El debate sobre el uso de la lengua catalana en las aulas universitarias ha vuelto a saltar a los medios de comunicación. Las quejas de alumnos y docentes de las universidades de Catalunya han aumentado los últimos años a causa de la caída del uso del catalán en los estudios superiores. Esta situación se ha visto agravada por la decisión del Tribunal Supremo, anunciada el pasado 23 de noviembre, que avaló el 25% de clases en castellano en las escuelas, hecho que pone de manifiesto de nuevo la complejidad de la situación del catalán en la enseñanza.
No obstante, el caso que ha reabierto la polémica sobre la presencia del catalán en las universidades ha sido el de Jordi Juanico Sabaté, profesor de máster de la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). El docente abandonó la enseñanza el pasado mes de noviembre porque le obligaron a impartir las clases en español y, además, le prohibieron facilitar material en catalán. Juanico notificó la renuncia como respuesta a las indicaciones del curso 2021-2022 y, acto seguido, hizo público su caso en las redes sociales. "Hice el tuit para dejar constancia, pero no tenía en mente que esto iría tan lejos", admite semanas después.
Abro hilo. Acabo de abandonar la docencia de un máster de la @UABBarcelona porque obligaban a hacerla en castellano y prohibían el material en català.Malauradament, cada vez se está menospreciando más nuestra lengua con las excusas de la internacionalidad, etc. @educaciocat
— Jordi Juanico Sabaté (@jordijuanico) November 4, 2021
El detonante fue un comunicado que informaba al profesorado de que era obligatorio impartir los estudios en lengua española, sin espacio para réplica, y justificaba la decisión por el elevado número de alumnos extranjeros. La reacción viral al tuit de Juanico motivó una reunión con los responsables de la UAB y los dirigentes de la conselleria de Universitats de la Generalitat. La UAB asumió las responsabilidades de la coordinación del máster y tildó el caso de "error muy grave". Las rectificaciones de la institución han permitido que el docente se reincorpore a su puesto de trabajo, ahora sí, en catalán.
"No habría tenido ninguna otra manera de reunirme con ellos si no hubiera sido a través de un tuit con muchas interacciones", confiesa decepcionado Juanico. Aquella denuncia ha desencadenado una ola de quejas por parte de docentes y alumnos, que se han compartido a través de las redes sociales. Este es el caso de Lluís Pujadas y Oriol Ros, profesores de la Universitat de Barcelona (UB), que recientemente han hecho pública su situación sobre la dificultad para impartir clases en catalán.
Ante el descenso del uso del catalán, Juanico sentencia que hablar catalán en las aulas universitarias es una manera de protegerlo más allá del uso social: "Es una lengua de transmisión perfectamente válida como cualquier otra y no nos tenemos que encasillar en que es una lengua de segundo o de tercer nivel".
Sin embargo, frente a los que defienden priorizar el catalán, también hacen oír su voz entidades que esgrimen la necesidad de una formación multilingüe para reivindicar las clases en ambas lenguas. Entre estas plataformas destacan Universitarios por la Convivencia, que reclaman "la neutralidad de las instituciones universitarias en Catalunya", o la asociación S'ha Acabat!, que ha hecho pública una campaña en respuesta al movimiento en favor del catalán en la universidad.
Política lingüística
La revisión de las políticas lingüísticas es una de las principales demandas del personal docente y del alumnado para hacer frente a este debate. El servicio lingüístico de la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) explica que uno de los objetivos primordiales es fomentar el multilingüismo para garantizar los derechos y los deberes de los ciudadanos. La institución asegura que defiende e impulsa el uso del catalán como lengua vehicular tanto en los ámbitos institucionales y administrativos como en la actividad docente del centro.
La Universitat de Barcelona (UB) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF) predican un discurso parecido. Los dos centros establecen que el catalán es la lengua propia y oficial de los estudios en las respectivas políticas lingüísticas. La UPF se compromete, amparándose en la Ley 1/1998 de Política Lingüística, a alcanzar la generalización del conocimiento y el uso de la lengua catalana, y a llegar a la plena igualdad de derechos y deberes lingüísticos.
El ordenamiento jurídico establece que se tiene que utilizar la lengua catalana de manera general, sin perjuicio del derecho de los ciudadanos a dirigirse en la lengua oficial que escojan. A efectos prácticos, la ley se traduce en utilizar medidas de fomento de la docencia y el aprendizaje del catalán en los ámbitos docentes y no docentes. Las instituciones públicas no pedirán al alumnado no catalanohablante el uso activo de la lengua, pero sí que garantizarán la oferta de cursos para alcanzar el nivel necesario de comprensión y conocimiento del habla.
Como contrapunto, la ley también especifica el derecho del profesorado y del alumnado a expresarse oralmente o por escrito en la lengua oficial de su preferencia. En el caso del personal docente, los profesores tendrán que notificar la decisión con suficiente antelación a los alumnos en las guías docentes pertinentes. Por lo tanto, el porcentaje de clases en catalán o en castellano varía en función del profesorado.
Caída del uso del catalán
De acuerdo con los datos de los indicadores lingüísticos con que la UPC evalúa su Plan de lenguas, el porcentaje de uso del catalán ha caído en los grados un 14,37% entre el curso 2013-14 y el curso 2019-20. La universidad admite, además, que "aunque el uso declarado del catalán se sitúa siempre por encima del 70%, el uso efectivo puede ser inferior por el cambio de lengua en el aula".
Los indicadores que analiza la UPC incluyen una comparativa con los grados del resto de universidades públicas catalanas correspondiente al curso 2019-2020 en que se contabiliza el porcentaje de horas impartidas en catalán respecto del total. Según estos datos, la media se sitúa en un 73% de las horas de docencia en catalán.
Más acentuada es la caída en el caso de los másters, según este estudio. En el curso 2019-2020 en los másters de la UPC el catalán disminuyó un 38,1% con respecto a los años 2010-2011 y se situó en el 40% de horas impartidas. No obstante, no es la UPC quien presenta una media más baja. Tanto en el caso de los grados como en el caso de los másters es la UPF la que muestra un porcentaje menor.
El rector de la Universitat Pompeu Fabra (UPF), Oriol Amat, argumenta que uno de los principales objetivos de la UPF es ser un centro de referencia a escala internacional. Amat defiende la importancia de no establecer un orden entre las tres lenguas -catalán, castellano y inglés―, ya que considera que las tres lenguas son necesarias para el futuro profesional y académico de los alumnos. "No hay incompatibilidad entre tener docencia de alta calidad y al mismo tiempo con tres lenguas de docencia. Al contrario, tener tres lenguas asegura una mejor capacitación de nuestros estudiantes", asegura.
Respetar el plan docente
La mayoría de las quejas por discriminación lingüística se emiten porque no se respeta la lengua indicada en el plan docente de las asignaturas. Muchos profesores justifican este cambio de lengua señalando la presencia de alumnos del programa de Erasmus que llegan a Catalunya sin entender ni hablar el catalán. Este es el caso de Bru Rovira, un profesor asociado de la Universitat de Girona, a quien dos estudiantes italianas de Erasmus le pidieron que diera las clases en castellano porque no le entendían en catalán. El profesor comunicó a las estudiantes que aquel día impartiría la asignatura en castellano, pero una alumna reivindicó su derecho a seguir la clase en catalán. Ante esta situación, Bru Rovira contactó con la secretaría académica, desde donde le comunicaron que la lengua de su plan docente era el catalán y que tenía que respetarla.
Otro caso parecido es el de Biel, un estudiante de Ciencias Políticas y de la Administración de la UPF, que asegura que ha vivido este cambio de lengua del plan docente en más de una ocasión. El alumno declara que se ha encontrado con varios profesores que han cambiado el catalán por el castellano porque un estudiante extranjero lo ha pedido. Además, advierte que las demandas de cambio de lengua no son exclusivas de los Erasmus y que también ha presenciado situaciones en que un solo alumno catalán ha solicitado que se imparta la clase en castellano y el profesor ha accedido. Biel forma parte de la Asamblea de Estudiantes del Campus de Ciutadella, y explica que desde esta plataforma están trabajando para encontrar soluciones que ayuden a garantizar las políticas lingüísticas de la universidad.
De hecho, la Universitat de Barcelona asegura que tiene cerca de 2.000 estudiantes de intercambio y, generalmente, los que asisten a las clases que se imparten en catalán no tienen ningún problema para seguir los cursos satisfactoriamente.
Diversidad lingüística
Para el presidente de Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder, "la raíz del problema radica en el hecho de que vivimos en un estado donde la diversidad lingüística se ve como un problema". Escuder defiende que el catalán no sea discriminado en la Europa democrática y contrasta la situación con el caso de Bélgica, Suecia y Canadá, donde los ciudadanos, hablen la lengua que hablen, tienen los mismos derechos. "España es radicalmente diferente. Hay una lengua que se ha acabado haciendo hegemónica por imposición", concluye. Entre estas imposiciones Escuder destaca, por ejemplo, cambiar la lengua de los planes de estudios o la falta de ofertas de grados y material docente en catalán.
"Las universidades deciden qué porcentaje de asignaturas serán en cada idioma, y una vez escogido esto, negocian con los diferentes profesores. Lo que no puede ser es que un profesor diga que una asignatura se hará en catalán y el primer día de clase lo cambie. El programa docente es como un contrato, no se puede cambiar porque sí", advierte.
Respuesta del Govern
Ante esta situación, Xavier Quinquillà, director general de Impacto Territorial del Departament de Recerca i Universitats, asegura que el Govern se ha comprometido a exigir a las universidades catalanas que recojan las quejas del alumnado y establezcan unos protocolos con el fin de hacer un seguimiento exhaustivo del cumplimiento de la lengua docente. "Estamos desarrollando un plan integral de fortalecimiento de la lengua catalana en el sistema universitario para evitar estas vulneraciones. Queremos desarrollar el concepto de lengua vehicular, nunca se ha desplegado su significado", afirma. El objetivo primordial del Govern, según Quinquillà, es alcanzar el 80% de la docencia en catalán y asegura que se está trabajando para garantizar este derecho.
Desde Plataforma per la Llengua reivindican la Universidad de Copenhague como horizonte y modelo a seguir. "Los daneses no han tenido problema en hacer una universidad puntera en danés, y el danés tiene menos hablantes que el catalán. Por lo tanto, el tema de la lengua no es ningún problema; es falso que sea una limitación para hacer una universidad puntera, y la prueba la tenemos aquí", replica el presidente de esta entidad en contraposición a las declaraciones de Ricardo Rivero, rector de la Universidad de Salamanca, quien afirma que las universidades catalanas que frenen el uso del castellano quedarán aisladas internacionalmente.
Las últimas polémicas sobre la presencia del catalán en las universidades se han convertido, en definitiva, en un nuevo grito de alarma sobre la situación de la lengua y una nueva evidencia de los riesgos a que debe hacer frente. Esta vez, además, en uno de los ámbitos donde debería tener garantizada una mayor sensibilización y protección.