Cinco trabajadores del metro de Barcelona se encuentran afectados por el amianto presente en el tren y sus instalaciones, han revelado sindicatos del metro. Según han informado, los trabajadores afectados sufren un engrosamiento de la pleura, una enfermedad que a pesar de no ser maligna, los obligará a someterse, de por vida, a pruebas cada año para prevenir posibles problemas respiratorios.
TMB ha reconocido que la aparición de algunos casos de esta enfermedad en sus trabajadores era previsible después de que el pasado octubre se encontrara esta sustancia perjudicial en 38 de los 109 coches que había analizado. La empresa, sin embargo, ha querido recordar que no se trata de una patología grave. La empresa de transporte barcelonesa afirmó en el momento en que se detectó el amianto que no suponía ningún peligro ni para los pasajeros ni para el personal de la empresa.
El conseller delegado de TMB, Enrique Cañas, aseguró que las garantías de la calidad del aire en la red de metro eran "totales" y que los 38 vehículos afectados seguirían circulando el resto de años que se preveía que tuvieran de vida útil, unos tres o cuatro años. En general, estos trenes fueron fabricados en la década de los ochenta y, por lo tanto, son los primeros de la flota que serán renovados por el hecho de llegar al final de la vida útil.