El 40% de los choques frontales en las carreteras convencionales de Catalunya se producen por distracciones como factor único, y en un 20%, además, como concurrente. Por esta razón, el Departament de Territori, Habitatge i Transició Ecològica ha planificado la transformación de 76,3 kilómetros de carreteras en 2+1 de cara este año y 2026 y destinará 128,8 millones de euros. La fórmula busca ampliar la vía convencional en tres carriles en algunos tramos para facilitar el adelantamiento seguro con el objetivo de evitar los choques frontales. La primera licitación se hará antes de Semana Santa y será sobre 3,3 kilómetros de la C-12, entre Tivissa y Móra la Nova, a la Ribera de Ebre, y con un presupuesto de 8,6 millones de euros. Estas actuaciones forman parte del programa 2+1 2023-2030 que contempla intervenciones sobre un total de 425 kilómetros de red vial y con un gasto de 666 millones de euros. El Govern busca reducir entre el 80 y el 100% de los accidentes mortales en todos los puntos donde está previsto actuar.

Reducción de la siniestralidad

El nuevo programa de carreteras 2+1 abarca las vías de un único carril por cada sentido, y consiste en configurar tres carriles de circulación, en la que el carril central se va alternando en un sentido y en el otro, con el fin de habilitar tramos de adelantamiento seguros para los vehículos. Además, se instalará una separación reforzada de los dos sentidos de circulación, que podrá ser un bloque de hormigón o de otro tipo, una señalización horizontal —acebrados centrales, pintura roja o resaltes— o elementos de abalizamiento. El modelo está inspirado en experiencias en países líderes en seguridad vial como Suecia. Ya se ha empezado a aplicar en tramos de la C-55, la C-16, o la C-58, con resultados satisfactorios. Aparte de evitar la siniestralidad, también puede ganar en fluidez de la circulación.

Entre 2025 y 2026 está previsto impulsar uno global de 16 obras, siete de las cuales este año cubriendo 33,2 kilómetros con un coste de 66,7 millones. En este sentido, destacan 8,2 kilómetros de la C-12, entre Amposta y Vinallop (Baix Ebre), con 19 millones, y 5,6 kilómetros de la C-37, entre Manlleu y Torelló, en Osona, por un importe de 5,6 millones de euros. De cara al próximo año, están fijadas las nueve actuaciones restantes en un total de 43,1 kilómetros y 62,1 millones de euros. Entre las actuaciones hay 3,4 kilómetros en la C-63 en Vidreres (Selva), con un presupuesto de 8,5 millones; 5,3 kilómetros en dos tramos de la C-55, entre Manresa y Callús, y 8,4 kilómetros en la C-31 en Vilanova i la Geltrú. Con respecto a la implantación de carreteras 2+1 en el 2027, Territori tiene para programar 38 kilómetros (con un coste de 74,3 millones de euros), de los cuales casi 30 en varios segmentos de la C-12 (prácticamente 50 millones de euros), y seis en l'L-311 entre Cervera y Tarroja de Segarra (11 millones de euros). Además, 2,6 en la C-35 en Riells i Viabrea-Sant Feliu de Buixalleu (8,5 millones), en la Selva, y 2,1 en la C-66, entre Serinyà (Pla de l'Estany) y Sant Ferriol (Breña) (6,1 millones de euros). Desde el Departament de Territori calculan que la duración media de estas obras se mueve entre los siete y nueve meses, aunque "depende una pizca de la complejidad" de la vía.

Instalación de bandas sonoras

El plan|plano también prevé la instalación de bandas sonoras centrales en 700 kilómetros de carreteras durante 2025 y 2026 para alertar los conductores si invaden el sentido contrario. Para el proyecto destinará 2,5 millones de euros. Estos elementos que generan un ruido y hacen vibrar los vehículos se colocarán este 2025, entre otros puntos, en 151,8 kilómetros de la C-12; 54,1 de la C-31; 46,3 de la C-55 y 41,5 de la C-26. En el 2026 en 34 kilómetros de la C-66; 18,6 de l'L-310; 18,2 de l'N-141c y 15,6 de la GI-553, entre otras.