Los ecosistemas del fondo marino sufren constantes amenazas que ponen en peligro la supervivencia de los organismos que lo habitan, como son los corales, las gorgonias, las algas calcáreas, las esponjas, los briozoos o las plantas como la posidonia. Una de estas amenazas son las algas invasoras, como la Caulerpa cylindracea, que apareció por primera vez en el Parc Natural del Montgrí, dentro de la reserva de las Illes Medes y el área protegida de Cala Montgó hace dos años, pero que ahora se ha constatado que se ha expandido con el hallazgo de nuevos asentamientos por parte de buzos de la Fundació Alive y del Projecte Sèpia. La Caulerpa es una seria amenaza para los organismos que viven en estas áreas protegidas del litoral catalán, porque crece tanto encima de los fondos rocallosos como en los de arena, donde cubre y aniquila las otras especies que viven allí y modifica sustancialmente el ecosistema.
Cómo es y cómo actúa
Sin embargo, ¿cómo es y como actúa la Caulerpa cylindracea? Esta especie de alga es una de las más nocivas que ha llegado al Mediterráneo, una de las especies exóticas marinas con más potencial invasor. Procedente de las aguas del océano Índico que bañan Australia, coloniza nuevos espacios con rapidez y una vez se expande, resulta muy difícil de erradicar. Y se expande con facilidad porque puede reproducirse tan solo a partir de pequeños fragmentos. Puede llegar a vivir unos días fuera del agua y cuando arraiga en un lugar, crece deprisa. La manera que tiene de aniquilar a las otras especies que invade es recubriéndolas completamente y ahogándolas impidiendo que el oxígeno se propague en el sedimento, hasta dificultar su supervivencia.
La Caulerpa es un alga verde (tiene unos tallos de color verde chillón) que crece a ras de tierra, llega a unas alturas de 10 a 20 centímetros y arraigan cada cierto trozo. Los estolones pueden crecer hasta un centímetro al día y pueden acabar formando un tapiz. El problema es que incluso después de ser arrancada se puede reproducir y expandir con facilidad, porque se reproduce a partir de pequeños fragmentos y se trasplanta involuntariamente a través de las anclas de los barcos y las artes de pesca. También interceden las corrientes marinas, que son una vía de transporte de las esporas de las algas.
La expansión del Garraf en la Costa Brava
Esta especie llegó a las aguas del litoral catalán, concretamente a las costas del Garraf, en el 2008, y se ha ido expandiendo a otros puntos, como el Baix Llobregat, el Baix Camp, el Tarragonès y, en el caso de Girona, la Selva y el Empordà. En 2012 se detectó por primera vez en la Costa Brava, pero hasta ahora no había mostrado un comportamiento tan agresivo como ha pasado en otros puntos del mar Mediterráneo. En el 2019 se la detectó por primera vez en el parque natural del Cap de Creus. En el año 2022 se detectó un asentamiento de esta alga en la cala Montgó. Se trataba de una zona de medio metro cuadrado y estaba a 18 metros de profundidad sobre un fondo de rocoso coralígeno. Es un lugar expuesto a las corrientes marinas, pero raramente afectado por las anclas de los barcos. Dos años después, un conjunto de buzos de la Fundación Alive ha vuelto al mismo punto para ver la evolución del alga. En este caso, se ha encontrado un entramado denso de estolones que crece sobre algas calcáreas que conforman los fondos y afecta en algunos de los organismos que había.
Otros dos poblamientos nuevos
Pero además de este primer asentamiento, los buceadores de la Fundación Alive y del proyecto Sepia han descubierto nuevos asentamientos del alga Caulerpa cylindracea en el fondo marino del Parc Natural del Montgrí, Baix Ter e Illess Medes. Se ha detectado un segundo poblamiento de Caulerpa a unos 20 metros de distancia y 15 metros de profundidad. En este punto, los buzos han detectado una posible depredación del erizo de mar Sphaerechinus granularis sobre esta alga, aunque los biólogos quieren mostrarse cautelosos y comprobar con experimentos en el laboratorio si se cumple esta situación.
El tercer poblamiento de esta alga dentro del parque natural está a 9 metros de profundidad y crece sobre una rocalla con mata muerta y algas fotófilas. Está al lado de un prado de posidonia oceánica. Los estolones recubren organismos que viven allí y en esta ocasión, los biólogos atribuyen la dispersión del alga al fondeo de embarcaciones de recreo, que hayan favorecido el asentamiento del alga en ente enclavamiento.
El biólogo que realiza el seguimiento de la Caulerpa, Boris Weitzmann, recuerda que “en el mar es casi imposible detener la expansión de estas algas invasoras, pero sí podemos actuar para evitar dispersarla más rápidamente. Por ejemplo, podemos evitar lanzar el ancla a los lugares donde crece el alga invasora para no romper fragmentos que se dispersen y fijen en nuevos lugares”.
Weitzmann ha trabajado en el CEAB-CSIC durante 10 años haciendo el seguimiento de especies invasoras en el mar catalán y lleva 14 años colaborando con el Parque Natural del Montgrí, Illes Medes y Baix Ter y con el PN de Cabo de Creus.