Una de cada cinco tintoreras observadas en el Cap de Creus tienen anzuelos clavados en la boca, según un trabajo elaborado por el centro de inmersión Sotamar de Cadaqués y los departamentos Territorio y Agricultura, que ha recogido la agencia ACN, este miércoles. Ante estos resultados, se indica que la mayoría de estos ejemplares habrían sido capturados y heridos en otros puntos del Mediterráneo porque en Catalunya la pesca de palangre en superficie -que utiliza anzuelos- es muy residual. Sin embargo, la Generalitat sostiene que está trabajando con el sector pesquero para encontrar soluciones para proteger esta especie en peligro "crítico" de extinción. "Nos preocupa porque en algunos casos las heridas comprometen su supervivencia", asegura el responsable de depredadores marinos protegidos del Departamento de Territorio, Jordi Ruiz.
El proyecto de seguimiento de esta especie en el Cap de Creus se empezó a pensar entre el 2018 y el 2019 de la mano del responsable del centro de inmersión Sotamar, Jordi Riera. Riera es un apasionado de los tiburones -hace inmersiones por todo el mundo desde hace años- y por aquellas fechas empezó a hacer salidas esporádicas para ver si también había en esta zona del Cap de Creus. Entre el 2020 y el 2021 empezó a avistar los primeros ejemplares, a pesar de que en salidas muy testimoniales, y a partir del 2022 decidió hacer un estudio bien hecho con dos biólogas y salidas regulares. La propuesta, sin embargo, despertó el interés de la comunidad científica y también del entonces Departamento de Acción Climática, que el año 2023 se unió al proyecto y lo cofinanció para trabajar conjuntamente.
Observados 87 ejemplares
El estudio recoge una muestra de 87 ejemplares que pudieron ser observados en alta mar entre el 2022 y el 2023. De estos, aproximadamente un 20% (17 individuos) tenían unos o más anzuelos clavados, además de lesiones cutáneas provocadas por los mismos anzuelos. Y, la mitad de las tintoreras que tenían anzuelos también tenían hilos de nilón adheridos. Del total de afectados, prácticamente un 91% llevaba anzuelos diseñados específicamente para la captura de peces espada. Eso, por lo tanto, sugiere que habrían sido objeto de pesca accidental a lo largo del Mediterráneo antes de llegar a las costas ampurdanesas.
"Sabemos que en Catalunya la pesca de palangre en superficie tiene muy pocas barcas. Por lo tanto, no es un problema de aquí, es un problema del Mediterráneo en su conjunto. Pero nos preocupa porque algunas de las heridas comprometen su supervivencia", observación Ruiz. Especialmente, añade, teniendo en cuenta que se trata de una especie en peligro.
Cría de tintoreras
Gracias a estas investigaciones se ha podido constatar que esta zona del litoral es un punto "estable" de cría de tintoreras. Algunos estudios realizados por otros investigadores en el Mediterráneo, además, demuestran que hacen grandes movimientos y migraciones, de centenares e, incluso, miles de kilómetros. "Circulan por todo el Mediterráneo Occidental. Pasan el invierno más al sur, cerca de las costas africanas, norteamericanas y de Andalucía y, después, van subiendo hacia Italia o hacia Catalunya y el golfo de León", explica Ruiz.
En el Cap de Creus y algunas aguas próximas del Golfo de León hasta el barranco de la Fonera se concentran, sobre todo, entre finales de primavera y el verano, siempre en aguas profundas. "Para reproducirse buscan aguas frías y ricas en comida, y eso lo encuentran aquí", explica Ruiz. A lo largo de estos últimos tres años de estudio, han observado más de 200 ejemplares de diferentes edades. "Por lo tanto, sabemos que aquí hay una reproducción, que es una de las zonas importantes para la, reproducción de todo el Mediterráneo Occidental y también un lugar importante para el crecimiento de los juveniles," detalla el responsable de Territorio.
Lo que empezaron a detectar a partir del 2023, sin embargo, es que aparecían muchos ejemplares con anzuelos retenidos, sobre todo en la zona de la boca. "Había mucha literatura de eso y sabemos qué pasa en muchos lugares, pero se encontraban más de los que esperábamos", explica Ruiz.
Acciones para combatir-lo
¿Pero qué se está haciendo para combatirlo? "La primera cosa que se tiene que decir es que todo eso lo sabemos, en gran parte, por la colaboración de los pescadores. Actualmente, tienen una sensibilidad muy elevada y cuando pescan los tiburones no los matan", explica Ruiz. Sin embargo, a pesar de los intentos de los pescadores "de evitar el daño", es muy difícil conseguirlo completamente. "Muchas veces les cortan el sedal y lo hacen lo más cerca de la boca posible, pero, claro está, nadie le pondrá la mano en la boca a un tiburón", añade.
Campos electromagnéticos
"Estamos trabajando con los pescadores para buscar soluciones porque ellos también nos las reclaman", asegura el responsable de la Generalitat. En este sentido, detalla que lo están haciendo en el marco de un proyecto con financiación de los Fondos Next Generation. Entre las medidas, hay encontrar anzuelos que se puedan deshacer más rápidamente o que se puedan sacar de forma espontánea más fácilmente. "También estamos mirando, por ejemplo, algunos tipos de señales aversivas, incluso campos electromagnéticos que solo afecten a los peces que se llaman cartilaginosos, pero no a los otros," detalla. "Por lo tanto, estamos buscando y explorando otros sistemas que seguramente nos podrían ayudar, o nos podrán en el futuro ayudar a evitar estas capturas", insiste.
A la Generalitat le preocupa que esta situación comprometa todavía más el riesgo que ya de por sí sufre esta especie. "La tintorera no está protegida actualmente, pero, en cambio, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza lo ha declarado en peligro crítico", afirma Ruiz.
De hecho, según un estudio de unos investigadores franceses, en todo el Mediterráneo podría haber entre 800 y 1.800 ejemplares adultos de tintorera. "Si aquí sumas los juveniles, podrían ser unas decenas de miles", detalla. "Por lo tanto, eso nos preocupa mucho, preocupa a todo el mundo, porque cuando faltan los depredadores todo se desestabiliza. Por eso lo que intentamos es, precisamente y sin afectar a la pesca, poder evitar estas capturas colaterales", concluye Ortiz.