Los vecinos de la ciudad alemana Limburg an der Lahn han votado en un referéndum inusual. Quizás las palomas son los animales que cuentan con la estima de menos personas en las ciudades y precisamente, esta animadversión ha llevado a los ciudadanos de esta población del estado de Hesse a celebrar unas votaciones sobre la eliminación de las 700 palomas que hay en la ciudad. Así pues, los ciudadanos de esta localidad de más de 30.000 habitantes celebraron un referéndum el pasado 9 de junio —coincidiendo con las elecciones europeas— donde aprobaron con el 53%, es decir, 7.530 votos, aniquilarlas. El método para exterminarlos es el que ha generado más controversia y críticas de los sectores animalistas por su brutalidad: un especialista se tendría que encargar de atraparlos con el uso de trampas, aturdirlos con un golpe en la cabeza y para después romperlos el cuello.
El pasado mes de noviembre, el Ayuntamiento de Limburg aprobó reducir el número de palomas en un plazo de dos años a través de una "matanza selectiva de animales individuales". Lo que nadie se esperaba es que la manera de hacerlo fuera tan brutal.
Población dividida
La medida anunciada por el gobierno generó mucha división de opiniones entre los ciudadanos de esta ciudad. Ante el debate, el consistorio decidió organizar un referéndum en el cual participaron 26.000 personas: un 53,45% de los votantes en la consulta votó a favor de la propuesta del consistorio. Una vez acabado el escrutinio, el alcalde de la ciudad, Marius Hahn (SPD) reconoció que el resultado "era imprevisible", a pesar de que, añadió "los ciudadanos han ejercido su derecho y han decidido que la población de palomas tiene que ser reducida en los próximos dos años por parte de un halconero que aturde y mata animales". La decisión también sorprendió a los sectores animalistas, que estaban convencidos de que los vecinos tumbarían la medida.
La implementación de la medida ha provocado la indignación entre los animalistas que la consideran "inaceptable y cruel". Las organizaciones y activistas en pro del bienestar animal han manifestado su rechazo, argumentando que existen métodos más humanos y efectivos para controlar la población de palomas. Vivimos en el año 2023, no puede ser que matemos animales solo porque nos molestan o son una molestia. Eso es inaceptable", declaró el año pasado Tanya Muller, directora del proyecto sobre palomas de la ciudad de Limburg, en la cadena británica Sky News.
Ahora, la última palabra la tendrá un juez, ya que el exterminio de las palomas no será efectivo si antes no lo aprueba un magistrado. En una sentencia del año 2011, el tribunal administrativo de Kassel, del cual depende la ciudad, vinculó la matanza de palomas a condiciones diversas como los riesgos a la salud y daños en edificios.
Una medida con dudas
Los detractores de la medida alertan de que además de crueles, los sacrificios de palomas no son realmente eficaces, ya que los pájaros que quedan se reproducen y vuelven a hacer crecer la población. Sorprendentemente, algunos estudios muestran que el número de palomas puede incluso aumentar después de un sacrificio. Un caso así se produjo en Basilea, en Suiza, donde la población de palomas estaba aproximadamente de 20.000 ejemplares. De 1961 a 1985, la ciudad sacrificó unas 100.000 palomas al año, pero la población se mantuvo estable.
Un grupo nombrado Acción Paloma encontró una solución alternativa, ahora conocida como "modelo Basilea", por la cual se advertía a los ciudadanos que no alimentaran a los animales. También se instalaron palomares para poder sacar fácilmente sus huevos. Como resultado, la población de palomas de Basilea se redujo en un 50% en cuatro años.