Emanuela Orlandi tenía 15 años cuando desapareció sin dejar rastro. La menor fue secuestrada el 22 de junio de 1983, cuando salía por la noche de las clases de música que cursaba junto a la basílica de Sant'Apollinare, muy cerca de la popular plaza Navona de Roma.

Tres décadas más tarde, un comunicado del Vaticano anunciando el hallazgo de huesos humanos en una de las dependencias de la Santa Sede ha reactivado uno de los casos sin resolver más polémicos de Italia.

Restos de una mujer

Unas reformas en la nunciatura apostólica de Roma han desvelado los restos de una o dos personas escondidas en un sótano. El fiscal del caso, Giuseppe Pignatone, ha confirmado que la policía trabaja para poder identificar la edad, el sexo y la fecha de defunción de la víctima o víctimas. Aunque no han trascendido más detalles de la investigación, en boca todo el mundo ya se baraja la posibilidad de que se trate del cadáver de la pequeña desaparecida.

Según ha avanzado la agencia de noticias Ansa, el examen preliminar de los huesos correspondientes al pubis ha confirmado que se trata de los restos de una mujer. La misma fuente también apunta que los despojos encontrados podrían pertenecer a Mirella Gregori, otra joven de la misma edad que también desapareció en 1983.

La desaparición de Orlandi conmocionó a la sociedad italiana. La relación del padre de la menor con la Santa Sede -era funcionario de la secretaría personal del Papa- siempre dirigió las sospechas hacia las actividades de la Banda della Magliana, conocida popularmente como la mafia romana, en un intento de presionar al Vaticano por la información privilegiada a la que podía acceder el padre.

La mafia romana

El último episodio relacionado con este caso fue en 2012, cuando se filtró a la prensa el rumor de que la menor podía estar enterrada en la misma tumba que Enrico De Pedis (Renatino), capo de la Magliana entre los setenta y ochenta.

El criminal fue sepultado en la basílica de Sant'Apollinare, al lado de la escuela de música donde recibía clases la pequeña. De entre todos los restos que la policía encontró en el sarcófago -donde se guardaban los huesos de De Pedis y de más de una decena de cadáveres que se remontaban siglos atrás- ninguno coincidió con el ADN de Orlandi.

A pesar de eso, los investigadores nunca han acabado de descartar esta opción ya que Sabrina Minardi, pareja del capo de la mafia romana, aseguró delante de la fiscalía que De Pedis había secuestrado a la menor siguiendo órdenes del influyente cardenal estadounidense y expresidente del Banco Vaticano, Paul Marcinkus.

Carta al presidente

El hermano de la menor, Pietro Orlandi, lleva toda una vida luchando para que la verdad sobre la desaparición de Emanuela salga a la luz. Una de las iniciatives que llevó a cabo fué una campaña en la plataforma change.org con la voluntad de que "la justícia no sufra una derrota a manos de aquellos que no quieren que la verdad se sepa". La petición -en la cual se adjuntaba una carta dirigida al presidente de Itália. consiguió cerca de 80.000 firmas antes de su clausura.

La investigación de la policía concentra sus esfuerzos al averiguar la identidad de los restos óseos encontrados en dependencias de la Santa Sede para poner el punto y final a un caso que lleva 35 años embozando las cloacas italianas.