Más treinta planos inéditos de los arquitectos Josep Puig i Cadafalch y Lluís Bonet i Garí, que forman parte del legado histórico de Codorníu y que corresponden en los edificios modernistas que componen la bodega de Sant Sadurní d'Anoia (Alt Penedès) han sido cedidos para la empresa de cavas al Colegio de Arquitectos de Catalunya (COAC), institución que a partir de ahora se encargará de preservar y digitalizar estos documentos, datados entre finales del siglo XIX y XX, y facilitará la consulta pública de estos planos, según se dio a conocer en el acto de cesión celebrado este miércoles en el Celler Codorníu. Para el CEO del grupo Raventós Codorníu, Sergio Fuster, esta donación responde a la "responsabilidad de preservar un valioso legado" relacionado con la "historia y la cultura" de la bodega más antigua del Estado español.
En concreto, esta historia a que hacía referencia Fuster queda reflejada a los planos de la arquitectura modernista de los edificios del Celler Gran, del Porxo de les Premses y de la casa solariega de Can Codorníu, donde la familia Raventós vivió hasta finales de los años 80, pero también en un material nuevo con propuestas de Puig i Cadafalch que no se llegaron a construir nunca. Los más de treinta planos testifican la vinculación entre la bodega del Penedès y el modernismo catalán desde 1898, cuando el empresario vitivinícola Manuel Raventós encarga el diseño de una nueva bodega al arquitecto Puig i Cadafalch, hasta las primeras décadas del siglo XX, cuando la familia Raventós encargó un nuevo edificio a Lluís Bonet i Garí, discípulo de Antoni Gaudí, que acabaría siendo director de las obras de la Sagrada Familia, como respuesta al crecimiento del negocio del cava.
Para el proyecto de Codorníu, Puig i Cadafalch proyectó una serie de edificios industriales modernistas con técnicas experimentales, como naves cubiertas con arco parabólicos, 'trencadís' y pináculos ornamentales. Estos documentos se han conservado durante años en archivadores de dibujos técnicos en Can Codorníu, con cartas, fotografías de la época, carteles publicitarios y varios libros de contabilidad de esta bodega, que ha sido recientemente distinguido con el Sello de Empresa Comprometida con la Cultura que concede la Fundación Catalunya Cultura. Al lado de Sergio Fuster, el acontecimiento contó también con la presencia del alcalde de Sant Sadurní d'Anoia, Pere Vernet, del decano del COAC, Guillem Costa i Calsamiglia y de miembros de la asociación Amics de Puig y Cadafalch, entre otras personalidades.
La bodega que Manuel Raventós imaginó y Puig i Cadafalch proyectó
El año 1898, en un Penedès que había quedado arrasado por los efectos de la filoxera, Manuel Raventós decide encargar una nueva bodega a Josep Puig i Cadafalch. Visionario y emprendedor, Raventós había dirigido la lucha contra la plaga con un grupo de propietarios llamados irónicamente los Siete Sabios de Grecia. Después de muchas pruebas, se habían plantado nuevos pies de cepa de procedencia americana que facilitarían el resurgimiento de la viña. En este contexto, Raventós contacta con Puig i Cadafalch, a quien conocía de los ambientes políticos y sociales de Barcelona, a fin de que proyecte una nueva bodega mucho mayor y de estilo modernista. Le encarga tres edificios: uno para vinificar (el majestuoso Celler Gran); uno para las prensas (hoy convertido en museo); y uno para la expedición y etiquetado, actual recepción.