Navidad agridulce para una familia de Manresa, que ha visto cómo la burocracia ha impedido que pasen las fiestas juntos. El hijo de un matrimonio manresano vive en Canadá y tenía previsto viajar a Bages para encontrarse con sus familiares junto con su pareja, de nacionalidad turca. Precisamente por esta razón es que empieza todo el lío burocrático. Según relata el diario Regió7, esta mujer no está ni perseguida por la justicia ni tiene ningún tipo de problema, pero hace meses que ha tenido que hacer frente a una serie de problemas para formalizar la documentación necesaria para alojarse en el domicilio familiar en Manresa. Finalmente, la familia ha desistido y este año, las fiestas de Navidad las pasarán separados. Ramona García ha detallado en una carta enviada al diario, todos los obstáculos que se han encontrado y ha detallado que "por cuestiones que se nos escapan, las personas de determinadas nacionalidades, como la turca, para venir a nuestro país y residir unos días en una casa particular, necesitan una carta de invitación".

Problemas para llegar a Manresa

Ramona García detalla que algunos de los papeles que tienen que presentar son "cosas tan a mano y tan rápidas de obtener como una copia simple del Registro de la propiedad, la cédula de habitabilidad y un certificado de empadronamiento de cada persona que viva en aquel domicilio," detalla con tono irónico. La familia denuncia que todas estas cuestiones, han supuesto destinar "horas, dinero y quebraderos de cabeza". Sigue explicando que toda esta información, se tiene que presentar en la Policía Nacional y solicitar la carta. Un trámite que se tiene que hacer en la comisaría de Manresa, porque no se puede en ninguna otra, aunque, para poder ser atendido "con la famosa cita previa, y eso no se puede hacer allí mismo personalmente, hay que hacerlo por internet".

El problema principal que destaca a la madre de la familia es que es casi "imposible" encontrar una cita. Ante esta situación, apunta que hay una solución que "es ir a un locutorio y comprar directamente la codiciada cita por 30 euros. Pero por dignidad y por responsabilidad ciudadana no lo hagamos, porque pagar 30 euros a una organización en la sombra que obtiene citas no sabemos de qué manera es una cosa que no se aviene con nuestros principios". Según el relato de la vecina de Manresa, vista la imposibilidad de conseguir cita, "vamos por enésima vez a comisaría para exponer nuestra queja en forma de instancia (Formulario de queja-sugerencia) y nos dan un comprobante de entrega", se los aseguran que recibirán una respuesta por correo postal. "Entre una cosa y la otra, los plazos para moverlo todo, por mucho que nos pusimos tres meses antes, se van acortando, hasta que llega un momento en que ya no hay tiempo para remitirla al Consulado para obtener el permiso", se ha lamentado. Finalmente, la familia "desesperada y rendida" se ha dado por vencida y el hijo de Ramona y su pareja se tendrán que quedar en un hotel, modalidad por la que no hacen falta certificados, ni cartas, ni citas previas. "Todo tan triste y tan real como la burocracia que nos rodea y que es capaz de estropearte una Navidad".