¿Cómo se tiene que actuar cuando hay un suceso con múltiples víctimas? ¿Qué pruebas sirven para identificar a las víctimas mortales de forma eficiente? ¿Y la atención a los familiares de las víctimas? El Instituto de Medicina Legal y Ciencies Forenses de Catalunya (IMLCFC) -órgano técnico del Departament de Justicia, que auxilia juzgados y fiscalías- ha actualizado el plan de actuación en Sucesos con Víctimas Múltiples (SVM), que elaboró en el 2004, de forma pionera en el Estado español . "La Interpol actualiza los manuales cada cuatro años, y después de hacerse una legislación a nivel nacional, los avances científicos, como con el ADN, y casi veinte años del primer protocolo, había llegado el momento de hacer uno de nuevo con la experiencia y el conocimiento acumulados", afirma Eneko Barbería (Pamplona, 1970), director del Instituto desde el 2021, en una entrevista con ElNacional.cat, donde detalla la metodología principal.
El Instituto junto con el Departament de Justicia, que encabeza Ramon Espadaler, prepara unas jornadas para difundir este plan, que básicamente es una metodología de actuación estricta y cuidadosa para no cometer errores y dar respuesta rápida y eficiente a los familiares de las víctimas. El nuevo plan de actuación en sucesos con víctimas ha sido elaborado por un grupo de forenses del país, coordinados por la médico forense Helena Martinez Alcazar, donde se hace referencia a normativa española, internacional, además de guías, y del libro Catástrofes: identificación de victimas y otros aspectos médico-forenses, donde Barbería recoge su experiencia al participar en graves catástrofes, junto con otros profesionales.
La experiencia del tsunami de Tailandia
Actualmente, hay cerca de 200 médicos forenses en el IMLCFC, que desde su creación, en el 2002, ha destacado en investigaciones y se ha ido especializando en unidades pioneras, como el grupo de detección de víctimas de tráfico de personas. También han colaborado en grandes catástrofes a nivel internacional, como el tsunami de Tailandia en el 2004. Fueron once médicos forenses catalanes el enero de 2005, que causó sorpresa y suspicacias iniciales a las autoridades españolas. "Era como muy rupturista que llegáramos unos catalanes allí; solo había dos víctimas españolas", admite ahora Barberia.
El maremoto de hace veinte años afectó a una zona amplia y en Tailandia, de los casi 5.400 muertos, unos 2.400 eran extranjeros de 36 países. Había unas 2.000 personas de 31 países trabajando. Después de 14 meses se consiguió identificar el 90% de los 5.384 cadáveres, quedaron 508 sin identificar, precisa en su libro Barbería, en un artículo compartido con los compañeros forenses Claudina Vidal y Josep Arimany, entonces director del Instituto.
"Hubieron tres fasses, hasta que se unificaron criterios.Trabajaban en los templos porque eran unos espacios muy amplios, donde se podía sectorialitzar, y quedaba una zona para el culto. Hacía mucha calor y humedad... y cadáveres descompuestos. Estuvimos 12 días. Éramos un equipo de muchos médicos y odontólogos, otros eran más equipos policiales, y por eso nos incorporamos a trabajar. Como extranjero, te das cuenta de cómo los países del Commonwealth trabajaban en equipo, y nos recibieron muy bien. Allí aprendimos mucho a nivel personal y profesional; parece contradictorio con los centenares de cadáveres y el choque que te provocaba todo, pero es así", declara Barbería.
Los graves errores del Yak-42 y el atentado terrorista del 11-M en Madrid
El accidente del avión Yakovlev 42 en la costa turca en mayo de 2003, que provocó la muerte de 75 personas, 62 militares españoles que volvían de Kabul, es la muestra evidente que hace falta un protocolo para catástrofes para garantizar una buena gestión. El gobierno del PP escondió una "nefasta gestión", según los familiares, y al menos se entregaron a las familias 30 cuerpos con identidad errónea, y quince años después aparecían restos en la zona. Solo tres militares fueron condenados por este caso, y dos de ellos, indultados por el gobierno de Aznar.
A raíz de aquel fracaso se creó una normativa específica para identificar militares muertos, y no fue hasta pasado el trágico atentado terrorista del 11-M en los trenes de cercanías de Madrid en el 2004, con 192 personas muertas y unos 2.000 heridos, que -después de vergonzantes peleas políticas y de una comisión de investigació en el Congressó de los Diputados- el 2009 se aprobó una normativa que unificaba el trabajo de forenses y policía científica en catástrofes en el Estado español.
Forenses incluidos en el Procicat
La normativa en vigor sobre la materia es el real decreto 32/2009, por el cual se aprueba el Protocolo nacional de actuación de medicina forense y de policía científica en sucesos con múltiples víctimas. En este tiempo, también funciona la Comisión Técnica Nacional sobre Sucesos con Víctimas Múltiples (CTNSVM), a nivel estatal. Además, los profesionales del Instituto Forense se han integrado en la estructura de Protección Civil de la Generalitat, tanto en el Plan Territorial de Dirección General de Protección Civil de Catalunya (PROCICAT), como en algunos de los planes especiales (AEROCAT, SISMICAT).
En este sentido, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) creó un protocolo de actuación judiciales en caso de catástrofes en noviembre de 2011, con un nivel autonómico (en el caso catalán, liderao por el TSJC) y nacional, por la Audiencia Nacional, en el caso de atentado terrorista, como pasó en los atentados de la Rambla y Cambrils en agosto del 2017, con 16 víctimas mortales. Familiares del 17-A y los expertos de la UAVAT han denunciado que en ciertos casos, los profesionales médicos no detallaron correctamente que los heridos, especialmente los psicológicos, seguían tratamientos por haber sido víctimas de atentado, y el Ministerio de Justicia no les quería indemnizar.
Ante el conjunto de novedades, el director del Instituto insistió en actualizar el plan de actuación de 2004 en caso de catástrofes en Catalunya para, que cuando sea necesario, dar una respuesta de"forma integral y coordinada". Los principales ejes del plan, son:
¿Qué se define una catástrofe?
A nivel forense, se define una catástrofe como "un suceso caracterizado por ser inesperado, inusual, de rápida instauración, de carácter colectivo, que produce una destrucción material y humana y donde será necesaria la intervención de medios extraordinarios".
¿Quién activa el plan?
La dirección del Instituto determina el número de profesionales del grupo de Identificación de Víctimes Multiples, en función del número de afectados y el lugar. Los estudios fijan entre 10 y 12 el número de víctimas para clasificarlo como catástrofe. No obstante, el director del Instituto, Eneko Barbería, sostiene que "con 4 víctimas ya se puede activar el protocolo, con menos profesionales, ya que lo que significa es activar una metodología para que no haya errores en la identificación de los cuerpos". En un suceso, intervienen cuerpos policiales, sanitarios, bomberos, forenses, y es el juez de instrucción de la zona donde han pasado los hechos, que tiene que ordenar y coordinarlo.
¿Cuál son los objetivos?
Los objetivos de la intervención médico-forense en un suceso de víctimas múltiples son: la identificación de los cuerpos; establecer el número de muertos, el diagnóstico de los tipos de lesiones, la causa de la muerte de cada víctima y su etiología medicolegal, la colaboración en la averiguación del origen del suceso, la documentación de trabajo y la asistencia humana a los familiares.
Los medios necesarios se determinan en función de la magnitud de la catástrofe, el origen: natural, accidental, criminal; el carácter abierto o cerrado; el estado de los cuerpos (integridad y grado de conservación de los cadáveres) y las nacionalidades de las víctimas.
La sede del Instituto, en Barcelona, tiene una sala de refrigeración para grandes catástrofes con capacidad para 100 cadáveres, mientras que en el resto de Catalunya se tendrían que adaptar espacios.
¿Cómo se identifican las víctimas mortales?
Hay tres métodos denominados primarios, y si se consigue uno de ellos ya se valida la identificación de la persona, detalla Barbería.
El primero es la huella dactilar, muy eficaz en el Estado español porque está en el DNI de todas las personas. Un especialista de la policía científica lo extraea de la víctima y después se compara con la bases de datos, con autorización judicial. Del total de 191 víctimas mortales en el 11-M, el 76% fueron identificados necrodactilars.
En Tailandia, Barbería explica, en su libro, que había mucha dificultar para identificar a los niños, y detalla el caso de un menor sueco que se pudo identificar por su huella del pie al compararla con la huella hecha en un molde de masilla que hizo en un taller de la escuela; otros niños fueron identificados con las huellas palmares que había en estampados de sus manos en las guarderías.
El segundo método es el odontológico. Es decir, comparar la dentadura de la víctima con una radiografía o material que tenga el dentista que lo ha atendido. Con este sistema se identificaron la mayoría de víctimas extranjeras en Tailandia.
Y finalmente, la extracción de una parte para hacer la prueba del ADN. La comparativa se tiene que hacer con familiares de la rama vertical, es decir, padres e hijos; no la horizontal, como hermanos y primos. El resultado se puede obtener en unas 48 horas. "Ahora es obligatorio que siempre se recoja una muestra del cadaver para hacer el ADN, aunque después no lo utilices", explica Barbería. Una parte del fémur se considera de las más adecuadas.
¿Qué son los elementos secundarios?
Los elementos secundarios son, por ejemplo, si la persona tenía un tatuaje, prótesis o joyas. Son para reforzar identificaciones, sin embargo, no se pueden considerar como fuente principales de identificación. En este sentido, Eneko Barbería recuerda un accidente, donde las víctimas mortales eran dos hermanos gemelos, dos hermanas gemelas y el marido de una de ellas. Los dos hermanos habían sido operados de la rodilla y tenían una prótesis; y las dos hermanas también habían sido operadas de tiroides. Los familiares ayudaron a aclarar estas coincidències para identificarlos.
Con todo, el director del Instituto descarta que los familiares identifiquen a las víctimas porque "se ha demostrado que son una fuente elevada de errores o compararlas con fotografías, todo y que -añade- se tiene que ver como evolucionará el reconocimiento por Inteli·ligència Artificial". Admite que hay personas que las quieren ver, a pesar de su estado.
¿Son cuerpos o restos?
En el plan de actuación del Instituto, se detalla como se tiene que catalogar los restos encuentros para que los policías, y sobre todo si hay voluntarios, lo hagan de la misma forma, y para que su traslado a la morge no cree confusión. Por ejemplo, se considera un cuerpo, cuando al menos está el tronco, mientras, que los restos son extremidades y otras partes. En el plan catalán, incluso, se ponen ejemplos de etiquetado de los cuerpos, restos y objetos, en diferentes colores y códigos.
"En el accidente del tren en Castelldefels, los cuerpos estaban tan traumatizados que no se sabía si había 12 o 13 cuerpos, y el juez no quiso que se entregaran a los familiares hasta aclararlo bien todo", recuerda el director del Instituto Forense.
La atención a los familiares, clave
El protocolo también explica que se tiene que dotar un espacio para atender a los familiares de las víctimas, separado de la zona de identificación. En estos casos, el consorcio sanitario activa psicólogos que asisten a las personas y con forenses por si hay que pedirles muestras o explicarles el estado de su familiar. En casos de gravedad, también es prevé el apoyo psicologico para los profesionales y forenses que han trabajado a las catástrofes.
Para todo los casos Eneko Barbería sostiene: "Son situaciones que implican mucha tensión y es muy importante las identificaciones de las víctimas por razones humanitarias y para devolver los cuerpos lo más bien posible a las familias", y pone la gestión profesional en el accidente del avión de Germanwings, como un modelo a seguir.
"Hace falta uno relación fluida con los familiares y la prensa, también. Una vez al día se tendría que dar información, y evitar la rumorología", concluye el director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Catalunya.