Una de cada cuatro personas sin hogar en Barcelona no tiene cobertura sanitaria pública ni puede tomar alguno de los medicamentos que tiene recetados, tal como se desprende de un estudio de la Fundació Arrels presentado este miércoles. El informe, hecho a partir de encuestas de personas que se encuentran en esta circunstancia vital, apunta también que el 65% no ha recibido la atención de un trabajador social ni ninguna oferta de alojamiento por parte de la administración después de ser atendidos en un centro médico por un problema de salud. Solo el 13% de los hospitalizados en los últimos seis meses ha sido atendido por un trabajador social y se los ofreció un alojamiento. Es decir, después del alta hospitalaria, la mayoría vuelven a la calle.
En muchos casos, apuntan desde la Fundació Arrels, los mismos pacientes sin hogar no informan de su situación cuando reciben atención sanitaria. En otros casos, el profesional sanitario no pregunta, por lo que el sistema desconoce su situación. Beatriu Bilbeny, médico de familia en el EAP Raval Sud y miembro de la junta directiva del Col·legi de Metges de Barcelona, ha explicado que cuando una persona recibe el alta hospitalaria y vuelve a vivir en la calle hay más reingresos y complicaciones. "Desde el punto de vista del sistema sanitario es ineficiente y para las personas es inadmisible", ha remarcado este miércoles en la presentación del estudio.
El estudio de la Fundación apunta que el 42% de las personas que viven en la calle valoran negativamente su estado de salud, una cifra que es el doble que el conjunto de la población de Barcelona. Con datos basados en autopercepción y no en diagnóstico, los encuestados declaran que la enfermedad que más sufren son trastornos mentales, seguido de enfermedades infecciosas como VIH, la tuberculosis o hepatitis víricas y enfermedades en el aparato locomotor. Con respecto a los tratamientos farmacológicos, la Fundació Arrels indica que es difícil que los sigan porque las personas sin hogar no pueden tener una pauta horaria, ni guardar los medicamentos, ni hacer un buen uso. El 23% de los encuestados apuntan que no están tomando algún medicamento que tienen recetado, pero desde la entidad alertan de que la cifra podría ser superior si se basan en su experiencia en el día a día.
Fuera del sistema: no tienen un CAP asignado ni acceso a especialistas
Con respecto a la cobertura sanitaria, la directora de la Fundació Arrels, Beatriz Fernández, ha apuntado que la cifra ha mejorado con respecto a los últimos años, pero ha remarcado que hay personas sin hogar que no saben que pueden ir a urgencias o que tienen miedo o reticencias a hacerlo. Las personas extranjeras, las mujeres y los jóvenes son los que quedan más excluidos de la cobertura sanitaria, apunta. Las personas sin hogar, ha explicado Fernández, no tienen un CAP asignado ni acceso a especialistas, por lo que quedan fuera de la red de prevención y seguimiento de enfermedades.
La encuesta señala que un 60% de las personas que viven en la calle han recibido atención médica el último medio año, una cifra que sube hasta el 79% en el caso de los que tienen enfermedades graves. Casi un 30% de los encuestados dice haber ido a urgencias y dos de cada diez han sido ingresados en el hospital. De estos, sin embargo, menos de un tercio dicen haber sido atendidos por un trabajador social durante el ingreso hospitalario. Bilbeny ha explicado que normalmente las personas sin hogar solo van a recibir atención sanitaria cuando sienten dolor o limitaciones en la movilidad. Así, ha alertado, a menudo no van por enfermedades crónicas que acaban afectando a su salud y, en algunos casos, pueden causar la muerte.
Edad media de muerte a los 57 años
El monográfico de la Fundació Arrels también remarca que la edad media de muerte de las personas que viven en la calle es de 57 años, 25 años menos que el conjunto de la población de Barcelona. En el caso de las mujeres, sin embargo, la edad se reduce hasta los 44 años, casi 41 años inferior que la media de las mujeres de la ciudad.