Algunas plantaciones de cannabis están incorporando innovaciones técnicas que ponen en peligro la salud de los consumidores. Los principios activos son más potentes, lo que puede acarrear problemas irreversibles en el cerebro en forma de psicosis esquizofrénica.
Riesgo para la salud
El fiscal jefe Antidroga, José Ramón Noreña, explica que "El problema de las plantaciones, aparte de su proliferación, es que, como están utilizando métodos técnicos de 'mejora'", se consigue un "importantísimo aumento del principio activo" mediante, incluso, la supresión de otro que "de alguna manera compensa al verdaderamente problemático", explica Noreña en una entrevista a Efe en la que aborda el consumo y tráfico de drogas en España.
Esa manipulación, prosigue, hace que aumente el riesgo "de crisis esquizofrénica por consumo de cannabis" porque refuerza esa "parte del cannabis que puede generar toda una serie de secuelas importantes" y comenta que ha habido casos "que por fumarse un porro le ha dado una psicosis esquizofrénica y además no ha vuelto de la psicosis" y puntualiza que no se trata "de un brote psicótico" temporal.
"El hachís y la marihuana tienen un componente oleoso que por lo tanto se deposita en el cerebro y no se elimina, no es una cosa como el alcohol" que se acaba eliminando a través del hígado, afirma Noreña, que lleva al frente de la Fiscalía Especial Antidroga desde 2006.
Las nuevas plantaciones
Este tipo de plantaciones suelen estar en manos de organizaciones criminales. "Tenemos hasta chinos, tenemos también gente de los Balcanes, que están cultivando cannabis para venderlo por toda Europa", expone el fiscal, que cree que parte de esos cultivos acaban en los clubes de fumadores porque "lo lógico" es que se sirvan de marihuana de esas de esas plantaciones, "más que el de hachís" procedente de Marruecos. Las plantaciones han ido creciendo desde hace cinco años y ahora hay por toda España. De cultivarse al principio la mayoría "al aire libre, luego se pasó mucho a la zona de Granada y Almería a los cultivos bajo plásticos".
Eso hizo que fueran "más difícil" de detectar, y para ello se emplean "cámaras térmicas" con un helicóptero o un dron. "Por la noche se detectan bastante bien" por la necesidad que tienen esas plantas de una temperatura diferente al resto de cultivos. Ahora proliferan también los cultivos en "naves industriales" y destaca que algunas "se han detectado con el consumo de electricidad, porque además no contratan la electricidad normalmente, hacen un enganche y a veces es la propia compañía eléctrica la que detecta un consumo excesivo". En Gerona, añade, "se ha detectado algún cultivo subterráneo, parecido al de los champiñones, como en una cueva".
El fiscal contra los clubes canábicos
El fiscal jefe desconfía también de los clubes de fumadores y cannábicos, con los que considera se ha conseguido generar "un estado de opinión que es falso". Cree que se han valido del derecho fundamental de asociación, que, según dicta la Constitución, permite constituir uno "por la mera voluntad de tres o más personas" y para ello solo es necesario un documento privado.
A esto se añade que, si bien ese documento va a un registro público, como tal "no hay uno, hay varios. Uno en el Ministerio del Interior, pero hay también registros autonómicos" y es "a los solos efectos de publicidad". Llegados a ese punto, la Fiscalía investiga la actividad "real" del club cannábico y descubre "en muchos casos" que están "inactivas", por eso Noreña tiene "la sospecha de que lo que hacen es crear muchas por si se interviene una poner en marcha otra".
Otro problema es que "han pretendido ampliar hasta el infinito" una jurisprudencia del Tribunal Supremo que habla del consumo compartido escudándose en que la droga es para consumo propio, con lo que no es delito si no que se aplica una sanción administrativa de la ley de seguridad ciudadana. "Eso es falso y lo ha dicho el Supremo, el consumo compartido es cuatro amigos que se juntan" y uno de ellos "lleva unos porros o unas rayas" para consumirlos todos juntos. "Eso -opina- podríamos decir que no es delito, pero cuando estamos hablando de asociaciones con 303.000 socios, pues evidentemente no ese el caso". Se trataría por tanto de narcotráfico encubierto porque, "como el derecho de asociación es libre, a mi nadie me impide hacerme de ocho asociaciones, ir a cada una de ellas y luego vender". "De alguna manera en algún caso podríamos plantearlo como una auténtica organización criminal fuerte, pero en muchos casos se quedaría en el menudeo", precisa.