Con voz pausada, la magistrada Carme Guil Román explica con firmeza las bondades de la Justicia Restaurativa frente a la justicia penal, donde ella ejerce desde hace doce años como magistrada en la sección 3.ª de la Audiencia de Barcelona, y antes como fiscal en Barcelona. Sostiene que en un proceso restaurativo se escucha y respecta las necesidades de la víctima del delito, mientras que en el ámbito penal se persigue el castigo. En la Justicia Restaurativa, además, se da la oportunidad al acusado, que se le llama victimario, a responsabilizarse del dolor causado, proceso que ,según la jueza, es "transformador" porque da una segunda oportunidad a la persona y evita la reincidencia. Guil acaba de ser nombrada presidenta de la sección española del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME), donde hay bastantes juristas catalanes, en sustitución de su compañera y magistrada de Familia en las Palmas, Rosalía Fernández Alaya. En 2019, Carme Guil recibió la Medalla de Honor de la Generalitat "por sus servicios excepcionales en la justicia, en reconocimiento a su trabajo para introducir la mediación en el ámbito penal como recurso para favorecer una gestión pacífica y constructiva del conflicto".

La magistrada de Barcelona y presidenta de GEMME España, Carme Guil. / Foto: Sergi Alcàzar

¿Ser elegida presidenta de la sección española del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación (GEMME) demuestra que en Catalunya se apuesta por la mediación en el ámbito judicial? 
Sí. Por descontado. De hecho, los orígenes de GEMME España nacieron aquí. Los magistrados Pascual Ortuño y Raquel Alastruey, vinculados a la mediación en el ámbito de Família, fueron los primeros que marcaron el camino que hemos seguido muchos otros, después. GEMME se inició en Francia en el 2004, y GEMME España se constituyó como asociación en el 2007, con magistrados que pensaban que el mejor servicio que se hacía al ciudadano no era el litigio o la sentencia, sino que tenían que haber otros caminos que partieran del diálogo entre las partes. Este era el punto de inicio: la necesidad de encontrar otras vías diferentes a la vía judicial. Ahora, en GEMME España formamos parte unos 200 jueces, magistrados, fiscales, secretarios judiciales, mediadores y profesionales relacionados con la mediación, y la mayoría estan en Catalunya.

Recientemente, Barcelona acogió por primera vez la asamblea del Grupo Europeo de Magistrados por la Mediación. ¿Cuál es su reto principal? 
La reunión fue un momento histórico porque GEMME, que nació en Francia y siempre hacía su asamblea bianual en París, la celebró en Barcelona. Fue un punto de encuentro esencial y un reflejo que hay muchos magistrados que buscan vías alternativas a la vía judicial para resolver los conflictos de los ciudadanos. Vimos ejemplos de otros países y tuvimos momentos emotivos fundamentales, como fue la experiencia de Lina, una mediadora ucraniana, que tuvo que huir de la guerra y ahora está refugiada en Alemania. Y otro momento emotivo fue el encuentro entre Maixabel Lasa, la mediadora y Luís Carrasco, que participó en el primero de los encuentros de la vía Nanclares.

Desde GEMME apostamos por la cultura de la paz y la reconciliación. Es importante dar la palabra a las víctimas

¿El caso de Lasa y Carrasco, disidente de ETA, es un ejemplo a seguir? 
Nosotros queremos dejar claro la importancia que tiene el diálogo y dar la palabra al ciudadano, y esencialmente a las víctimas, ya que eso permite iniciar un camino de paz y de reconciliación. Para GEMME, la apuesta de la cultura de la paz es una de nuestras principales guías.

Catalunya es pionera en la mediación en los ámbitos de Menores, Civil, Social y Contencioso-Administrativo. ¿Es posible en el ámbito penal? 
Sí, y es una realidad. En el ámbito penal empezamos desarrollando procesos restaurativos en el ámbito de Menores  en el año 2000. Catalunya fue pionera en justicia restaurativa en España, seguida por el País Vasco. Somos una de las pocas comunidades autónomas que tenemos un servicio de justicia restaurativa insertado dentro del Departament de Justicia, por lo tanto és un servicio al ciudadano, ya que depende de la Oficina de Atención a las Víctimas del Delito.

La justicia penal busca el castigo, mientras la justicia restaurativa se centra en las necesidades de la víctima, y que su victimari se pueda responsabilizar del dolor que ha causado. 

¿Qué es la justicia restaurativa? 
La justicia restaurativa pone el énfasis en la reparación a las víctimas del delito y a la sociedad por parte de los victimarios. La justicia penal busca el castigo, la sanción de la conducta, busca imponer una pena y por lo tanto apartar al delincuente. La justicia restaurativa no habla en estos términos y pone en primer plano a la víctima y sus intereses y necesidades. La víctima lo que necesita a menudo es escuchar la verdad del qué pasó, porque se produjeron los hechos, porque fue víctima. Y, necesita poder decirle directa o indirectamente a su victimari todo el daño que le ha hecho. Y por otra parte, el victimario le supone un espacio para poder responsabilizarse plenamente de los hechos, y esta responsabilización tiene un poder transformador, que evita la reincidencia. Lo hemos visto en los 21 años de vigencia de la ley de Justicia Juvenil. Los procesos restaurativos ayudan mucho más que la justicia penal a la no reincidencia y a la reparación del daño causado. Desde GEMME defendemos que la Justicia restaurativa tiene que ser un elemento complementario y un derecho de las víctimas de cualquier delito. Hasta ahora las medios que se destinan no son suficientes y reivindicamos que se amplíen. 

¿Qué falta? 
Es verdad que en Catalunya tenemos un servicio de justicia restaurativa que funciona de hace años y bien, pero falta la difusión de que es el paradigma de la justicia restaurativa a la población. Los medios de comunicación se hacen resonancia de un juicio, de los años de prisión que se imponen. Cuando se habla de justicia restaurativa no se habla de castigo sino de la víctima, que a menudo no se la escucha ni a menudo se tiene en cuenta lo que necesita. En el juicio, la víctima explica qué pasó pero no puede decir cómo se siente ni como le ha cambiado la vida. Este espacio se lo da la justicia restaurativa. La víctima tiene que saber que existe este proceso restauratiu.

¿Se puede solicitar la justicia restaurativa con cualquier delito, como una violación? 
Sí. Lo que hace falta es la voluntad de las dos partes, de la víctima y el victimario. Cualquier parte puede tener la iniciativa de pedirla. Y en la Audiencia de Barcelona tenemos una prueba piloto desde el 2019 para derivar casos al servicio de justicia restaurativa, que está en el Departament de Justicia. Otros juzgados de lo penal también lo hacen. Y algunos lo hacen antes de la sentencia, como en nuestro caso. Pero en muchos casos, en delitos graves, la víctima no puede participar en el proceso porque no ha pasado el tiempo suficiente o hay desconfianza antes del juicio de lo qué puede pasar y se realiza en la fase de ejecución de sentencia. Y es un proceso privado, los tribunales no nos enteramos. En el caso de Maixabel sí porque se ha hecho una película y todo.

Explique un caso reciente. 
Bien, a diario hay muchos casos que derivamos. Nosotros, desde la Audiencia de Barcelona tenemos una derivación de casos graves a justicia restaurativa. Son personas que han sufrido un delito grave, como puede ser una víctima de unas lesiones. Recuerdo el caso una discusión en una zona skates entre dos jóvenes. Uno le dio un golpe de skate  a otro en la cabeza que le dejó una cicatriz muy evidente. Los dos se conocían porque compartían esta afición. Y su derivación a justicia restaurativa permitió que hablaran de cómo les había cambiado la vida, a uno porqué le pedían muchos años de prisión y al otro por convivir con el hecho y la cicatriz que le recordaba cada día qué había pasado. El poder transmitir a la otra persona: "cómo me sentí y cómo me ha afectado a la vida", y que la otra persona te diga": soy responsable y lo siento, y lo que hice es irreparable pero si lo pudiera cambiar lo haría", da a la víctima una brizna de esperanza, que el culpable de su dolor puede cambiar y transformarse, puede evolucionar. En aquel caso, hubo un acuerdo en el ámbito restaurativo y lo que llega al tribunal es un acuerdo entre las partes, con una conformidad y que implica una pena más baja. En la mayoría de conformidades que hacen abogados con la fiscalía, la víctima no tiene ninguna participación. En cambio, con el proceso restaurativo, la víctima es la protagonista y es ella quien se siente partícipe del proceso, y cuando hay una conformidad en la pena, es una conformidad cualificada, de calidad porque ha participado.

Hay un proyecto muy bueno, que incluye medidas que ya se aplican en el ámbito de Menors, como es el hecho que si la víctima se siente reparada, la fiscalía puede pedir el archivo del caso

Carme Guil, en un momento de la entrevista. / Foto: Sergi Alcàzar

¿Hay que cambiar alguna ley para impulsar la justicia restaurativa? 
Sí. Desde GEMME hemos pedido cambios legislativos porque tenemos una Ley de Enjuiciamiento Criminal que es de 1882, con algunas reformas. Hay un proyecto muy bueno aprobado en el 2020 por el Gobierno, que todavía no ha pasado el trámite parlamentario. En algunas cosas es parecido al proceso del ámbito de Menores, que incluye que si la víctima se siente reparada, el fiscal puede pedir el archivo del procedimiento. Eso se tendría que generalizar, y además, es una recomendación a nivel europeo del 2018, y muy recientemente una declaración de los ministros de Justicia de la Unión Europea, que se hizo en Venecia en diciembre de 2021, donde todo los ministros, incluso nuestra ministra de Justicia, hablaban de las bondades de la justicia restaurativa y de la necesidad de que todas las víctimas de cualquier delito tengan acceso a procesos restaurativos. Y desde GEMME lo que pedimos es que eso sea realidad.

¿Qué falta, pues? 
En Catalunya somos pioneros pero tenemos un servicio muy infradotado. Son 14 personas, entre mediadores y facilitadores, por todo Catalunya y haría falta el doble de profesionales. Hay muchos procedimientos derivados y pocos profesionales. Se derivan unos 2.000 casos. La ciudadanía no lo conoce y cuando hay algún conflicto con unos vecinos o un compañero de trabajo, el primer recurso es poner una denuncia. En los procesos de Família pasa lo mismo, en un conflicto entre la pareja para regular el futuro de los hijos, se pone una demanda en lugar de priorizar el hablar como padres, ya que lo pueden resolver mejor que los jueces.

¿Falta cultura del diálogo y la mediación en la sociedad, pero también a los abogados? 
Lo que defendemos es que la mediación y la justicia restaurativa sea un servicio más que los abogados han de ofrecer a sus clientes. No puede ser que los abogados den como consejo poner una demanda e ir a juicio. La semana pasada, el presidente del TSJC informaba del colapso judicial que tenemos. Más que nunca, es urgente aplicar métodos alternativos y adecuados a la resolución de conflictos. No puede ser que el Poder Judicial lo resuelva todo.

En el proceso penal, el tratamiento que se da a las víctimas es muy deficitario, y si se añade el retraso con que llegan los casos a juicio es insoportable. Hay que aplicar métodos alternativos a la resolución de conflictos

¿Qué se le ofrece a la víctima? 
En un espacio restaurativo, a la víctima no sólo se le ofrece un encuentro con su victimario. Los encuentros con los victimaris son posibles o no. Hay otras metodologías restauratives que no pasan por este encuentro, los facilitadores tienen trabajo.

¿Qué metodologías? 
En uno delito, no sólo hay una víctima y un victimari sino que hay todo una comunidad que está afectada, que puede ser la familia de la víctima, la comunidad, un pueblo... Otras dinámicas son los llamados círculos de familia, las conferencias. Son métodos que apelan más al ámbito comunitario, donde los facilitadores llaman a responsables de la comunidad que pueden tener alguna cosa que decir en el delito que se ha cometido y el victimario se puede responsabilizar de lo qué ha hecho a la víctima y a la comunidad.

En un círculo de diálogo, una víctima de sexting pudo explicar cómo le afectó y no sentir-se sola. Y al conocer su victimari, primero desconocido y que representaba como un monstruo, sintió compasión al ver sus circunstancias

¿Explique un caso? 
Pues, una chica que sufrió sexting, que es un acoso de difundir una imagen sexual de una persona a las redes sociales. Es una chica de 16 años que vivió este acoso de forma brutal, y cuándo no pudo más lo explicó a la hermana y a los padres y pusieron la denuncia. Y ella explicaba que vivió todo este proceso con pánico porque no sabía quién era su victimario, y por eso dejó de salir y de relacionarse. Ella explicaba muy gráficamente que se lo imaginaba como un monstruo, que le daba pánico encontrarselo. Se hizo la investigación policial y se identificó que era un chico de su instituto y ella no era la única víctima, sino también otras chicas. En Justicia Juvenil se organizó un círculo de diálogo, la chica, las otras chicas y otros miembros del instituto. La chica explicó que el círculo la ayudó a no sentirse sola, también explicó cómo se sintió, pero también al escuchar al chico y sus circunstancias y lo dejó de ver como un monstruo, a verlo como un pobre chico, que además tenía un sufrimiento personal y familiar muy importante. Ella sintió compasión por esta persona que le había hecho tanto daño. Los círculos ofrecen este acogimiento de la comunidad. A menudo las víctimas de los delitos se encuentran muy solas. El delito estigmatiza al victimario pero también a la víctima.

¿Cómo resolvería la falta de jueces en Catalunya? 
Desgraciadamente influyen varios factores en la falta de jueces en Catalunya. Uno es la falta de opositores por la estructura social que tenemos, respecto de otras comunidades. Y un segundo factor importante es que tenemos un elevado volumen de trabajo en comparación de otras zonas. A menudo se habla del idioma, pero este no tiene ningún tipo de relevancia para trabajar aquí. Lo que sí es insoportable es la carga para trabajar que aquí tenemos. Y lo que hace falta es crear más juzgados, con más jueces y juezas o el sistema se hunde completamente. En la Audiencia de Barcelona, actualmente estamos señalando juicios para de aquí a un año y medio, según los datos que dio el presidente Antonio Recio. Eso no es justicia porque cuando nos llegan los casos para hacer el juicio ya ha pasado mucho tiempo de los hechos. En el proceso penal el tratamiento que damos a las víctimas es muy deficitario, y si lo sumas al tiempo de espera para dar respuesta, resulta insoportable. Hay que aplicar métodos alternativos a la resolución de conflictos.

¿Y aumentar el uso del catalán a la Administración de Justicia? 
Hace falta que todos los juristas nos pongamos con el objetivo de aumentar el uso del catalán. Porque es verdad que hay jueces catalanes y que trabajan en catalán pero también hace falta que más abogados usen el catalán en sus denuncias, querellas y demandas. Hay una leyenda nada cierta que dice que si presetas un escrito en catalán, el juez o a jueza te lo verá con peores ojos y eso no tiene ninguna base. No puede depender sólo de los jueces. La mayoría de abogados que vienen a las salas de vistas son catalanes, y cambian de lengua. Hace falta que todos los operadores jurídicos, jueces, fiscales, letrados de la Administración de Justicia y abogados hagan más uso del catalán.

Con el bloqueo del Poder Judicial, los partidos políticos afectan a todos los ciudadanos, no tienen en cuenta sus necesidades

¿Y del bloqueo político para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, los compañeros europeos les preguntan qué pasa? 
Sin duda es uno de los temas que más nos preguntan y más dudas generan porque no se entiende cómo un órgano que es uno de los poderes del Estado tenga este nivel de politización. El bloqueo que hay en el Poder Judicial hace mucho de daño a todos los ciudadanos, no sólo a los jueces, que también. Es un reflejo que los partidos políticos no tienen en cuenta las necesidades de los ciudadanos. Esta parálisis que hay se nota mucho en la dotación de medios, en la renovación de cargos y hay muchas necesidades por atender. Y los políticos olvidan que detrás de cada expediente judicial hay un ciudadano o ciudadana.

La magistrada Carme Guil, en Barcelona / Foto: Sergi Alcàzar

¿Con este contexto, es normal que los ciudadanos no confíen en la justicia, aunque se ponen muchas denuncias y demandas? 
Sí. En los encuestas a nivel europeo, los jueces tenemos una valoración muy baja, de las peores de Europa. Pienso que es por varios motivos. Uno de ellos es el retraso que tenemos al dar respuesta, y otra es que esta respuesta no se adapta a las necesidades del ciudadano. Por ejemplo, en el ámbito contencioso administrativo se tardan diez años en dar una respuesta, y así no podemos decir que estamos ofreciendo uno servicio público. Y no tenemos que olvidar que los jueces estamos salvaguardando los derechos fundamentales de los ciudadanos. Cuando tardamos tan tiempo al dar respuesta, pues es normal que el ciudadano piense que la justicia no funciona. Y en el ámbito penal, una víctima tampoco se siente bien tratada. Hay muchas cosas que se han de cambiar. Es responsabilidad de todos: de los jueces que estamos en cada órgano judiciales y, por descontado, de nuestro órgano de gobierno.

En el caso catalán, se ha depositado en los órganos judiciales una responsabilidad que no le tocaba

¿Cree que se ha legislado contra Catalunya para detener el procés independentista? 
Sinceramente, y como opinión personal creo que no. Es una cuestión complicada y a menudo se ha visto falta comprensión por parte de Catalunya. Los hechos que pasaron en el 2017 y posteriormente han tenido una repercusión en toda la sociedad catalana, y desgraciadamente se ha depositado en los órganos judiciales una responsabilidad que no le tocaba. GEMME reivindica la necesidad del diálogo, de la cultura de la paz y de la no confrontación.

¿En el caso catalán falta diálogo entre los políticos? 
Es un caso claro de necesidad del diálogo, de una mediación y de un acuerdo, sin abrir heridas y sobre todo no aumentar las heridas existentes. Y eso es posible y se ha hecho a nivel de comunicades a pequeñas y donde ha habido mucho sufrimiento. Hay mediadores en la recuperación del diálogo en algunas poblaciones. Desde GEMME tenemos algunos ejemplos, como en Valencia. Hay pueblos que se han peleado por algún motivo determinado y han encontrado el camino del diálogo y de la reconciliación. El requisito para que pase es quererlo, el deseo de que se quiera llegar a un acuerdo y la conciencia de dialogar para llegar a un acuerdo. Es escuchar lo que la otra parte necesita, y tú decir lo que necesitas. Eso es lo que necesitamos. Se ha hecho en nivel micro y se puede hacer en macro.

¿En este aspecto, la sociedad va más avanzada que los políticos? 
Sí, totalmente. Los partidos piensan que la confrontación les da réditos, y a corto plazo. Ensancha más las heridas y después es más difícil de reconstruir un futuro en paz y conciliación entre las partes. Esto se puede extrapolar con cualquier problema que tengas con tu vecino o compañero de trabajo. Y en Catalunya se han organizado círculos de diálogo.

¿Cuáles? 
Por ejemplo, desde la Universidad Pompeu Fabra en momentos álgidos en Catalunya, entre los años 2018 y 2019, se invitó no a políticos sino ciudadanos con diferentes opiniones. Los círculos de diálogo propician  la escucha activa y entender al otro y aceptar las diferencias sin llegar al conflicto. Cuando participas en algún círculo de diálogo ves el poder transformador que tienen.

¿Cómo funciona un círculo de diálogo? 
En GEMME hemos participado en alguno de estos círculos. Es un grupo formado por unas 20 o 30 personas conducido por dos o tres mediadores, y el que dirige da la voz a cada a uno de los participantes y les hace las preguntas, como: ¿"Cómo te sientes? ¿Qué sentiste aquel día? ¿Y qué querrías para el futuro"? Son preguntas clave que se van desarrollando. Todo el mundo tiene un turno de palabra y tienes que respetar y escuchar a la otra persona. Por eso, esta dinámica es tanto valiosa para resolver los conflictos. Se han hecho en comunidades más pequeñas.

¿Por ejemplo? 
En Sant Adrià de Besòs, entre la comunidad gitana y la paya se han hecho círculos de diálogo. También se están haciendo entre segundas y terceras generaciones de la Guerra Civil, que fueron víctimas. Esta herramienta tiene mucha fuerza en muchos campos para llegar a este camino de futuro sin conflictos. Son iniciativas muy potentes y desconocidas. En mediación comunitaria funcionan muy bien, y muchos ayuntamientos la aplican.

Las guerras, como el actual en Ucrania, y los algoritmos de las redes nos llevan a la confrontación como sociedad 
Sí, sin embargo, hay algunos que nadamos a contracorriente. Y seguimos diciendo que otra sociedad es posible, y que otra justicia es posible.