Los políticos escuchan a los campesinos. Un grupo de una cincuentena de agricultores y ganaderos que se han quedado en Barcelona han hecho el camino hasta el Parlament. Pero no para manifestarse, como ayer demostraron saber hacer o como es habitual que pase ante la casa de todos los catalanes cuando un grupo de ellos está enojado con el funcionamiento de las cosas. Lejos de gritos y gesticulaciones, los campesinos han optado por continuar la vía del diálogo que ya pusieron en marcha este miércoles por la tarde (se reunieron con el presidente Pere Aragonès y el conseller David Mascort).
Del total de presentes, una delegación conformada por ocho campesinos se han encontrado primero con la presidenta del Parlament, Anna Erra, y después con representantes de la mayoría de partidos (se han dejado ver diputados del PSC, ERC, Junts, la CUP, los comunes y Cs). Mientras tanto, a fuera, el resto de presentes ha ido haciendo tiempo mientras pasaban las horas. A las puertas del parque de la Ciutadella han llegado a las 9 horas, pero hasta pasadas las 13 horas no ha tenido la comparecencia de prensa para explicar cómo han ido las reuniones con los políticos.
La sensación este jueves ha estado "buena", después de una jornada, la de ayer, que dejó un sabor "amargo" porque no se tenían todas que la parte política cumpliera sus promesas, a pesar de reconocer la victoria de haberse reunido con Aragonès y Mascort. Los encuentros de hoy han permitido incrementar esta confianza: con Anna Erra han intercambiado puntos de vista y "coincidido" en algunos aspectos. Y con los partidos, aún mejor: los grupos políticos han acordado con los campesinos presentar una propuesta de resolución a la Comisión de Agricultura del Parlament que ha permitido priorizar "tres puntos clave".
En primer lugar, la cámara instará al Govern a "revisar técnicamente las restricciones de agua aplicadas a las diferentes casuísticas del campesinado", la demanda "más importante" después de las recientes prohibiciones por la sequía, y que han afectado especialmente al mundo primario. En segundo lugar, se pide "agilizar el pago de las ayudas pendientes de abonar", ya que falta todavía la bonificación del 2022 y 2023. "En otros lugares de España se han pagado y aquí, no", han criticado a los portavoces. Y, en tercer lugar, trabajar conjuntamente con el resto de instituciones gubernamentales y legislativas competentes para impulsar la racionalización de la burocracia", una de las grandes quejas que manifestaron agricultores y ganaderos por la cantidad de papeleo que tienen que llenar cada día. Con todo, los campesinos han pedido que esta resolución se apruebe de manera inmediata, y han advertido que mantendrán las movilizaciones hasta que eso pase. "Estamos satisfechos, pero la lucha no se acaba, se transforma", han sentenciado.
Un miércoles diferente
Fue un miércoles diferente para los vecinos de Barcelona, que desde primera hora de la tarde vieron la ciudad inundada por trabajadores del campo venidos de todos los puntos del territorio. Las principales arterias de la capital quedaron ahogadas por los cláxones de los tractores y posteriormente hicieron de aparcamiento para los inmensos vehículos mientras sus usuarios desfilaron hasta el palacio de la Generalitat, donde estaba prevista la reunión con los principales nombres del Govern.
Después del encuentro, David Mascort emplazó al campesinado a "hacer las cosas mejor" de forma conjunta para resolver las principales quejas del sector, entre las cuales están las restricciones por la sequía, la burocracia, y los controles y las normativas medioambientales que suponen un agravio comparativo para los productos catalanes. Por eso, el conseller de Acción Climática ha instado al campesinado a reunirse en diez o quince días para hacer un "análisis concreto" del problema. El anuncio, que se trasladó al público en la plaza Sant Jaume, no acabó de satisfacer a todos los campesinos, que exigieron garantías. Algunos de los profesionales del campo optaron por hacer el largo viaje hacia casa este miércoles por la noche, mientras que el resto han dormido a la capital y marchado a primera hora de la mañana (a excepción del pequeño colectivo que se ha dirigido al Parlament).