Dieciocho migrantes han muerto por aplastamiento esta mañana en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad marroquíes durante un intento masivo de saltar la valla de Melilla. Según recogen varios medios, han muerto por aplastamiento o asfixia al producirse una avalancha y quedarse atrapados cerca del perímetro fronterizo. Además, hay 133 heridos entre los ciudadanos africanos y 189 policías marroquíes. La desgracia se ha producido cuando centenares de migrantes, la mayoría sudaneses y subsaharianos, han intentado traspasar las fronteras del Marruecos con España a Melilla sobre los vuelos de las 8:30 de la mañana. Solo 500 personas han conseguido acercarse a las vallas de las más de 1.500 que habían intentado aproximarse al perímetro desde la madrugada. Los pocos que han podido acceder al paso fronterizo del Barrio Chino de la ciudad española, han sufrido una lluvia de botes de humo por parte de la Guardia Civil. Finalmente, 133 personas han sobrevivido a los embates de la policía marroquí y española y han conseguido cruzar al forzar la puerta del paso fronterizo con una cizalla. Los servicios de emergencia han tenido que atender en 57 migrantes con heridas graves y a 49 policías que han sufrido leves contusiones.
La alerta ha saltado la madrugada del jueves, en plena verbena de Sant Joan. Las autoridades españolas han recibido el aviso de un intento de entrada masivo desde Marruecos. Según fuentes gubernamentales, unos 1.500 agentes marroquíes han sido desplazados desde diferentes puntos del país africano para ser desplegados por la frontera. Bien entrada la madrugada, se ha producido los incidentes y los choques policiales a las personas que buscan un futuro esperanzador. La policía ha disparado botes de humo y han golpeado de cualquier manera posible los migrantes que intentaban aproximarse a la valla. La policía de Rabat ha asegurado que la colaboración es total con España y han afirmado que aceptarán todos aquellos que las autoridades españolas quieran devolver.
Se trata del intento mayor de saltar la valla desde el pasado mes de marzo, cuando Melilla vivió una entrada histórica de migrantes. El Gobierno lo interpretó como una amenaza por parte de Marruecos y estalló una crisis entre Madrid y Rabat. Hoy, en cambio, el presidente español, Pedro Sánchez, ha elogiado la colaboración de Marruecos para intentar frenar el asalto "violento y organizado" contra la valla fronteriza y se ha solidarizado con Melilla y los efectivos de las fuerzas y cuerpos de seguridad, sin mencionar en ningún momento los africanos muertos en el accidente. Sánchez lo ha dicho durante su intervención en la rueda de prensa posterior al Consejo Europeo de Bruselas, en el cual se encuentra esta semana, trasladando este mensaje de apoyo a los miembros de la seguridad del Estado que han sido heridos en esta acción.
Según las autoridades marroquíes, muchos de los migrantes arrestados en su intento de acceder a Melilla son de nacionalidad sudanesa y provenían de bosques próximos en los cuales se estaban congregando en los últimos días para llevar a cabo una entrada masiva en esta ciudad española en el norte de África. De hecho, los servicios de seguridad marroquí realizaron dos intervenciones ayer y sábado pasado para abortar estos preparativos, en los cuales estaban implicados centenares de emigrantes subsaharianos que tenían a la intención de cruzar en España a partir de Bini Buiafrur.