Victor Pierre Veyrier, el testigo perdido del crimen de Susqueda, ha vuelto a salir a la palestra este martes. Dos pescadores que se encontraban en el pantano el 23 de agosto de 2017 ―un día antes de la desaparición de la pareja de jóvenes― aseguran que vieron a un hombre en actitud "desbocada" y enfundado en unas botas militares. Según han explicado ante el magistrado que lleva el caso en el juzgado de Santa Coloma de Farners (Selva), cuando se encontraron con el individuo, este les asustó y se marcharon del lugar.
La pareja de pescadores identificó al hombre a través de una fotografía, tal como apunta El País. El rostro que reconocieron en la imagen era el de Veyrier. Este ciudadano francés de 38 años era uno de los inquilinos del Mas Llomà cuando se produjo el asesinato de los jóvenes. Después de que la policía le tomara declaración en los días posteriores a los hechos, el hombre desapareció completamente del mapa. Según explicaron las tres personas con las que compartieron residencia, su amigo habría vuelto a Francia.
Los agentes que llevaban el caso no lo consideraron un personaje determinante en el transcurso de las indagaciones, de manera que se le perdió la pista. Sin embargo, las reiteradas demandas del abogado del presunto culpable, Benet Salellas, propiciaron que el juez citara a declarar a Veyrier.
Sin rastro
Todos los intentos de contactar fueron infructuosos. El hombre no compareció a la citación judicial del julio pasado y todavía no ha sido posible localizarlo de ninguna manera. Además, las tres personas que compartían residencia con Veyrier afirman que ya no son amigos y que no tienen ninguna manera de restablecer el contacto. De esta manera, el ciudadano francés se ha convertido en el testigo perdido del crimen de Susqueda.
Su desaparición es uno de los pocos cabos sueltos que todavía tiene la investigación policial. Todos los indicios que considera el fiscal, Víctor Pillado, señalan a Jordi Magentí como culpable de los homicidios de los jóvenes, y tanto las llamadas sospechosas del detenido como las imágenes de las cámaras de videovigilancia de la zona del pantano no hacen sino reforzar esta hipótesis. Para la defensa de Magentí, Veyrier es prácticamente la última carta.
El ciudadano francés ―que presentaba una lesión sangrante en la mano el mismo día de los hechos― declaró que en el momento que se produjo el homicidio se encontraba junto al agua en la zona próxima al Mas Llomà, de manera que desde su posición tendría que haber visto el vehículo de la pareja asesinada llegando a la playa de la Raconada desde Rupit, argumenta al abogado del detenido. El resto de residentes de la casa abandonaron la zona —por diferentes motivos— las horas posteriores al crimen, de manera que Veyrier habría sido el único ocupante de la casa "como mínimo" hasta poco después del fin de semana del 26 y 27 de agosto de 2017. Según el escrito de la defensa de Magentí, esta situación da "tiempo y oportunidades suficientes para hacer maniobras de encubrimiento por el pantano libremente".
El juzgado instructor que lleva el caso resolvió hacer llegar el aviso, en forma de comisión rogatoria, a las autoridades francesas a fin de que el hombre responda a los requerimientos del letrado del principal sospechoso.