Científicos expertos en cambio climático avisan que fenómenos como la borrasca Gloria que ha azotado Catalunya esta semana y ha arrasado parte del litoral pueden ser más frecuentes y más intensos en el futuro. "Tenemos que empezar a pensar que la excepcionalidad posiblemente se ha acabado", afirma el investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas (CSIC) Rafael Sardá, que trabaja en el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB). "El Gloria es un buen ejemplo del aumento de la temperatura y del cambio climático en situación de emergencia. Temporales como este pueden ir a más y lo que queda claro que va a más es la intensidad de los fenómenos adversos", afirma la catedrática en Física de la Atmósfera de la Universidad de Barcelona (UB), Maria Carme Llasat. Los científicos piden un "cambio de chip" ante la crisis climática y entender que no se puede actuar como antes.
El Tordera es un río que normalmente lleva poco caudal y sólo lo incrementa cuando llueve mucho en el Montseny. El desbordamiento de este días, conocido como 'torderada', se considera un fenómeno excepcional porque pasa cada 50 años o más, pero este periodo de retorno será posiblemente más corto en el futuro. "Tendremos estos fenómenos más a menudo y, además, serán más fuertes", apunta el científico del CSIC Rafael Sardá a la ACN.
"Esta vez se han conjugado el viento, la nieve, la lluvia y el temporal del mar en un fenómeno muy intenso y extenso y eso no es en absoluto normal", afirma Llasat. Para la catedrática de la UB, el temporal Gloria "tiene la manifestación propia del cambio climático". "Las temperaturas elevadas se están produciendo y la temperatura del mar también sube. La mayor cantidad de vapor de agua en la atmósfera aumenta la posibilidad de precipitaciones más intensas. Aunque tenemos que comprobarlo con más series, las características que tiene el Gloria entran de lleno en lo que puede ser consecuencia del cambio climático", señala.
Sardá explica que temporales como el Gloria dependen mucho del estado y la temperatura del mar, ligadas al calentamiento global, y advierte que si no se emprenden cambios radicales, la temperatura de la Tierra seguirá aumentando con un cambio de orden de magnitud: si en 200 años subió 1 grado, ahora este incremento se producirá en unos 20 o 25 años. Es una de las grandes amenazas de la emergencia climática. "El temporal que hemos sufrido esta semana no tendrá nada que ver con los que podríamos tener dentro de 25 años si no cambiamos drásticamente nuestro comportamiento", alerta al científico del CEAB.
Este experto en gestión ambiental destaca que otro de los grandes problemas es que las poblaciones están "muy expuestas" al impacto de episodios como estos porque construyeron en zonas inundables, áreas por donde normalmente no baja agua pero que son parte de los ríos. Sardá apunta que, en esta situación, y ante episodios que posiblemente serán más fuertes, la población será más "más vulnerable".
Cambiar de chip
Sardá considera que, ante la destrucción del temporal Gloria, no es momento para tomar decisiones "en caliente" y reconstruir enseguida los sistemas como eran hasta ahora. Si bien se tendrán que reparar aquellas infraestructuras e instalaciones que sean más urgentes para recuperar la normalidad, el doctor en Ecología Marina pide "repensar" el modelo de planificación territorial teniendo en cuenta el contexto de crisis climática, ya que no se puede actuar "como hasta hace 20 o 30 años".
En este sentido, recalca que las políticas ambientales europeas de este siglo son muy diferentes de las del pasado. Ahora, las políticas de la Comunidad Europea se centran en qué mar, litoral o ríos queremos sin causar daños, mientras que antes buscaban como disminuir el impacto de la actividad económica y social sobre el medio, contrapone el investigador del CSIC. "Hay una desconexión muy fuerte entre lo que obligan las políticas europeas y lo que hacemos y eso es porque la administración va muy lenta", afirma este experto en gestión ambiental.
Ante este potencial devastador, Sardá señala que la sociedad tiene ahora en sus manos cambiar esta situación y confía en que sea capaz de hacerlo, pero que hace falta de forma urgente un cambio de mentalidad.
Para Sardá, el problema es que se ha llegado a un momento en que "pensamos que cualquier cosa que hacemos en la naturaleza es como ir al supermercado". "Pondría la mano en el fuego que muchos municipios costeros están haciendo reuniones de urgencia ahora mismo para ver qué tienen que pedir, como por ejemplo arena para las playas. Están comprando en el supermercado. Tú no puedes gestionar el territorio y la naturaleza como si fuera un supermercado, porque la naturaleza nos domina siempre. En algún momento eso fallará. Ahora lo ha hecho y volverá a pasar", alerta.
Para el investigador del CSIC, se tiene que pensar en la gestión territorial de forma integral, de manera no fragmentada, por ecosistemas y entendiendo que los deltas y los ríos son sistemas dinámicos, con un comportamiento que la actividad humana tiene que aceptar, porque en ningún caso podrá controlar.
Llasat coincide en que no se puede actuar como antes y apunta que se tienen que aceptar situaciones como, por ejemplo, que en el futuro no se podrán renovar todas las playas y buscar maneras de compensarlo. La catedrática de la UB pide cambiar el modelo de producción energética y de consumo y comprender la huella ecológica de nuestra actividad para intentar "disminuir los factores que causan el cambio climático vinculado a la actividad humana".
También insta a "no desmoralizarse ni acomodarse" ante el hecho de, por ejemplo, que grandes potencias no quieran "hacer nada" ante la emergencia climática. Cada uno tiene que actuar y es muy importante sensibilizar y empoderar para encontrar nuevas soluciones, en aprovechamiento de recursos o economía circular, por ejemplo. Las nuevas generaciones pueden decir mucho en esta búsqueda de soluciones que quizás a nosotros, que somos mayores, ni se nos ocurren", anima. Por eso, la catedrática en Física Ambiental insiste en la importancia de la solidaridad y las alianzas: "El cambio climático es un problema que tenemos que afrontar todos juntos".