El coipo, un roedor originario de Sudamérica que se ha convertido en una de las principales especies exóticas invasoras de Catalunya, ha llevado al Govern a crear una brigada específica y operativa los 365 días del año para prevenir su expansión, especialmente en las comarcas de Girona. Se trata de una de las medidas concretas que prevé el Plan de choque y de control del coipo, que la secretaria de Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, Anna Barnadas i López, junto con la directora de los servicios territoriales del Departamento, Elisabet Sánchez i Sala, han presentado en Pals (Bajo Empordà) este viernes.
La brigada, que estará formada por tres personas, centrará su actividad en las actuaciones de urgencia por daños y proveerá de recursos, tanto materiales como formativos, la red de gestores para la erradicación del coipo, que está formada por todos los agentes del territorio implicados. Contando con esta brigada, el Departament de Acció Climàtica dispondrá de hasta cuatro brigadas disponibles para actuar en momentos de máxima necesidad. "Ante la expansión que ha tenido el coipo durante este 2022 desde el Departament de Acciò Climàtica ponemos los recursos humanos y técnicos orientados a la prevención y, así, dar respuesta a esta necesidad", ha expuesto Barnadas.
Entre las otras medidas que prevé el Plan de choque está la puesta en marcha de un plan de control del coipo con el fin de "recopilar y tener toda la información sobre esta especie exótica invasora" y poder planificar anualmente y de manera adaptativa las zonas y épocas de actuación". También se contempla la cesión temporal de trampas para capturar ejemplares, la instalación de vallas electrificadas para proteger cultivos y huertos y llevar a cabo actividades de prevención. "Somos conscientes que la lucha para prevenir y reducir la presencia del coipo en las comarcas de Girona es un trabajo que tenemos que liderar desde el Departamento, poniendo más recursos humanos, técnicos y materiales, pero también estamos convencidos de que será una tarea que tenemos que hacer entre todas y todos los agentes implicados del territorio: desde las administraciones hasta la ciudadanía", ha concluido a la secretaria de Acción Climática.
El coipo, un castor pequeño
El coipo, a simple vista, puede recordar al castor, pero hay una evidente diferencia en el tamaño de los dos animales. El primero pesa entre 4 y 7 kilos, mientras que el castor se encuentra en torno a los 16 kilos. Una de las claves para reconocer al coipo, sin embargo, son los grandes dientes naranjas que destacan en su boca y que le permiten roer bajo el agua. El coipo es originario de Sudamérica y llegó a Europa a través de la industria peletera. Cuando algunos ejemplares se escaparon de las granjas o cuando estas cerraron y los dejaron en libertad, fue cuando empezó la invasión de un hábitat al cual no pertenecían, pero que les resulta cómodo.
Este roedor vive en zonas húmedas con abundante vegetación acuática y pastos alrededor, como pueden ser lagunas, ríos, canales, estanques o embalses. Así, una de las zonas donde tiene más presencia en Catalunya son los ríos y los pantanales del Alt Empordà, y también en los alrededores del lago de Banyoles, en el Pla de l'Estany. El coipo es maduro sexualmente al cabo de seis meses de nacer y las hembras pueden tener 2 o 3 camadas al año, hecho que la convierte en una especie invasora con una rápida expansión. Sin embargo, también se tiene que decir que el 80% de los coipos mueren durante el primer año de vida, y menos del 15% llegan a los tres años.