El Observatorio Europeo de las Drogas (el EMCDDA por sus siglas en inglés) alerta de que la cocaína es la droga estimulante ilegal más popular en Europa, con unos cuatro millones de consumidores en el último año. El informe, publicado este martes, revela que durante el 2022, Europa superó a los Estados Unidos en incautaciones de cocaína con España como segundo punto de entrada en el continente europeo y los expertos alertan de que "la alta disponibilidad" de esta sustancia está repercutiendo en la salud pública. La cocaína no es la única droga que está en auge últimamente, sino que durante los últimos años el consumo de MDMA se ha extendido como droga de ocio nocturno, ahora además, la agencia ha detectado un aumento del consumo de ketamina en festivales, por ejemplo en Países Bajos o en Irlanda.
Barcelona, donde más crece el consumo de ketamina
Barcelona es la ciudad europea donde más aumento de ketamina se ha detectado en las aguas residuales durante el 2023. En otras ciudades europeas como Róterdam, París o Milán también se han observado concentraciones muy altas de esta droga. El informe también apunta el mayor número de incautaciones de ketamina en Europa: se han triplicado entre 2021 y 2022. Como nuevas tendencias, el EMCDDA también destaca la popularización de la cocaína "rosa", mezclada con ketamina, en España, el estado de la Unión Europea, donde más se detectó en 2023, según el informe. En este sentido, el Observatorio Europeo de las Drogas alerta del "policonsumo" de drogas, especialmente de la mezcla de varias sustancias que los consumidores no saben distinguir.
El director del EMCDDA, Alexis Goosdeel, advierte que el mercado de las drogas es más "complejo" y las sustancias son "ampliamente accesibles". Además, ha remarcado que "el uso generalizado de polisustancias está generando una serie de riesgos para la salud, sobre todo cuando se consumen sin saber qué sustancias son". Con respecto a la ketamina, la agencia europea recuerda que su consumo se ha relacionado con la "toxicidad neurológica y cardiovascular, problemas de salud mental y complicaciones urológicas, como daños en la vejiga por el uso intensivo o la presencia de adulterantes." El informe añade "actualmente, nuestra comprensión de hasta qué punto esta droga se asocia con un daño importante en Europa sigue siendo limitada, y hay argumentos fuertes para mejorar el control del uso de ketamina y cualquier daño relacionado".
Récord de incautaciones de cocaína
Las incautaciones de cocaína en Europa alcanzaron un nuevo récord en España en 2022, por sexto año consecutivo, así pues, durante la última década se han disparado un 376%. Bélgica es el punto de Europa donde se confisca más cocaína, el año pasado hizo la incautación mayor de cocaína descubriendo 9,5 toneladas en un cargamento de plátanos proveniente del Ecuador. La segunda posición en el continente europeo en incautación de cocaína es España. Ante este escenario, la Comisión Europea ha impulsado una nueva alianza de puertos con el objetivo de reforzar la vigilancia del tráfico de drogas. Desde el EMCDDA ya ven cómo la alta disponibilidad de esta sustancia está teniendo un "impacto negativo en la salud pública en Europa". Fue la segunda adicción más común entre las personas que entraron en un programa de desintoxicación en 2022, recoge el informe. En España, la cocaína fue responsable de la mitad de las muertes por sobredosis en 2021.
A pesar del auge de otras drogas, el cannabis se mantiene como la droga ilegal más popular en Europa, con casi 23 millones de adultos que la consumieron en el último año. Según los últimos datos del EMCDDA un 30% de los europeos la consumen en algún momento de su vida. En los últimos años, se ha producido una ola de despenalización de su consumo, que facilita su consumo. Cinco estados miembros de la UE (Checa, Alemania, Luxemburgo, Malta y Países Bajos) y Suiza han cambiado, o tienen previsto, legalizar parcialmente el consumo recreativo de cannabis. Ante este nuevo enfoque de las políticas públicas de salud hacia la marihuana, el Observatorio Europeo de las Drogas avisa de que este cambio tiene que ir acompañado de un "seguimiento y evaluación" para "entender plenamente su impacto en la salud y la seguridad públicas".