Javi Lavandeira hace 16 años que vive en Japón. Su pasión por los ordenadores, en concreto por el MSX, lo empujó a aprender japonés, especialmente cuando el aparato dejó de fabricarse en Europa y todos los manuales venían en este idioma. Viajó al Japón atraído por un MSX y se quedó por amor, aunque eso último le duró poco. Ha vivido el proceso soberanista desde la distancia y sus sentimientos catalanistas han mutado del unionismo al independentismo. En su perfil de Twitter da pleno apoyo a los Comités de Defensa de la República (CDR) y afirma, con contundencia, que el proceso se ha internacionalizado, como mínimo por lo que le dicen sus amigos japoneses.
¿Qué se sabe en Japón del procés?
Todo cambió el 1 de octubre. Al principio salía alguna noticia sobre la independencia, pero nada importante. Fue a partir del referéndum y a raíz de un programa especial que hizo la cadena TV Tokio —se llamaba Future Century Zipangu— que se empezó a hablar más. Se ha tratado el tema en un par de programas de televisión, ha salido en los diarios, en los digitales... Cada vez que pasa alguna cosa que tiene que ver con Alemania o con los políticos exiliados se hacen eco. Quizás no en la tele, pero sí en los diarios, en las webs.
Los japoneses están informados del tema. Hace dos o tres años, cuando le decía a alguien: "soy catalán", tenía que explicar qué es Catalunya y dónde está. Ahora ya no, ahora ya saben qué es Catalunya y qué está pasando con España.
Hace unas semanas hizo un tuit donde explicaba que le presentaron a un amigo japonés y que cuando le dijo que era catalán respondió: "Qué vergüenza lo que os ha hecho España".
Sí, sí, y me sorprendió porque era alguien que yo no había visto nunca e iba pensando, "ahora lo tendré que explicar todo" y resultó que no. "It's a pitty (es una lástima), lo que os está haciendo España", me dijo.
¿Y cómo ven que una parte de Catalunya quiera la independencia?
Ellos ven que si los catalanes quieren dejar de formar parte de España se les tiene que permitir decidir y, si lo que quieren es la independencia, se les tiene que dejar hacer. Mis amigos japoneses es lo que dicen, no entienden por qué España está poniendo tanta resistencia y tanta violencia.
Los japoneses piensan que si los catalanes quieren dejar de formar parte de España, se les tiene que permitir decidir
Y usted, ¿cómo lo ve?
Yo lo que veo es que la situación no tiene vuelta atrás. Viendo las redes, las noticias... tengo muy claro que no es posible una reconciliación con todo el que ha hecho el gobierno para difundir noticias falsas... todo este sentimiento de anticatalanismo y la población española, que se lo cree todo, y todo este odio contra los catalanes... Si ahora me dicen que se destituye este gobierno y que ponen otro más abierto a la situación catalana, yo no me fiaría.
¿Ha sido siempre independentista?
Inicialmente no. Soy hijo de familia castellanohablante, de madre andaluza y padre gallego. Cuando estaba viviendo en Catalunya, ya me estaba bien la situación. Teníamos toda la libertad que queríamos y no era independentista... un amigo del grupo sí que lo era, pero el resto no. Pensaba: ¿por qué cambiar si la situación no es tan mala? Pero llega un momento en que ves todo lo que está haciendo el estado español y... vaya, aunque no sea fácil alcanzar la independencia, es mejor que quedarse.
Este grupo de amigos del que habla, ¿también han dado un giro hacia el independentismo?
Casi todos —ríe—.
Casi todos mis amigos se han vuelto indepedentistas
¿Y en su casa cómo ven el independentismo?
Uy, mi madre es anti-independentista. Tuvimos una pelea porque compartió en Facebook una noticia de un periódico digital favorable al gobierno español y yo le quise explicar que eso no era verdad, que el diario era anticatalanista y que ella se lo creía todo. Estuvimos una temporadita sin hablarnos.
¿Viene a menudo? ¿Tiene previsto volver?
La última vez que vine fue en 2014, para registrarme y poder votar el 9-N, y desde entonces, no he vuelto. Ya he dicho a mi familia que si al final Catalunya no se hace independiente, no volveré a España nunca más. Eso significaría que la ultraderecha y el sentimiento anticatalanista ha ganado. Lo tengo claro: no quiero volver si no nos hacemos independientes.