pasaba. El incendio de la Vall d'Aran calcinó 450 hectáreas, como el de la Granja d'Escarp, en el Segrià (Lleida), o las 950 hectáreas en la zona de la Catalunya Nord y el Alt Empordà.
De igual manera, y también por la situación climática y el mucho combustible que hay en el bosque, también se han detectado, en los incendios fuera de temporada, velocidades que no eran habituales y que, evidentemente, ponen también en jaque a los Bombers. En el incendio de la Granja d'Escarp, que entró desde Aragón, se registraron velocidades de propagación de 6,3 km/h, muy elevada, y lanzamiento de focos secundarios a larga distancia, a casi 2 kilómetros, teniendo que desplazar equipos de extinción para evitar que se hagan más grandes.
De la ofensiva a la defensiva
Con este escenario, los Bombers encaran la campaña con preocupación, si bien conscientes de que las inversiones que se han hecho los últimos años han permitido revertir parte de los déficits que sufrió el cuerpo y que lo puso en situación crítica hace años. El mismo jefe de los Bombers ha explicado que la estrategia hacia la cual viran los Bombers será volver a poner en práctica lo que se hizo el año pasado con el incendio de la Noguera cuando los Bombers, delante de la simultaneidad con otros incendios graves en el país, decidieron dejar quemar y pasar a la defensiva, esperando el fuego en sitios donde los efectivos de extinción puedan trabajar con más seguridad y donde la orografía era aliada.